miércoles, 11 de septiembre de 2013

CAFÉ PARA TODOS

* LA REFORMA HACENDARIA DE PEÑA NIETO, LE QUITA BANDERAS AL PRD; ¿MÁS GRAVÁMENES A LA CLASE MEDIA?
* CON JOSÉ NARRO AL FRENTE, LA UNAM DESCIENDE 17 POSICIONES EN EL RANKING INTERNACIONAL

Por. Alberto Carbot 
Sin duda alguna, la iniciativa de reforma hacendaria sugiere múltiples lecturas, porque se trata de numerosas medidas que abonan hacia un país menos inequitativo y más inclusivo.

La decisión de establecer la Seguridad Social Universal por medio de servicios médicos para todos, pensiones a las personas mayores de 65 años y el seguro del desempleo, le arrebata banderas a la izquierda, que ha hecho de las personas ancianas -eufemísticamente llamadas “adultos mayores” o “adultos en plenitud”, términos más moralistas que precisos- su principal clientela.

También fue novedoso que el gobierno se decidiera por no gravar los alimentos y las medicinas, porque eso hubiera arrojado gasolina a la hoguera que ya empezaron a alimentar con sus protestas algunos grupos de izquierda, so pretexto de las reformas energética y educativa.

Sin embargo, el sector empresarial ya puso el grito en el cielo, alegando que el aumento del Impuesto sobre la Renta, del 30 al 32 por ciento a las personas que ganen más de 500 mil pesos anuales, pegará sobre todo a la clase media, pero las autoridades hacendarias señalan que ese sector abarca sólo al 1 por ciento de la población.

Es claro que si se gravan las colegiaturas, la renta y venta de casas sí pegará a la clase media, pero también a la clase alta. Es increíble, pero por primera vez se gravará a los alimentos para mascotas -que gozaban de exención fiscal-, y a la joyería, que también recibía exenciones.

Lo cierto es que cuando se trata de impuestos, nadie está conforme porque, como lo dice su nombre, se trata de medidas impuestas y no necesariamente sometidas al voto mayoritario.

La cúpula del sector empresarial basó sus principales críticas en el hecho de que la ley “no amplía la base de contribuyentes” sino se recarga sobre los mismos de siempre.

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) propuso en cambio aumentar el impuesto al consumo, actualmente del 16 por ciento, porque es “el más fácil para recaudar más”. Es verdad, pero no se trata de facilitar la labor de recaudación solamente, sino de que haya equidad fiscal.

Cualquier gobierno que funcione con eficiencia es capaz de recaudar aunque no lo haga con los tributos más sencillos de recolectar.

Juan Pablo Castañón, presidente de Coparmex, señaló que con la reforma hacendaria propuesta por Peña “somos los que trabajamos en las empresas, las empresas grandes y pequeñas, las mismas que estamos contribuyendo al erario nacional”.

La frase, otra vez, suena a victimización. Si los empresarios fueran más proactivos, dejarían de flagelarse y contribuirían mejor al desarrollo del país, porque es sabido que son los grandes hombres de negocios los principales evasores y no necesariamente mediante acciones ilegales, sino con base en maniobras y triquiñuelas legales, apoyándose en costosos bufetes de abogados y contadores que saben como sacarle la vuelta a las normas.

Olvida ese dirigente que un aumento al IVA, de inmediato se refleja en la inflación, que es el impuesto más costoso para la gente.

Castañón consideró “incompleta” la iniciativa, porque dijo “hay oportunidades para recaudar más con impuestos locales”. Parece extraño que los capitanes de empresa se lamenten cuando el gobierno decidió eliminar el Impuesto Empresarial a Tasa única (IETU) y el impuesto sobre depósitos en efectivo, dos tributos que no parecían muy populares entre ningún sector.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez, también se unió al coro de los que de inmediato cuestionaron los aumentos anunciados.

“Vemos con preocupación y vamos a pelear que no sea la clase media la que lo pague, sino que sean los que más ganan quienes paguen estos impuestos”, dijo Gutiérrez.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Rodrigo Alpízar, también cuestionó la decisión de igualar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en las zonas fronterizas al resto del país, lo que implica un aumento del 11 al 16 por ciento.

Esa medida “requiere revisarse a fondo para que la industria maquiladora (ensamblaje) recupere cierta competitividad con los estados del sur de Estados Unidos”, dijo.

MAYOR TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS

Los líderes empresariales coincidieron con que los esfuerzos de los contribuyentes deben verse reflejados y recompensados con mayores métodos de transparencia y rendición de cuentas.

Una de las medidas más importantes -que desgraciadamente no ha repercutido en los medios de manera suficiente-, es la decisión, incluida en la propuesta de Ley Hacendaria, de aplicar un impuesto del 10 por ciento a las ganancias en la Bolsa de Valores, lo que afecta a los capitales volátiles o golondrinos que hasta ahora están exentos de pagar impuestos.

