martes, 19 de octubre de 2010

Entrevista al Dr. Simón Hayashi...‏

SIMON HAYASHI BECERRA, no es simplemente un médico, sino un hombre fundamentalmente bueno, comprometido con su profesión que ha sabido honrarla con la natural vocación de servir sin lucrar. A través de 56 años ha caminado con una trayectoria ejemplar y ha servido tal y como se lo ha dictado su corazón, sin ver a quién, sino a salvar vidas, auxiliar al prójimo y darle la mano a quien menos tiene.

Amor al prójimo
Dr. Simón Hayashi Becerra
Carlos Morán

Todos hablan del Dr. Simón Hayashi Becerra, muchos se refieren a él por su dedicación absoluta a la medicina, a los años de experiencia e investigación, otros a esa generosa y espléndida ética con que cuida de sus pacientes pero todos coinciden en que es un hombre de buen corazón que nació para servir, servir con absoluta vocación a través de su profesión pensando primero en curar y por último, en cobrar.

Simón viene de buena cuna, así lo demuestra su actitud humana, Simón nació en la ranchería San Antonio ubicada en Escuintla Chiapas en el hogar que fundó don Simón Hayashi y Elena Becerra, fue uno de los nueve hijos, uno de los pequeños que perdió a su padre cuando era apenas un niño y cuando tenía cinco años, su madre también falleció.

Exal es el hermano mayor quien cuidó de él como de todos, Exal se lo llevó al Distrito Federal mientras estudiaba y allá cursó la primaria, volvió a Tapachula para estudiar la secundaria, porque él se movía según las necesidades de su hermano mayor y después, volvió al Distrito Federal en donde cursó el bachillerato y la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Simón no recuerda con precisión el momento exacto en que decidió estudiar medicina, lo único que tenía claro es que desde joven deseaba aliviar, sanar, curar y atender a cuanto enfermo se le presentara.

El 5 de septiembre de 1953, es una fecha gloriosa para nuestro entrevistado, quien prefiere no hablar de todos los obstáculos que tuvo que pasar para convertirse en médico y dedicarse mejor a explicar que ese 5 de septiembre se tituló y en el Hospital Huipulco, ingresó a practicar para egresar con la experiencia en neumología. -Era una época en que no había post grado y la especialidad se adquiría a través de prácticas y ejercicio-

Así, vuelve a Tapachula en 1954 y abre su consultorio cobrando dos pesos por consulta y en ese mismo año se casa con Elsa Villagrán, la mujer que no solo compartió con él sus noches y su historia, sino con quien fundó una familia compuesta por 7 hijos: Rebeca, Simón, Olivia, Lidia, Elsa, Marcela y Exal, todos, absolutamente todos, con profesión.

Con Elsa Villagrán Gudiño, la única mujer que ha tenido la fortuna de vivir sus noches, así como su exitosa y noble profesión, se casó solamente por civil, y con el paso de los años, la llevó al altar y le juró que estaría a su lado para siempre, tal y como lo ha cumplido desde hace 56 años, años en los que Simón Hayashi ha vivido en grande y se ha entregado dedicando su sabiduría para servir al prójimo.

En el Hospital General trabajó treinta y tres años y se jubiló, cumplió con ese compromiso pero continuó con sus consultas en su consultorio particular, en donde todos los días de lunes a viernes, desde muy temprano una lista larga de pacientes, lo esperan…

Visitar al Dr. Simón Hayashi, además de obtener un buen diagnostico, su sexto sentido y ese lado sensible que no le falla nunca con sus humildes pacientes, lo han motivado a convertirse en un experto en la medicina alternativa y genérica, porque no solo es cuidadoso de la salud, sino que cuida la economía de miles de pacientes que además de fe, confían en él.

En sus ratos libres y de descanso, este médico de almas y cuerpos, es un apasionado de la pesca, un deporte que lo lleva a aguas abiertas, lagunas y esteros en donde convive con amigos como Beto Arellano, Amílcar López, Tono Melgar y otros más… A sus ochenta y cinco años, no practica la pesca cada semana como lo hacía antes, pero lo realiza por lo menos una vez al mes, le gusta el buen vino, la buena vida y por supuesto, un platillo bien servido.

Simón Hayashi Becerra, lleva más de cincuenta años atendiendo pacientes, él mismo comenta durante la entrevista que nunca es ni ha sido un hombre rico, que su profesión le ha servido solo para obtener lo necesario; sustento diario y dar profesión a sus hijos. Habla de su misión y ese compromiso que adquirió desde el día que protestó médico.

Está tan entregado a su profesión que no tiene idea del pasar de los años, no habla de jubilación y tampoco de retirarse de su consultorio, se aflige de solo pensar ¡Qué pasará con sus pacientes!, que en la mayoría es gente humilde, de campo que incluso no lo buscan por cuestiones corporales sino también por enredos del corazón.

Simón Hayashi Becerra, encabezó la lista de galardonados cuando decidimos Dasha Horita y yo, organizar el evento de Rostros y Rastros de Tapachula, él era uno de los personajes más recomendados por nuestros amigos que nos ayudaron a seleccionar a los galardonados… Todos incluían en su lista a este hombre y cuando hablé con él sobre su vida, lo primero que me pidió es que no quería nada de reconocimientos… por eso, por su extremada sencillez y humildad, acudió su esposa en su lugar.

Simón Hayashi, es de los últimos médicos que todavía se conmueve por el dolor ajeno, es de los últimos profesionales de la medicina que nunca vio en su profesión una fuente de la fortuna para cubrirse de riqueza, al contrario, su noble corazón lo impulsó a servir sin esperar en muchas ocasiones, recibir algo a cambio.

¿Cuántos años más…? Simón simplemente dice que de su consultorio ubicado frente al parque central Miguel Hidalgo, saldrá con los pies por delante, pero que ese día aún está tan lejano que, acordamos otra charla, después, porque no hay prisa, así que como hay tiempo, esperaré, con suerte y me gane a mí la muerte porque él, en eso ni siquiera piensa.

Para comentarios escríbeme a morancarlos.escobar@gmail.com

Cuando acudí para solicitarle la entrevista a este buen hombre, era un martes a las 9 de la mañana. No lo puedo olvidar, ingresé por la puerta trasera y me atendió amablemente tras pedirle solo dos minutos. Debo aceptar que me conmovió tremendamente su sentido de responsabilidad cuando me dijo que, la entrevista me la otorgaría un sábado, porque de lunes a viernes, tenía un compromiso con sus pacientes.

Lo único que lamenté fue no haberlo conocido años atrás, porque ahora mientras más años pasan, menos desea hablar, no reconoce que a sus pacientes, la inmensa mayoría llega y no se atreve a cobrarles… El me asegura que sí cobra, pero la realidad es distinta y esto es un motivo esencial que me moverá a seguirlo de cerca, al menos en los años que me quedan…

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