martes, 21 de mayo de 2013

Carta a Neftalí del Toro

Por Carlos Morán/ 

Neftalí, voy a contarte una historia para que cuando despiertes, no estés tan dormido. Te lo digo así porque a veces creemos que vivimos un sueño y cuando despertamos a la realidad, lamentamos haber dormido tanto tiempo soñando como que hacíamos y los años se nos fueron en sueños. Tal vez esta queja no deba ir dirigida a ti pero la vida a veces nos da sorpresas y a veces también los diputados como tú, suelen sorprender cuando menos lo esperamos los mortales comunes como este irreverente. Lo de hoy no es un lamento, sino un pasaje que tal te vez te divierta pero que en el fondo, con la nobleza de siempre, espero obtengas alguno bueno, sino, entonces sí lo lamentaré.

Recuerdas que una vez escribí: Neftalí, es un hombre seguro de que somos un pueblo que no se doblega ante retos y que juntos, haremos de este jirón de la patria el sencillo y próspero edén que todos merecemos; es sin dudarlo, el hombre que cambiará el rumbo de nuestra historia y convertirá a esta tierra en el Tapachula que todos anhelamos. Tal vez todavía sueño. 

Previo al festejo de las madres, la Facultad de Contaduría, a través del patronato que tiene como uno de sus objetivos difundir cultura, ofrecieron un recital que brindó el tapachulteco Francisco Zamora y el saxofonista Pepe Tovar. El escenario por supuesto que fue nuestro rimbombante Teatro de la Ciudad, el único con que contamos en esta bien nombrada Capital Económica de Chiapas: Tapachula.

Una noche memorable y llena de fabulosas intenciones por parte de los organizadores en donde nuestro Teatro de la Ciudad, simplemente figuró como botón demuestra que la cultura es uno de los rubros más abandonados por todos los gobiernos. Sí, este Teatro de la Ciudad, que presume ese fastuoso nombre, esa noche exhibió sus carencias, miserias y falta de voluntad cultural por quienes han estado al frente de nuestro ayuntamiento y tantos gobiernos del pasado. No es una crítica dirigida a nadie en especial, pero irrita el alma y avinagra la sangre ver y escuchar que el gobernador en turno pide austeridad a los servidores de todos los ayuntamientos, cuando sin censura alguna vemos que los nuevos inquilinos, los nuevos políticos y supuestos servidores públicos, después de trasladarse en transporte público, hoy muchos se pavonean mostrando sus autos nuevos, sino de lujo, al menos sí, aparatosos.

Es válido, como de que no, es el sueño de cualquier chamaco que al ganar buenos pesos y de manera facilísima, sin hacer nada, se compre un auto, lo que no es permitido es el cinismo de insolencia al gobernante en turno y a los tiempos actuales de hacer nueva política, un estilo que ya debería de alejarse de los formatos de antaño en donde el poder se exhibía para burla del pueblo soñando que el pueblo estaba dormido o era tonto. Pero este tema será tocado por otro comunicador o ramo de la justicia y no por este servidor, que a mí lo que me duele, es nuestra miseria cultural, refiriéndome al Teatro de la Ciudad.

Muchos lectores aseguran que cuando escribo “soy peligroso”, por supuesto que tengo la certeza que, quienes lo manifiestan se trata de gente sumisa que está acostumbrada a ver pasar la vida, a ser pisoteada como mujer traviesa sin dignidad y como si eso mereciesen; alarmarse solamente por los atropellos tapándose la boca y agrandándose los ojos, ver las injusticias y comentarlas airosamente pero sin valor para levantar la mano e inconformarse porque cada día, a nuestros hijos, a las nuevas generaciones, las estamos educando con un mínimo de cultura y valores pero sí les heredamos un máximo de estupideces apoyados generosamente por la tecnología moderna (celulares y tabletas) que los enajena impidiéndoles desarrollarse normalmente otorgando indiferencia a las cosas que realmente importan y tienen sentido para crecer humana y profesionalmente.