Aunque a esa medida se suelen oponer los grandes organismos financieros internacionales, se trata de una acción saludable, porque los se dirige a los grandes capitales mundiales que viajan de un lugar a otro, desestabilizando economías y apostando por la especulación.

En los últimos meses, México se vio inundado por este tipo de capitales y apenas en julio y agosto pasado se registraron importantes fugas que dejaron temblando al país. Eso explica por qué el peso mexicano de pronto se devaluó tanto frente al dólar. Pero en la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto hay aspectos positivos que merecen la pena mencionarse.

Por ejemplo, se anunció un Programa de Aceleración del Crecimiento Económico, que contempla abandonar el criterio económico ortodoxo neoliberal de mantener un déficit público cero, justo cuando el país está en el umbral de una recesión.

La decisión de fijar un déficit del 0.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) este año y de 1.5 por ciento en 2014, para evitar recortes al gasto público, es una medida importante que ayudará a reactivar la economía.

El paquete presidencial implica modificar los artículos 4 y 123 de la Constitución y crear 4 nuevas leyes para “crear un sistema tributario más justo, más simple, y más transparente, y acelerar el crecimiento económico y la creación de empleos”, aseguró el secretario de Hacienda Luis Videgaray.

Peña Nieto afirmó que la reforma fiscal será “justa y progresiva”, contribuirá a reducir la desigualdad, y promoverá la formalidad, pues actualmente 2 de cada 3 mexicanos trabajan en la economía subterránea.

Asimismo, se prevé “transitar de la seguridad social como un derecho laboral a la seguridad social como un derecho humano, dejando atrás el enfoque asistencialista”, agregó el presidente.

En su mensaje pronunciado el domingo desde la residencia oficial de Los Pinos -y difundido por cadena nacional, ante gobernadores, miembros del gabinete y miembros del Congreso de la Unión-, el mandatario expuso que permitirá invertir más en la educación, con más escuelas de tiempo completo y elevar el crecimiento del país con más empleos y mejor remunerados.

Otro de los propósitos de las reformas, es que haya “más crédito y más barato” para las familias y las pequeñas empresas en México, indicó por su parte Videgaray. Otra de las medidas anunciadas, consistirá en bajar la carga fiscal de Pemex del 79 por ciento al 60. Con estas medidas, se contempla que la reforma tenga un impacto fiscal del 2.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Para el 2014 se prevé que el gasto gubernamental aumente 13.23 por ciento con prioridad en los sectores de la seguridad pública y social, educación, telecomunicaciones, campo y combate a la corrupción.

El gobierno afirma que busca sobre todo reducir la desigualdad y combatir la pobreza. Ojalá se consiga este propósito.

GRANOS DE CAFÉ

El retroceso en 17 posiciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el listado del QS World University Rankings 2013, que la coloca en el lugar 163, evidencia no sólo una caída en la calidad de la cátedra de la máxima casa de estudios, sino la apatía y hasta pasividad que ha caracterizado a la Rectoría frente a los conflictos internos, lo cual ha permitido a los grupos radicales apoderarse literalmente del control político, académico, estudiantil y hasta laboral que alguna vez ostentó firmemente el doctor Juan Ramón de la Fuente y que la clasificara, en 2006, en el sitio 74 entre las 100 mejores universidades del mundo de acuerdo con el diario británico The Times.

El orgullo que causó a todos los mexicanos -el ascenso en 21 lugares dentro del grupo de las 100 mejores universidades del planeta, al pasar de la posición 95 a la 74-, ha quedado en el olvido. Hoy, con José Narro Robles al frente, la historia es diametralmente opuesta. Del sitio 143 que ocupó la UNAM en el 2012, se retrocedió al lugar 163, hecho que obliga a un análisis de fondo de las causas que la llevaron a este descenso.

Aunque multifactorial, sin duda un factor contundente ha sido el priorizar el posicionamiento político de sus autoridades más que la calidad académica, hecho que contrasta con el compromiso gubernamental por elevar la calidad educativa de los mexicanos y que precisamente ayer se consolidó con el Decreto de las Leyes Secundarias de la Reforma Educativa por parte del presidente Enrique Peña Nieto.

A lo largo de los últimos dos años hemos visto como los grupos radicales y hasta el crimen organizado se han posesionado de la máxima casa de estudios, al grado que los delitos comunes amagan a toda su comunidad, sin que se combata el creciente uso y tráfico de estupefacientes, los robos, asaltos, agresiones físicas y sexuales, además de la proliferación del comercio “ambulante” en los diversos campus de la UNAM.

Esta caída en el listado mundial, exige replantear el desafortunado papel la rectoría; revisar a detalle cada uno de los elementos que contribuyeron a este nuevo descalabro en la UNAM, para corregir las fallas y volverla a posicionar entre las universidades de excelencia.

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