jueves, 1 de marzo de 2012

En Síntesis

“Le salió el código postal a Senador” 

Por. Vinicio Pórtela 
Por ninguna circunstancia la violencia es la mejor opción para solucionar un problema, eso está bien claro y es parte de la civilidad que los ciudadanos deben tomar en cuenta para la resolver conflictos. 

Pero también es cierto, que cuando hay una frustración añeja, un ansia de justicia y esta se ve mermada, los afectados pueden actuar de manera descontrolada e instintiva a fin de no perder lo conseguido. 

Ayer, un grupo de Senadores, acompañados de dos observadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, visitaron al ex Gobernador Pablo Salazar Mendiguchía en el penal de “El Amate”, con el propósito de constatar que no se le estaban vulnerando sus garantías como persona y sí contaba con las medidas de seguridad necesarias que resguardaran físicamente. 
Claro que como buenos políticos, los legisladores federales Carlos Sotelo, Rubén Velázquez López y José Luis García Zalvidea, además del ex gobernador Leonel Godoy y Pablo Salazar junior, publicitaron su visita, pues les gusta estar rodeados de la “bonita” cámara y micrófono. 

Pero para su “desgracia” de los “defensores” de Pablo, ya los esperaba un comité de bienvenida integrada por personas afectadas por el Huracán Stan y por familiares de los “pichitos” muertos por negligencia en el Hospital de Comitán. 

Como “rock star”, al más puro estilo de “Luis Miguel”, en una camioneta, los servidores públicos no quisieron dialogar con los inconformes, lo que hizo que la turba reaccionara agresivamente al punto de querer volcar el vehículo. 

Afortunadamente, la presencia de personal policial impidió que la muchedumbre atentara contra los Legisladores y su comitiva, por lo que los custodiaron después del incidente en todo momento. 

Pero los Senadores, como buenas “divas” hicieron caso omiso a los reclamos de los “indignados” y se dirigieron al interior del reclusorio. 

Estando adentro, los internos se percataron de la presencia de los visitantes, a los que acogieron a gritos, que llegaron a tal nivel, que el Senador Carlos Sotelo pensó que se trataba de un “posible” motín, ya que los reclusos reclamaban enfurecidos por la presencia de los políticos y su defensa a Pablo Salazar. 

Afuera, el escándalo seguía, madres y familiares de los bebés muertos en Comitán se cuestionaban entre ellos y los representantes de los medios de comunicación, de cómo era posible de que los Senadores se preocuparan más por la integridad de un indiciado, más que por el de las víctimas. 

Los protestantes, no aceptaban la forma de actuar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y su férrea lucha a favor del ex Gobernador, cuando antes esa misma institución había afirmado que existían irregularidades y hasta posible negligencia de la administración pasada en el hospital de Comitán y que por ello del deceso de los infantes. 

El doble discurso de la CNDH intrigaba a los manifestantes, que veían impotentes la visita de los Senadores. 

A la salida, los visitantes eran esperados por el mismo “comité de bienvenida”, Leonel Godoy en un gesto casi “religioso”, concedió escuchar a las personas, que le reclamaban la defensa de “Pablo” y desde la “masa” se pudieron escuchar algunos recordatorios a la progenitora dedicadas para el Candidato de las “Izquierdas”, Andrés Manuel López Obrador, el ex Gobernador de Michoacán se sintió muy ofendido ante esa acción, por lo que se dio la media vuelta y se fue visiblemente enfadado. 

Pero el “show” principal de este circo de tres pistas la ofreció el “que camina como gobernador”, el serenísimo y bien refinado Senador Rubén Velázquez López cuando fue encarado por el dirigente de la Sociedad Civil y los Damnificados de Stan, Carlos Tapia Ramírez. 

“Tapia” no se cansó en perseguirlo, de recriminaba al Legislador que todo lo que estaban haciendo era un montaje y que afectaba su dignidad humana y le afirmó que: “todos ustedes son una bola de rateros”. 

Rubén Velázquez, integro y refinado le respondió, “¡ratero eres tú!”, pero el dirigente social rápidamente le refutó su dicho con una joya de la literatura mexicana: “¡Chinga tu madre!, pinche legisladorcito”. 

El Senador demostró su hombría huyendo tras su camioneta, llevando consigo sus casi dos metros de altura y a una distancia prudente del “chaparrín” Carlos Tapia, estiró su brazo izquierdo, lo señaló, frunció la cara hasta que hizo una mueca de pocos amigos y con voz varonil y poética certificó: “¡Soy tu padre pendejo!”, para luego entrar a su vehículo y con tono angelical, casi en el llanto dijo: “No, es que enoja, mano”. 

El temor manifestado por los Senadores, el perredista y el personal de la CNDH, demuestran algo irrefutable, que su presencia en El Amate obedecía únicamente en querer intimidar a los Juzgadores ante los procesos que se les siguen a Pablo Salaza, pero les salió el “tiro por la culata”, ya que no tuvieron la suficiente capacidad para encontrar una línea de diálogo con los manifestantes. 

La comitiva legislativa solo se quedó con la parte de historia que le convenía, la otra, la de los afectados, no les importa, no es parte de la farándula que les interese, pues ellos, (los Senadores, el ex Gobernador de Michoacán y el ex Secretario de Gobierno de PSM) les ofende más que le mienten la madre al “endiosado” AMLover, que la muerte de más de 30 bebés. 

De esa calidad es la política mexicana.

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