Esa noche del pasado miércoles 7 de mayo, el Patronato de la Facultad de Contaduría Pública (un Patronato que trabaja honradamente sin buscar ni reflector ni ganancia alguna más que el bien de los futuros profesionistas), un Patronato que solo pensó en el objetivo, hacer el bien, recaudar unos pesos para un beneficio común sin pensar que el sitio era denigrante para cualquier artista y público que lo visita por exigente necesidad al no haber otro espacio. No es ficticio, está a la vista, nuestro teatro ofrece solo humillación e indignación por su estado. Sí, si usted ha estado en Tapachula y ha tenido la oportunidad de asistir a este recinto que fue un legado del ex gobernador Patrocinio González Garrido, aquello que fue inaugurado con miras a ser un arte nicho de la cultura, tardó pocos años porque los hombres que han luchado por la presidencia municipal, simplemente la abandonaron, el mantenimiento se exilió, la voluntad también para mantener este espacio que no solo ha servido como plataforma para informes presidenciales, sino que ha albergado a grandes estrellas y servido para eventos sociales. No cabe duda que los dichos son sabios y acá bien podemos anunciar aquel que reza: “Los pueblos, las aldeas y las ciudades son el espejo de quienes la han gobernado”. Aunque me resisto a darle el crédito.

Así tras la tercera llamada, Carlos Cossío en calidad de presidente de este patronato acompañado de la estimada Chata de Pimentel, agradecieron la presencia de un buen número de ciudadanos que esa noche se dieron cita para disfrutar y colaborar por la causa noble. Una grata sorpresa fue ver y escuchar al amigo Iram Lazos, quien fungió como maestro de ceremonias. Era difícil evitar un regreso a 33 años atrás cuando me impartió clases en mi alma mater. El, con el profesionalismo que le caracteriza ofreció una semblanza de los artistas de la noche riéndose del calor humano que llenaba el recinto pero sobre todo, del calor inmenso que invadía la sala al no contar con aire acondicionado y se suplía por grandes ventiladores que daban más ruido que aire y revolvían los humores de todos los presentes, nomás.

Ante el fuerte calor las mujeres se abanicaban con sopladores elegantes y los hombres simplemente se resistían, claro que no faltó esposo alguno que le arrebató el abanico a la amasia porque el sudor le corría de la cabeza deslizándosele por toda la columna vertebral, haciendo una necesaria pausa por los asientos para continuar hasta los zapatos. Y así, salió a escena Pepe Tovar que inició con una melodía que levantó suspiros. Magda Aguilar Bodegas, su esposa, desde su lugar estaba extasiada, no se cambiaba por nadie esa noche en donde su consorte pisaba este escenario que se sostiene en pie solo porque Dios en grande… Y este edificio se parece mucho a los “sepulcros blanqueados”: Bonito por fuera pero podrido por dentro.

El teatro estaba casi lleno, albergaba buena audiencia que esa noche de pie ovacionaron cuando el tenor Francisco Zamora, quien sigue los pasos de Pavaroti, al menos en el cuerpo, agradeció la invitación y dijo estar emocionado de estar en su tierra pero supongo que por dentro arrepentido de haberse puesto centro de gala porque tras el forro de su frondoso cuerpo el tenor disimulaba un caldo de sudores. Inicio su actuación con un área de la opera Tosca “E lucevan le stelle”, tal vez la más dramática en donde Mario, “el pintor está en espera de ser fusilado, solo que antes, recuerda, bajo la luz de las estrellas, lo mejor del amor de Tosca”. En realidad de todo el programa fue lo que llamó poderosamente mi atención, tal vez porque Tosca de Puccini, es una de mis favoritas, y conforme al tenor se le inflamaba el pecho y su voz inundaba el teatro, los murciélagos, si, los murciélagos se paseaban por el escenario sin que los presentes nos inmutáramos, porque sabemos que son huéspedes de honor de ese recinto.

