martes, 3 de julio de 2012

Semáforo

Reflexiones sobre las elecciones. 
Por. Exal Baltazar Juan Ávila 
         
Verde. Siempre nos cuesta aceptar la realidad; queremos que las cosas cambien pero nosotros no queremos cambiar, porque para cambiar afuera hay que cambiar por dentro. 

Amarillo. Durante setenta años-1929-2000- el PRI se adueñó de la conciencia de los mexicanos enarbolando la bandera:”Si te bañas, salpica”, con esta política delimitó las clases sociales en Alta, Media y Baja, con el correr de los tiempos, la política del baño privado se intensificó y la corrupción y la impunidad florecieron en todos los ámbitos de la vida social, como consecuencia de ello, en el año dos mil, el Tricolor perdió la silla presidencial pero conservó el Congreso y en los Estados de la república su influencia y poder, que, ante la falta de capacidad para administrar y las ambiciones personales y de grupo de los panistas, sin querer queriendo, se filtró en las administraciones del tepocata, Vicente Fox y del presidente empleador, Felipe Calderón. 
Durante la administración panista (2000-2012), la delimitación clara y precisa de las clases sociales se difuminan, emergiendo la clase Alta-Alta, desaparece la clase Media y surge la clase Baja-Baja (pobreza extrema), consecuentemente, tuvimos la necesidad de importar hasta lo que comemos, y México perdió el liderazgo en Latinoamérica, ocupando el penúltimo lugar, sólo arriba de la república de El Salvador. 

Hoy se presume a nivel mundial que México mantiene la estabilidad monetaria en la macroeconomía (reservas) pero en la microeconomía (dinero circulante en los bolsillos del ciudadano) andamos arrastrando la cobija y rogando a Dios sacar la Lotería o cuando menos el Melate para pagar nuestras deudas; otros, los más, buscando qué vender o empeñando sus cosas de valor, mientras el comercio formal languidece y el comercio informal se expande hasta en el último rincón del centro de las ciudades. 

Pero no hay mal que dure cien años ni enfermo que lo aguante y la oportunidad de salir de perico perro se nos presento este domingo, primero de julio, cuando, credencial en ristre, salimos a votar por nuestra preferencia electoral: 

Unos votarán por el partido político por el que votaba papá; otros lo hicieron porque el partido les entregó una playera, alguna despensa, láminas o cemento; aquellos votarán por el candidato que los abrazó o les sonrió alguna vez; muchos votarán por el candidato más guapo y la mayoría votará por el partido al que le vendió su voto en 500 o mil pesos, y habrán otros que nos les interesará votar, los que se abstienen, los que aún no se reconocen, los que todavía no encuentran su nombre y no saben quiénes son; pero no todo es por ignorancia; algunos, que son muchos, votaron por “su partido”, ese grupo que, de ganar, les llenará de esperanzas, de encontrar un empleo de consolación en la próxima administración y, los otros, que votarán con la razón, analizando a cada candidato para votar por el más idóneo, el que según el votante cumplirá con las promesas que hizo y gobernará para la gente, con la gente y por la gente. 

Durante los primeros diez días del mes de julio, la niebla de la incertidumbre y del malhaya volverán a cubrir y amenazar el cielo mexicano, para esperar, dentro de otros seis años , una nueva oportunidad, para repetir a hacer lo mismo que el día de hoy, pues el pueblo tiene flaca memoria, todavía conserva la tradición de que la autoridad es el amo y la ley de la sociedad, no se ha dado cuenta que la única autoridad es la misma sociedad y sólo delega, por tiempo limitado, el poder a un grupo de ciudadanos. 

Articulo en colaboración con nuestro amigo RRCH. 

Rojo. “Somos una sociedad que premia el gandallismo, la simulación y las complicidades, antes que el esfuerzo, el talento, la lealtad y la constancia; en ello llevamos la penitencia”. (Ma. De las Heras). 



Denuncias y comentarios: exalbja64@hotmail.com Cel. 962 10 80 934. 

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