viernes, 14 de junio de 2013

Comentario Zeta

Sabines golpeo la salud en Chiapas

Por Carlos Z. Cadena

Nadie podrá olvidar que en el sexenio pasado también la política aldeana y malévola se hizo presente, donde los ciudadanos fueron testigos de la grilla barata que le hicieron a uno de los mejores médicos chiapanecos como lo es el Doctor Javier Castellanos Coutiño, que a nivel nacional e internacional es un médico de respeto profesional, además fue el promotor de la cultura de los trasplantes en nuestro país. Pese a que fue el artífice como titular de salud en el estado de haber signado los primeros convenios con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que se instalara en Chiapas, fue producto de uno de las acosamientos más inflexibles del gobierno Sabinista, que hasta logró filtrar rumores adversos de la personalidad del médico Castellanos Coutiño, que todavía el año pasado fue nombrado uno de los 20 pioneros más importantes de trasplantes en el mundo. 

Castellanos Coutiño, le sirvió a Chiapas con absoluta responsabilidad pública, le dio un plus en los primeros años a la salud en el estado, para posteriormente recibir los embates y acometidas del bandidaje del sexenio pasado. Sin duda fue el mejor servidor público y que más logros tuvo en la administración pasada, situación que no gusto e increíblemente se le aventó la jauría hasta hacerlo renunciar. Al funcionario estatal que le daba resplandor y lustre al gobierno pasado fue el más vejado por la misma escoria de “Hechos no palabras”. 

Viene a colación este escenario porque en Chiapas el problema de la donación de órganos sufre indicadores muy bajos todavía entre la población con respecto a otras entidades donde esta cultura humana se ha convertido en una estrategia de salud para salvar miles de vidas. Más allá de que en el proceso para donar órganos existen varios aspectos médicos, sociales, psicológicos y hasta legales, sin duda el programa que se echaría andar en Chiapas con el Médico Javier Castellanos, tuviera hoy en día sustanciales logros y avances por toda la geografía estatal. Porque en toda destreza, programa o proceso de salud, siempre se requiere un profesional que encabece esos menesteres que no son nada fáciles.

Un trasplante es la única opción de corregir fallas de salud para conservar la vida. Increíblemente Chiapas tuviera la supremacía hoy en día en relación a la donación de órganos, sin embargo pudo más la maldad humana para satanizar a un servidor público y de paso tirar al precipicio su experiencia y trabajo profesional y de paso indirectamente ser culpables de muchas muertes de chiapanecos que muy bien se pudieron haber salvado con un trasplante. Hasta en eso golpeo al chiapaneco, el exgobernador Juan Sabines. 

Hoy la cultura de la donación en Chiapas, una de las más bajas del país y la gente que muy bien puede ser un familiar de usted, muriéndose porque requiere urgentemente un órgano de vida.

Chiapas primer estado en erradicar trabajo infantil

En los albores de la revolución industrial la mano de obra más explotada, entre otras cosas por su docilidad e indefensión, era la de los niños que se extenuaban en jornales que llegaban a durar hasta 18 horas al día. Qué más decir de los ámbitos rural y urbano popular, en donde los niños heredaban y heredan aún el oficio de sus padres aprendiendo desde pequeños, con tareas reales y casi siempre sin salario.

Niños campesinos, los más, que tienen que acarrear agua, llevar el almuerzo, desyerbar la milpa, desgranar las mazorcas, tareas que ocupan buena parte del día y a veces impiden que acudan a la escuela. Antes, lo distintivo de las niñas y de los niños era su condición de inmadurez sexual, época en la que iniciaba el aprendizaje de los roles conforme a su sexo o a su género; en donde a veces cabía ir a la escuela, jugar un poco y tarde o temprano, casi siempre más temprano que tarde, aprender a ganarse la vida o a cooperar con el ingreso familiar y muchas veces, tan luego llegada la edad fértil, entrar al ciclo reproductivo.

En principio, tener muchos hijos, como acostumbran aún muchas familias del campo, era una estrategia para mantener un rango elevado de mano de obra disponible para el sostenimiento de la familia. Esa realidad cambió cuando llevar a las niñas y niños a la escuela –a ellas más tarde por machismo o sexismo– se convirtió en una obligación para los padres y un derecho para los hijos; cuando se prolongó la adolescencia y se retrasó la edad de procrear.

El trabajo infantil en nuestro tiempo representa un atraso que hay que superar. En esa dimensión adquiere importancia que en la conmemoración del Día Mundial para la Erradicación del Trabajo Infantil, el Gobernador Manuel Velasco Coello dijera que aquí, en Chiapas: “tenemos 52 mil niños de 5 a 13 años de edad que trabajan, mientras que en el rango de 14 a 17 años de edad hay 138 mil 865 adolescentes que tienen una actividad laboral. De todos ellos, el 43% no asiste a la escuela”.

Bien por Velasco, quien aplica aquella regla que dice que para cambiar una realidad, primero hay que conocerla y reconocerla. Ante esta situación, Chiapas, por instrucción de su Gobernador y en concordancia con los objetivos del Plan Estatal de Desarrollo 2013 – 2018, fue el primer estado del país en establecer su propia Comisión Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil. Aquí, añadió el mandatario estatal en el acto de toma de protesta a los integrantes de la Comisión, “3 de cada cuatro niños trabajan en el campo, siendo una de las actividades consideradas de más alto riesgo por la Organización Internacional del Trabajo” (OIT).

Aún más, apuntó que “esta realidad es muy dolorosa porque además los niños y los adolescentes que trabajan lo hacen en pésimas condiciones soportando jornadas laborales de 34 horas a la semana y el 82.4% no recibe un salario por su trabajo”. Estamos ante un Gobernador valiente, determinado a cumplir lo que establece el eje Familiar chiapaneca del Plan Estatal de Desarrollo 2013 – 2018: una vida digna para el pilar que sostiene a nuestra sociedad, especialmente para niñas y niños.

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