Sé que no faltarán las damas moralinas mojigatas y sumisas que me lanzarán a las pilas del infierno, porque como ellas están resignadas, a pesar de los logros de equidad de género en compartir su lecho con la otra, por atreverme a dedicarle lo de hoy a nuestro actual diputado, que desde luego, sé que no ha olvidado cómo es este escenario, pero sería bueno que la próxima vez que acompañes a nuestro gobernante en turno, o tal vez si en alguna ocasión llegara a Tapachula visitara este Teatro de la Ciudad; esperando que la muchedumbre, la vallas de señoritas que sus mismas mamás visten y llevan como ofrenda así como los vítores disimulen los murciélagos y las ruinas en la que se encuentra nuestro máximo monumento de la cultura que da muestra de cómo estamos, pero que alguien se lo enseñe.

Sé que no es mucho pedir Neftalí; las calles siguen destrozadas y los tapachultecos ya estamos conformes con la suerte de vivir así en este girón de la patria, seguimos repletos de cantinas y a menudo nos sorprende una nueva avenida con un burdel ambulante en donde menos lo esperamos, casi a la par de un nuevo NOTARIO o una nueva iglesia protestante, como si fuese un concurso o promoción estatal que oferta “Notarías”. Seguimos viviendo a oscuras y cuando vemos a un policía preferimos escondernos que sacar la cara por temor a ser confundidos, los jóvenes continuaran abarrotando las plazas comerciales en donde se les vende droga, sexo y dulces perversiones, así como antros por que los gobiernos no les van a dar espacios sanos de diversión, cada día hay más asaltos y robos a casas y negocios porque el delincuente, como debe ser en un terreno injusto tiene más garantías que un hombre honrado que trabaja de sol a sol para ganarse el sustento diario.

Sé no es mucho pedir, pero sería bueno que cuando acompañes al gobernador en su próxima visita a nuestra aldea, pululara por nuestras calles oscuras, bueno, si se lo permiten quienes desean taparle la realidad, que camine por nuestras avenidas, o que lo haga de noche de manera incógnita para que pueda probar nuestra realidad, que escuche a gente que dice verdades sin temor a lastimar a nadie porque no es justo mentir para seguir sobreviviendo en esta vergonzosa Capital Económica de Chiapas.

Sé que no es mucho pedir, pero ya no podemos seguirle echando la culpa a Nivón de nuestra suerte, es mejor actuar y demostrar sin tanta gala que nuestro nuevo ayuntamiento va a poder con el paquete, que las vías del ferrocarril se convertirán del uso público (al menos iluminado y con calles dignas) y no un espacio más con burdo maquillaje de palmeritas tropicales que seguirá siendo lo que es, una guarida de borrachos, migrantes y sitio intransitable, desconfiable para hombres y mujeres que tuvimos la suerte de vivir en este paraíso que se niega a ser sepultado por meros discursos en vez de acciones y la certeza que debe dar un no un solo político, sino todos los que teóricamente trabajan por esta región y en particular por Tapachula.

Sé que no es mucho pedir, pero los políticos, presidentes y gobernantes ya no deben hacer caso a las cámaras, asociaciones y lidercillos que solo buscan beneficio particular, es preferible ignorar a esos hombrecitos que aparecen y pagan para que se les vea rasgándose las vestiduras por la familia tapachulteca, cuando después los vemos satisfechos cobrando becas generosas mientras los demás borregos siguen sin pastura y un cencerro en el que confiaron.

Sé que no es mucho pedir, pero es mejor aplaudir cuando los hechos están a la vista y en beneficio de la comunidad que como anuncio que solo queda en eso, en un discurso y titular más.

Neftalí si puedes tomar cartas en el asunto te lo agradecerá tu pueblo, sino, esperaremos a que finalice este sueño y cuando despiertes y la suerte te coloque nuevamente como candidato a la presidencia de Tapachula, el sueño de todos los que vivimos en esta perla se haga realidad ¡Salud y larga vida!

Para comentarios escríbeme a morancarlos.escobar@gmail.com

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