miércoles, 6 de marzo de 2013

CAFÉ PARA TODOS

* PEÑA NIETO REASUME LAS RIENDAS DEL PRI; TERMINA LA “SANA DISTANCIA” 
* HUGO CHÁVEZ, SU MUERTE, PRELUDIO DE INESTABILIDAD 

Por. Alberto Carbot 

Faltan pocos días para que se cumplan los primeros 100 días de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y ya los mexicanos hemos visto de todo. 

Lo más importante, no sólo es la aprobación de una nueva ley educativa, que busca elevar el nivel de preparación de los alumnos y de los maestros, sometiendo a estos a una evaluación periódica. 

Tampoco lo es la detención de la maestra Elba Esther Gordillo, que es comparada por muchos como “el Quinazo” de Peña, aunque con todas las proporciones guardadas, pues ésta vez sí se cuidaron las formas jurídicas y por lo menos se evitó la siembra de evidencias, para inculpar a alguien. Si algo se puede decir de este operativo, es que finalmente contó con la simpatía de la población. 

Quizá lo más relevante de estos 100 días, se refiere a las decisiones adoptadas el pasado fin de semana por la asamblea nacional del Revolucionario Institucional. 

En primer lugar, se acabó el tabú sobre el rechazo al IVA a alimentos y medicinas y se aprobó la inversión privada en Pemex y terminó la “sana distancia” entre el presidente y el partido. Esto último, quizá para muchos sea una mala noticia, porque los puristas suponen que un partido debiera mantenerse al margen del ejercicio del gobierno. 

Sin embargo, tiene su lógica la decisión que adoptó el fin de semana la XXI Asamblea Nacional del tricolor, a la que asistieron más de 4 mil delegados nacionales. 

Y es que se recuerda que desde el momento en el que Zedillo instauró la famosa “sana distancia” sobrevinieron una serie de problemas, sobre todo rebeliones internas, como la famosa de Roberto Madrazo, quien se negó a toda costa a renunciar a la gubernatura de Tabasco. 

Estos cambios coinciden con el 84 aniversario de la fundación del PRI, lo cual le concede una mayor relevancia a las decisiones que fueron adoptadas. 

La “sana distancia” que instauró Zedillo en 1995, concluye luego que se aprobó que el primer mandatario tenga un asiento privilegiado en la Comisión Política Permanente del tricolor, que a su vez le dará la capacidad de incidir en las decisiones de la vida interna partidista, así como en la elección de sus candidatos. 

Con esta ruptura quedan atrás las cuarteadoras que afectaron al partido desde los asesinatos de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994 y de José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre del mismo año. 

Quizá sin temor a exagerar, se podría decir que la derrota del PRI en el 2000 se debió en buena medida a que el presidente no fue capaz de mantener las ataduras -tal vez autoritarias, pero cohesionadas-, del poder presidencial con los gobernadores. 

La secretaria general del PRI, Ivonne Ortega Pacheco, afirmó que los cambios en el interior del partido ocurren en el momento preciso, en el “momento clave para respaldar y aprobar, sin titubeos, al presidente de México”. 

En la clausura de la asamblea, Peña Nieto afirmó que el priísmo está de fiesta y que en su gobierno no hay intereses intocables. 

La sana distancia impidió que el candidato presidencial de Zedillo, Francisco Labastida, ganara la presidencia, pues sufrió un fuerte desgaste al medirse con sus rivales internos, Roberto Madrazo, Manuel Bartlett y Humberto Roque Villanueva. 

Al aventurarse a sepultar la “sana distancia”, lo único que hace Peña Nieto es actuar con pragmatismo y reconocer que ya no es posible que el gobierno y el partido marchen separadamente, porque desunidos pueden arriesgarse a perder de nuevo la presidencia. 

