lunes, 2 de abril de 2012

Tema y Voz

¿Terminó el Sexenio?

Por. Romeo Ortega 
El licenciado Enrique Peña Nieto lo dijo refiriéndose al informe que, ante diez mil acarreados, rindió el presidente Felipe Calderón en el Auditorio Nacional el pasado 28 de marzo. 

Da la impresión, dijo Peña Nieto, que el actual gobierno federal ha concluido, "esa es la lectura que hacemos, pareciera que hoy quisieran que se acabara el sexenio" 

Dicen que elogio en boca propia es vituperio y lo que hizo Calderón fue reseñar y proclamar los logros de su gobierno. Ese acto se denominó: "Un gobierno democrático que rinde cuentas" y esa rendición de cuentas la hizo ante burócratas y acarreados porque ahora resulta imposible esperar que diez mil personas acudan por su propio pie a presenciar un acto público, de corte político y de obvias conveniencias. La raíz del pueblo permaneció indiferente a esa rendición de cuentas. 
Tenía prisa Calderón por reseñar esos logros ante la inminencia de la veda electoral porque a partir del 30 de marzo, ningún gobierno sea federal, estatal o municipal puede difundir ninguna obra porque caería en violaciones a la ley electoral. 

Hoy México es mejor que hace seis años aseguró Calderón y surge la pregunta: ¿Mejor en qué? 

¿Puede ser mejor México que hace seis años cuando el legado relevante de este presidente se resuelve en más de 50 mil muertos y en un escenario de notoria impunidad? En los ocho meses que restan de gobierno el presidente ya no podrá hacer nada que verdaderamente impacte como obra de gobierno. 

El desarrollo de las campañas políticas lo va a minimizar, lo va a arrinconar como cosa secundaria porque el grito ya resuena en todo el ámbito nacional: ¡El rey ha muerto. Viva el rey! 

Calderón, en un discurso de una hora con cuarenta minutos afirmó mantener "la tranquilidad de conciencia que da el deber cumplido. Sé que en muchos rubros: salud, educación, infraestructura, hospitales, vivienda, fortaleza macroeconómica, crédito, México es mejor de lo que era hace seis años" 

Una percepción muy personal sujeta a cuestionamientos, porque el presidente ya hizo su propia evaluación y se aprobó a sí mismo. No esperó ni el juicio de la historia ni del pueblo, él se autocalificó para darle más énfasis a la tranquilidad de conciencia. 

Peña Nieto tiene razón porque a partir de esa rendición de cuentas que pasó desapercibida para el interés social, persiste la impresión de que el sexenio ya concluyó. El presidente ya no tendrá margen de maniobra, no se preparó para dejar el poder y ya empieza a sentir la nostalgia de la soledad, de la deserción y de la felonía. Las campañas políticas lo van a envolver en la sombra porque los mexicanos lo que desean es el cambio del poder con la esperanza de que el que viene lo haga mejor. 

Hay que ser claros, la ansiada cubertura universal de la salud que ni en sueños se da en México y en ninguna de las entidades federativas, no consiste en construir y equipar hospitales, hay que contar con el elemento humano porque si no se cuenta con él, todo esfuerzo o empresa tiende al fracaso, a la mediocridad y a la simulación. 

Lo dijo un estadista de la altura de don Plutarco Elías Calles: "quise hacer de México un México mejor, pero me falló el elemento humano". Esa fue la autocrítica de su gobierno, la que no tuvo el menor asomo en el informe de Calderón. 

No hay duda, se han construido hospitales, clínicas de decorosa presencia y hasta de lujo, pero el personal médico asignado no tiene capacidad de respuesta por la de deshumanización que le ha impuesto el tiempo. Se han olvidado por completo de la solidaridad, ignoran la trascendencia del concepto bioética y ven a los enfermos como seres inanimados. 

Yo conozco médicos-estas son las excepciones-que en un jacal rural montaron una clínica humilde pero decorosa y allí atendieron a la gente del pueblo, la sanaron y le extinguieron el dolor. Pero esos son garbanzos de a libra tan difíciles de encontrar ahora. En esos jacales se salvaron muchas vidas con médicos de vocación y de solidaridad. En esta Semana Mayor podrá usted comprobar cómo los médicos de las instituciones oficiales de salud se vuelven omisos, se ausentan, desaparecen, utilizan mil recursos para no cumplir con el deber porque prefieren la chunga y la pachanga, antes que estar al lado de paciente. 

El día en que en los hospitales los médicos cumplan su misión con solidaridad, con principios bioéticos, como verdaderos profesionales no como burócratas, ese día la salud de los mexicanos habrá alcanzado avances insospechados. El día que la infraestructura hospitalaria cuente con médicos humanizados -respeto las excepciones-que adviertan y sientan el dolor del prójimo y se apresten a curarlo, ese día podrá izarse la bandera blanca de la salud, antes no y quien lo haga será un demagogo. Salud, educación y pobreza, son los enormes retos de México y tras ellos va don Enrique Peña Nieto. El puede alcanzar lo que hasta ahora se antoja inalcanzable. 

COLOFÓN.-Inician hoy las vacaciones de La Semana Mayor sobre todo en las escuelas públicas y privadas. Dicen que estos días son para meditar y reflexionar teniendo muy en cuenta que su significado es doloroso porque señala la vida, pasión y muerte de Jesús de Nazaret, el Santo Dios de millones de mexicanos. En las iglesias se respira una atmósfera muy especial porque allí asiste mucha gente que encuentra responso y tranquilidad espiritual. Ese es el verdadero sentido de la Semana Santa, la meditación de católicos y no católicos porque necesariamente se evoca la divinidad de Jesús.

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