PRIMERA FILA
Rosalino Ortiz
Este lunes 4 de octubre de 2010 se cumplieron cinco años de haber ocurrido el lamentable suceso provocado por el huracán Stan, en la Costa de Chiapas, y que dejó severos daños para cientos de familias tapachultecas a las que la corriente de los ríos les arrancó su hogar, su patrimonio y su alegría de vivir.
El gobierno federal respondió de inmediato con los recursos suficientes para la reparación de daños, pero resulta que la administración estatal encabezada por Pablo Salazar Mendiguchía, engañó a todos al decir que la reconstrucción se había cumplido, que estaba al ciento por ciento, lo que resultó una gran mentira.
Desde entonces, el infortunio, la desesperación y el dolor de quienes perdieron sus casas, ha permanecido. Es cierto, se construyeron unos fraccionamientos denominados “Vida Mejor”, pero eso no fue suficiente ya que las construcciones se hicieron al vapor, al “ahí se va”, con “valemadrismo”, sin ninguna responsabilidad, en tanto constructoras o el propio gobierno contratista, se quedaban con el dinero.
Incluso, hubo gente que perdió su patrimonio, y luego de pasados cinco años, jamás fue tomada en cuenta para resarcirle lo que el río se llevó. Son los desamparados a quienes no se les hizo justicia, son los olvidados por el gobierno que en ese entonces dispuso de todo, son parte de quienes andan aún con las heridas abiertas, son de quienes se aprovecharon los gobiernos de esas fechas.
La catástrofe provocada por el Stan no se olvida. Las heridas siguen supurando, siguen sin cicatrizar, hasta en tanto no se haga justicia. Primero, que a la gente que lo merece se le dé algo digno, y en segundo, que el dinero para la reconstrucción, aparezca, o que aparezca ante las leyes el que se lo cogió, el que se quedó con él, porque no fueron cien pesos, fue tanto dinero que llegó por todos lados, fueron más de 11 mil millones de pesos. ¿Dónde quedó tanto dinero?
Son muchas las voces que dicen que Pablo Salazar Mendiguchía tiene metidas, pero muy metidas las manos en este asunto. De otro modo, no se entiende el porqué decidió mentir ante todo México que la reconstrucción se había hecho y que se había concluido, cuando ni siquiera a la mitad se había trabajado cuando entregó las riendas de este sufrido estado.
Si tiene responsabilidades el ex mandatario chiapaneco, lo más seguro es que durante la presente administración estatal “no se le moleste” para nada. Es decir, va a ser cubierto por ese manto de protección tan evidente, por la sencilla razón de que El Jaguar llegó al poder abanderado por las mismas siglas que llevaron al poder al actual mandatario. Los dos son de la misma casa, pues.
Así como se ve, para que Salazar Mendiguchía pudiera ser llamado a cuentas, o por lo menos para que tenga la oportunidad de “lavarse las manos”, tendría que ser a través de un gobierno priista, y no porque éste sea enemigo de Pablo, sino porque El Jaguar los consideró enemigos. Y si no, habría qué preguntarle a Roberto Albores Guillén qué piensa del que dicen “se clavó” lo de la reconstrucción. Pero, ¿cuándo sería esta posibilidad?
Dicho en cristiano o en palabras más entendibles, la situación seguirá igual y aquél seguirá gozando de la protección, tanto así que podrá pasearse por toda la entidad, con la desfachatez propia de esta clase de sector político que tanto abunda no solo en Chiapas, sino en todo México.
Mientras tanto, los aniversarios del Stan continuarán uno tras otro, con el recuerdo para la gente que se vio involucrada de una u otra forma, y porque en la mente de todos quedó viva la idea de que alguien les quitó lo que pudo haber servido para mitigar ese mal momento, para resarcir sus pérdidas, y para curar sus heridas.
PUEBLOS INUNDADOS.- Son varios los pueblos que resultaron inundados, tanto en Tabasco como en Oaxaca y Veracruz, con lamentables pérdidas para la gente que vive allí. Las intensas lluvias fueron las causantes de este mal momento.
Pero también habría que pensar que las autoridades, en su momento, tuvieron mucho que ver, al autorizar la edificación de casas, colonias o fraccionamientos en superficies más bajas que el propio nivel de los ríos. Así, es un desafío constante en contra de la Naturaleza, con la que no se juega, y menos con los ríos que al final de cuentas, regresan a su verdadero cauce.
Caso concreto, el de poblados de Tabasco y la propia capital Villahermosa, donde muchas colonias están por debajo del nivel del Carrizal o del Grijalva, los que en tiempos normales no se desbordan por el muro que les fue construido, pero que no tienen piedad si les cae agua abundante vía lluvias. Habría que ir pensando en la reubicación de esos centros poblaciones, pero nomás de pensar en cuánto cuesta eso, allí concluye cualquier ánimo
(http://www.costachiapas.com/).
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