Además, es también importante admitir que con la elección interna de Peña Nieto, el PRI volvió a cohesionarse, a zanjar sus divergencias, a resurgir como una entidad monolítica y dejó de sufrir esas “guerras intestinas” que allanaron el camino para el triunfo de Vicente Fox en el 2000. 

Aunque pudiera parecer premoderna la decisión de volver a fundir al presidente con el partido, en realidad los priístas lo ven como una manera de rescatar parte de lo bueno que consideran resultó ser el viejo presidencialismo. 

PEÑA NIETO NO PRETENDE SOLAPAR LAS TROPELÍAS DE SUS COMPAÑEROS DE PARTIDO 

Indudablemente que en otros aspectos, Peña Nieto ha dado muestras de que no actúa en forma autoritaria ni pretende solapar las tropelías de sus compañeros de partido. 

En particular, se habla de que por ahí existen varios ex gobernadores priístas que están poniendo las barbas a remojar, sabedores de que el mandatario federal no pretende solapar la corrupción. 

En cuanto a la aprobación del IVA a alimentos y medicinas y la posibilidad de que capital privado sea invertido en el petróleo, en realidad no se trata de un acto de incongruencia, sino del cumplimiento de las promesas de campaña de Peña Nieto. 

Nadie se debe de dar por sorprendido a sabiendas de que Peña Nieto había prometido ambas cosas, sobre todo porque se requiere de nuevas inversiones en Pemex para poder explorar crudo en aguas profundas, lo que es bastante caro y tarda mucho tiempo en dar resultados. 

En cuanto al IVA, Peña Nieto ofreció un sistema de seguridad social universal y de pensiones, basado no en las desgastadas arcas del IMSS, sino en un nuevo sistema que sea nutrido de la recaudación por el impuesto al consumo. 

Es cierto que estas decisiones, que se habrán de reflejar en las reformas fiscal y energética que habrá de proponer Peña Nieto en los próximos meses, disgustan sobre todo a la izquierda, pero ahora también a los panistas, que fueron sus promotores durante el gobierno de Felipe Calderón. 

Se trata de una visión nueva sobre el futuro. Se trata de sacar del inmovilismo al país, y de que entren nuevas inversiones a México y que se remuevan todos los obstáculos que hacen poco atractivo al país para los capitales externos. Se trata de impedir una mayor concentración económica, de poner coto a los incontables monopolios que hacen más difícil la vida para los mexicanos. 

Es verdad que necesitamos un nuevo sistema fiscal sin excepciones o subsidios de aplicación universal para evitar una mayor desigualdad. 

La izquierda insiste en la terca idea de que la tasa cero del IVA a alimentos y medicinas beneficia a los pobres, pero la realidad es que subsidia sobre todo a la clase media y a los ricos. Lo que en realidad defiende el PRD, el PT, el Movimiento Ciudadano y sus seguidores, es la permanencia de privilegios para sectores minoritarios. 

Por ello, los primeros 100 días de Peña Nieto habrán de ser recordados como algunos de los más intensos en el inicio de la gestión de los últimos presidentes mexicanos. 

La detención de Elba Esther, en particular, constituye una señal de que el gobierno está decidido a imponerse sobre los demás poderes fácticos. 

Poderosos intereses seguramente están ahora más cautos porque saben que Peña Nieto no era el títere que ellos esperaban. Creían que lo podrían manejar, que sería maleable y que estaría de acuerdo con ellos en preservar sus privilegios y ensancharlos. 

Ya se dieron cuenta que el mandatario no está solo, sino goza de un amplio respaldo de las mejores figuras de su partido, que conocen muy bien el arte de gobernar y saben que el poder no sirve si no se puede ejercer. 

Sobre todo en materia de telecomunicaciones, ahora que está en discusión un nuevo proyecto, los magnates del sector deben estar midiendo muy bien sus pasos, porque están dándose cuenta que las cosas no serán tan fáciles como en los 12 años del PAN. 

