martes, 23 de agosto de 2011

Asunto Público

Pablo y Bodegas, alianzas oscuras
Por. Sergio Stahl

Un dicho añejo señala que “la política hace extraños compañeros de cama”.
Y ese es justamente el caso de la sospechosa relación que de un tiempo para acá mantienen –escondidos en las cañerías político-partidistas- el ex candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Aguilar Bodegas, y el reo del penal de Huixtla, Pablo Salazar Mendiguchía , el nefasto ex Gobernador aliancista, el cual primero que nada fue un priísta recalcitrante que luego se salió del tricolor porque no le dieron la candidatura, pero que le debe al PRI prácticamente toda su fulgurante como estrepitosa carrera política.

En ese tenor, y gracias a la colusión de intereses nefandos tanto económicos entre ambos personajes- los cuales, por cierto, cada uno por su lado mantienen relaciones estrechas con ciertos hampones de las finanzas que son maestros de la evasión fiscal y consumados lavadores de dineros robados al erario por políticos corruptos -, ahora resulta que los otrora enemigos acérrimos que en la arena política loca en el 2000, al calor de la sucesión en la Gubernatura de Chiapas, se dijeron hasta de lo que iban a morir (Remember el texto de Pablo dedicado a Bodegas y Albores, el famoso libelo “Tiempo de Canallas”, y las declaraciones a la prensa contra Pablo por parte de Bodegas, actuando éste desde el Congreso local y el PRI estatal como el operador de la expulsión de Salazar de las filas tricolores.), son cuncas de negocios sucios y compañeros de aventuras políticas futuristas fraguadas en las cañerías partidistas del PT.

Un dato que revela cómo por las extrañas vueltas que da la política chiapaneca en tiempos sucesorios, aquel par de enemigos acérrimos del 2000 hoy andan de la manita es el siguiente: Hace unos meses atrás, se reunieron en un privado de un hotel de la Ciudad de México José Antonio Aguilar Bodegas, Pablo Salazar Mendiguchía, el diputado federal por el Partido del Trabajo (PT), Ricardo Monreal, y uno de los hampones financieros que llevan por apellidos Alvarez Puga.

En esa reunión, según fuentes capitalinas fidedignas que “filtraron” el dato a algunos periodistas chiapanecos –(que a su vez, como es mi caso y el del colega Francisco Andrade, lo publicamos en nuestras respectivas cuentas de Twitter y en respuesta recibimos un alud de insultos por parte de los cobardes troles pro -pablistas que hace meses eran muy beligerantes pero desde que enjaularon a su patrón, bien calladitos que están esos difamadores cibernéticos de pacotilla), uno de esos capos de la mafia local lavadora de dinero hizo entrega a Ricardo Monreal de un maletín con miles de billetes, verdes, dinero que serviría para dos cosas: una, para amarrar la candidatura de Pablo Salazar a Senador de la República por el PT y al mismo tiempo abrir la puerta a una posible postulación petista de Bodegas a la Gubernatura del Estado en 2012, y la otra, para apuntalar al movimiento opositor al Gobierno calderonista que encabeza Andrés Manuel López Obrador, MORENA.

Este dato nunca fue desmentido por los aludidos, así que puede decirse que el que calla, otorga.

Así las cosas, hoy día, con Pablo Salazar Mendiguchía en la cárcel y José Antonio Aguilar Bodegas en pleno activismo político con miras a hacerse de la candidatura del PRI a Gobernador del Estado en el 2012, es inevitable señalar que la relación política entre José Antonio Aguilar Bodegas y Pablo Salazar Salazar Mendiguchía es un tema que preocupa a los chiapanecos, porque –aunque suene muy fuerte, esa es la verdad- a estos dos personajes la política les ha servid para enriquecerse ilícitamente y no solamente eso, sino también para fomentar el crimen organizado.

Al respecto, hay que hacer hincapié en el hecho de que Aguilar Bodegas- quien fiel a su estilo terco y explosivo mienta madres, no quita el dedo del renglón de la candidatura a la Gubernatura del Estado y tacha a otros aspirantes tricolores de “pendejos”- y el ex Gobernador preso por el fraude de más de 104 millones de pesos a las arcas estatales, han llegado a ser “extraños compañeros de cama” a raíz de sus nexos en los negocios del outsorcing que realizan con sus dineros sucios a través de la firma Álvarez Puga y Asociados.

Y es preocupante para los chiapanecos la reaparición política de Bodegas en alianza con el reo del penal de Huixtla, porque también se conjetura que ambos timaron los ahorros de los obreros con esa práctica infame en que son duchos los capos de las finanzas sucias Alvarez Puga.

En efecto, el “outsorcing” de los Alvarez Puga fue usado por Salazar y Aguilar Bodegas para cometer presuntos delitos de lavado de dinero y evasión fiscal, por lo que la Procuraduría General de la República, el SAT y el IMSS iniciaron el año pasado sendas pesquisas, incluido el cateo a las oficinas.

En esa perspectiva, sin duda que es muy inquietante y peligrosa para la paz social y la tranquilidad política de la sociedad chiapaneca, el pretendido resurgimiento político de quien desde sus tiempos de gloria con Patrocinio González Garrido se siente “destinado”, ahora sí que – y perdonen mis tres o cuatro lectores la vulgaridad- “a la de a huevo” a ser Gobernador del Estado por el partido político que sea.

Por ello, sería muy saludable que esas indagaciones policiacas federales en torno al lavado de dinero proveído a los Alvarez Puga por políticos corruptos como Salazar, Bodegas y Ulises Ruíz, entre otros pillos, saliera a la luz, pues en Chapas hace que quedaron atrás los tiempos de la impunidad y aquí quien comete un delito va a la cárcel.

En otras palabras, la presunta responsabilidad de José Antonio Aguilar Bodegas en aparentes hechos delincuenciales debe ser aclarada a plenitud. Y es que su sola amistad y nexos con el ex gobernador preso y con los mafiosos de las finanzas sucias, ubican al tapachulteco bajo sospecha. Punto. Y hasta mañana. GRACIAS.

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