Por Carlos Z. Cadena
Sin previo aviso y en una total falta de logística y de organización de pronto apareció el gobernador Juan Sabines Guerrero, casi una hora después que ya había arrancado el desfile conmemorativo del 102 aniversario de la Revolución Mexicana en Tapachula. Los invitados especiales al evento – el representante del Ejército Mexicano y de la Armada de México- que acuerpaban al alcalde Samuel Chacón, tuvieron que ceder sus lugares para que se sentara el gobernador, su esposa y su hijo de nombre Jaime, y estos no tuvieron otra cosa que sentarse en los extremos del presídium. El descontrol era patético que cuando anunciaron la visita del mandatario de Chiapas, los silbidos y el “uuuuuu” satanizado se escuchó inmediatamente, tratando de que no se oyeran con los aplausos que afanosamente ejercían la gente dela plataforma oficial de los invitados.
Los maestros de ceremonias, buscaban por todos lados contrarestar también los silbidos de la gente, que era la primera sorprendida de que sólo a unos metros se encontraba la primera autoridad de Chiapas. Los funcionarios municipales –entre ellos regidores locales- tuvieron que ahuecar el ala también para dejar sus asientos y que ahí se sentaron el secretario particular Mauricio Perkins, el comunicador social Jaime Culebro, un asistente de nombre Mariano Betancourt, que parecía director de orquesta sinfónica pidiendo aplausos para Juan Sabines. Muchos de los que cedieron sus lugares no se les podía ocultar el rictus de sorpresa o enojo.
Entre los periodistas el comentario era, que el gobernador debía de estar presenciando el desfile conmemorativo, pero en Tuxtla Gutiérrez. “No será que huyó de las rechiflas de sus paisanos, por el desfile”, advertía otro, Hubo también alguien que dijo, “ahora resulta que a sólo 18 días de que concluya su mandato Sabines, le agarró mucho cariño a Tapachula, cuando a dos cuadras del centro las calles lucen destrozadas”. Todos tenían su forma de pensar.
Todavía el domingo 18 Sabines Guerrero, se presentó en la Feria Mesoamericana, para presenciar la presentación de “Los Tigres del Norte” donde fue abucheado por decenas de miles de espectadores que lo satanizaron. Pero parece que hay una cadena de abucheadas. La primera ocurrió el pasado 1 de Noviembre durante el homenaje al futbolista Salvador Cabañas, en el Estadio “Víctor Manuel Reyna “, en Tuxtla Gutiérrez, donde fue extravagante la silbatina, la segunda este domingo y la de ayer, ambas en Tapachula. Hoy vivimos el Chiapas de las abucheadas.
Sin embargo no solamente hay rechiflas y abucheadas, la semana pasada el conocido periodista de San Cristóbal de las Casas, Elio Henríquez, escribió textualmente: “Debido a que llegó sin previo aviso, los habitantes de la comunidad de Nuevo Yiveljój, municipio de Chenalhó, impidieron el ingreso del gobernador Juan Sabines Guerrero, quien pretendía inaugurar una clínica y una telesecundaria, informó Agustín Vázquez, uno de los representantes del grupo. Dijo que si les hubieran avisado de la visita del mandatario, lo habrían dejado pasar para que inaugurara la clínica que lleva dos meses funcionando con un médico y dos enfermeras, y la secundaria que todavía no está terminada.
Vázquez dijo: "Llegaron unidades desconocidas y de policías estatales, entre otras, y cuando vimos que estaban entrando a la comunidad nos asustamos; pensamos que la policía nos iba a atacar como pasó en 1997". Añadió que por eso se juntaron unas 200 personas, la mayoría mujeres, "y no permitimos la entrada de esas unidades; sucede que dicen que ahí venía el gobernador para inaugurar las obras; nunca lo creímos ni aceptamos porque no sabíamos, no estábamos enterados, pues; ni siquiera un aviso recibimos de su llegada". Hasta ahí parte de la nota periodística.
Son postales políticas que quedan ahí para la historia, bajo la rúbrica de la población chiapaneca, que a través de la rechiflas, silbatinas y hasta impedimentos para entrar a una comunidad cómo sucedió en Chenalhó, sobresalen en los días finales del sexenio que endeudó a Chiapas hasta el 2030.
Las excursiones.- El Coloso de Chiapas, el volcán del Tacaná (La Casa del Fuego), es un volcán activo de 4 mil 93 metros de altura, lo que lo convierte en la cumbre máxima del estado de Chiapas y de todo el sureste de México, cuyo entorno geográfico es el hábitat de numerosas especies de flora y fauna silvestre, por lo que fue declarada Reserva de Biosfera en el 2003.Esta reserva tiene una extensión de seis mil 378 hectáreas en los municipios de Tapachula, Cacahoatán y Unión Juárez. Está localizada en la vertiente del Pacífico y su relieve es accidentado, con pisos ecológicos que van desde los mil 300 a los cuatro mil 100 metros sobre el nivel del mar. Asimismo, cerca de la cima del Tacaná está el único páramo auténtico de la frontera mexicana del sur, localizado a tres mil msnm.
La temporada invernal se acerca y con ello el número de excursionistas que ascienden al volcán Tacaná se incrementará durante finales de noviembre, y los meses de diciembre y enero, por lo que personal de la Reserva Ecológica de este coloso ya se prepara para orientar, informar y guiar a los visitantes para evitar hipotermia, extravíos de gente, accidentes, ataques a la naturaleza y desmanes que pudieran suscitarse. Personal de la Reserva Ecológica informó que en este fin de año y una vez culminadas la temporada de lluvia, los amantes a la montaña y a la naturaleza acostumbran acudir al volcán Tacaná para aprovechar los días de vacaciones decembrinos, aunque existen excusiones no solo del interior del estado sino también del país y de otras partes del mundo para ascender al coloso.
¿Cuántas veces estuvo interesado la Secretaría de Turismo de Chiapas durante estos seis años con la publicidad turística del Tacaná y sus internacionalisimas excursiones?. Nunca, nunca y nunca. Los Sabinistas fuereños se olvidaron de un volcán del estado de Chiapas, donde en cualquier parte del mundo es turismo ecológico.
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