GRANOS DE CAFÉ 

La muerte de Hugo Chávez abre un período de incertidumbre en Venezuela, porque el poder que detentaba, de muchas maneras constituía una especie de cemento similar al de los grandes caudillos de la historia en muchas naciones cuya muerte o derrocamiento generaron instabilidad. 

Por ejemplo, el general Josip Broz Tito en la ex Yugoslavia en 1980, provocó una guerra civil que pulverizó prácticamente a esa nación. 

En México, la salida del poder de Porfirio Díaz dio lugar a un período de mucha volatilidad política que aunque abrió un paréntesis con la presidencia de Francisco I. Madero, de algún modo representó el inicio de la Revolución. 

En fin, hay muchos ejemplos internacionales al respecto. Da la impresión, sin embargo, de que Chávez había muerto desde hace varios días, y que la élite política intentó mantener en silencio la noticia, para poder realizar los amarres necesarios a fin de evitar un caos social. 

Si se cumple el testamento político de Chávez, que en su última aparición pública dio a conocer al señalar que se debería convocar a nuevas elecciones y que su candidato debería ser el vicepresidente Nicolás Maduro, y éste muestra el talento necesario para mantener unida a una polarizada sociedad como la venezolana, quizá es predecible que a un cierto período de turbulencia siga otro de estabilidad. 

En ese caso, el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quedaría a cargo del poder y debería convocar rápidamente a elecciones. De todos maneras, personalidades tan abrumadoras como Chávez -con todos sus aspectos autoritarios y negativos-, suelen replicarse en su sucesor. 

Por lo tanto, no es previsible que si gana las elecciones, como todo parece indicar, Nicolás Maduro, sea tan venerado -y también tan odiado- como Chávez. En todo caso, si se convierte en un gobernante de transición, y pragmático, y mantiene mejores relaciones con Estados Unidos que su antecesor, quizá su país pueda conocer tiempos mejores. 

Sin embargo, lo único claro hasta hoy, es que se abre un compás de espera que dibuja en el horizonte numerosas interrogantes, que sólo el tiempo habrá de despejar… 

… La detención y consignación penal de Elba Esther Gordillo puso en evidencia no sólo el alarmante nivel de corrupción dentro del magisterio nacional, sino también en los gobiernos zedillista, foxista y calderonista que, por su aporte electoral, permitieron y hasta promovieron a dirigentes gremiales quienes se enriquecieron impunemente y usaron en su beneficio personal cuotas sindicales y partidas presupuestales. 

Bien puede decirse, que el caso de la líder del Sindicato nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por usar un lugar común, es apenas la punta del iceberg de la corrupción en los sindicatos oficiales como el de Pemex, cuyo dirigente, Carlos Romero Deschamps, al par de su familia, ha hecho ostentación de su apabullante riqueza. 

Se comenta, por ejemplo, que en fecha reciente le regaló a su hijo un Ferrari con un valor de más de dos millones de dólares con motivo de su cumpleaños y su hija no vacila en presumir las fotos que se toma a bordo de aviones privados en los que recorre el mundo. 

Naturalmente no se quedan atrás otros sempiternos dirigentes sindicales como Francisco Hernández Juárez, líder de los telefonistas desde hace más de 30 años, y Víctor Flores, líder del extinto sindicato ferrocarrilero, pero vigente para efectos de cuotas políticas y electorales. 

Qué decir de dueño de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), el ex senador Joel Ayala Almeida y de toda la pléyade de astutos y no menos audaces dirigentes como Víctor Fuentes del Villar, secretario del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM). 

Y ya que estamos en el tema, seguramente Fuentes del Villar ya puso sus barbas a remojar, porque en cualquier momento le preguntarán sobre el destino del Fondo Mutualista de los 96 mil trabajadores afiliados al SUTERM cuyo monto asciende -en rendimientos actualizados por el Banco de México-, a 638 mil millones de pesos, producto de más de 40 años de ahorro. La lista de las trapacerías parece interminable. …Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección gentesur@hotmail.com

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