El infanticidio de Comitán: El Pabliato
(Pablo Salazar acusado de homicidio doloso)
Por. Carlos Z. CadenaPor fin los niños fallecidos de Comitán entre noviembre de 2002 y enero de 2003, que sumó una treintena -más los que se ocultaron- desde el cielo, estarán felices porque se hizo justicia, al librarse una orden de aprehensión en contra del ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía por el Juez Primero del Ramo Penal, con sede en “El Amate”, por el delito de homicidio doloso, (Exp. 138-2011) producto de una investigación concienzuda, que sucedió en el Hospital de Comitán, precisamente en esas fechas.
Sin duda allá en el cielo, hay fiesta infantil, por esos niños que nunca crecieron, que nunca pudieron besar a sus padres y familiares y que nunca conocieron una escuela, un cuaderno o sencillamente se les quitó por “enfermedades del poder”, el valor de la vida humana.
En aquellos meses del 2002 y 2003, fue un episodio negro, lo que acontecía en ese hospital de Comitán, donde indirectamente también quienes pagaron los platos rotos, fueron los periodistas independientes que todavía subsistían, por aquella época, ante la infamia y soberbia de poder de un gobernante que se sintió un Mesías, pues todavía se daba el lujo de amenazar a los medios de comunicación, que tocaran este muy especial tema de los recién nacidos de Comitán, ocultándolo a Chiapas y a México, este fatídico escenario grotesco de omisiones e irresponsabilidades médicas, que ahora sabemos por las pruebas vertidas en cinco tomos y 23 mil fojas útiles, de señalamientos oculares, de la forma deshumanizada con que actuó el exgobernador Pablo Salazar.
No es un invento de la prensa, es una investigación de las autoridades judiciales. Por eso, mucho significado tenía “La Ley Mordaza del Pabliato”, porque no solamente iba implícito el acallar a la prensa chiapaneca, sino a muchos actores sociales que también se circunscribían a esa ley mordaza draconiana.
El poder enfermo de Salazar, que no valoró que en Chiapas había nacido el héroe civil por excelencia Belisario Domínguez, -ejemplo nacional de la libertad de expresión- que el mismo ex gobernador sátrapa, había sido un par de ocasiones Presidente de la Comisión Legislativa de la medalla Belisario Domínguez, que anualmente entrega el Senado de la República, a un mexicano excepcional que se haya destacado por sus obras humanas, sociales y científicas.
Sale a colación todo esto, pues a 8 años, en que los niños de Comitán fallecieron por culpa de un gobierno, y que aparece una ley mordaza siniestra y perversa, la justicia de nuestras leyes, se hace presente con esta orden de aprehensión, de un caso que se pretendió ocultar hasta con leyes mordazas, algo insólito en el país, porque estaba a la vista de todos, pero Pablo Salazar, compró conciencias periodísticas en la ciudad de México, para evitar que el caso de los niños de Comitán alcanzaran el escándalo nacional, ya que se jactaba de que su gobierno había transformando a Chiapas en salud pública de primer mundo, pero solamente lo hacía en sus discursos oficiales, más no con estadísticas apoyadas en organismos reconocidos oficiales o no.
La Procuraduría de Justicia informó textualmente que “En el marco del expediente penal, integrado en estricto apego a Derecho, destacan las declaraciones de 41 servidores y ex servidores públicos, así como las conclusiones de exámenes de necropsia, periciales y contables al hospital general, lo que permitió determinar que, entre otras cosas, existía una grave deficiencia en equipamiento médico, recursos humanos, medicinas y sanidad”.
La institución de procuración de justicia de Chiapas informó que sobre los hechos de algunos niños fallecidos han comparecido los padres de familia, exfuncionarios de salud y hasta el exdirector del propio Hospital de Comitán, Raúl Belmonte Martínez, quien denunció que desde su llegada al nosocomio realizó gestiones para la dotación de recursos, los cuales nunca fueron suministrados, por el contrario, dijo, en el año 2002 hubo un recorte presupuestal que afectó la disponibilidad de materiales y recursos humanos y agregó textualmente que a mediados del año 2002, durante una reunión en Tuxtla Gutiérrez, “el propio Pablo Salazar Mendiguchía le dijo que no habría ningún tipo de apoyo económico para el hospital.
Posteriormente, en otro acercamiento, Ángel René Estrada Arévalo, “me hizo saber que el Gobernador dijo que no suministraría ningún tipo de recurso al Hospital General K, ni para ningún otro hospital de Comitán, toda vez que era la tierra del exgobernador Roberto Albores Guillén”.
Hay declaraciones del Exfiscal Mariano Herrán Salvatti, que hunden en responsabilidad pública al exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía, donde se confirma toda la maldad que privó oficialmente para ocultar esta muertes de niños chiapanecos que hoy en día contarían si vivieran, con 7 u 8 años de vida, y según las autoridades judiciales el exgobernador Salazar, podría alcanzar 20 años de cárcel por cada niño que falleció durante este “infanticidio gubernamental” provocado por la ira del poder y la omisiones en que se incurrieron.
Lo detestable e inhumano, es que vuelve aflorar lo de la religión, como un ente humano que se ufanaba de ser evangélico, haya actuado de esa forma cruel solamente impulsada por sus instintos políticos de venganza, donde los paganos son niños muertos, damnificados, engañados y robados, periodistas amenazados, carceleados y muertos, maestros pisoteados y amenazados también, trabajadores de salud, estudiantes de la Mactumactzá ofendidos y tiroteados, y súmele usted amable lector.
Decía Shakespeare: “Que se haga justicia aunque se desplomen los cielos”, y hoy, esa justicia se empieza a ver sobre todo dentro de este escenario criminal, que supera a los niños muertos en la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, porque aquí fue un accidente con omisiones obviamente de parte de servidores públicos, el infanticidio de Comitán, casi es una premeditación y alevosía criminal para asesinar a niños chiapanecos. Increíble pero cierto.
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