EMPRESARIOS – POLÍTICOS ¿MEZCLA O REVOLTIJO?
Por Ronay González
Yo me acuerdo de cuando ser empresario era sinónimo de una persona respetable, chambeadora, con visión y objetivos muy claros, luchadores incansables, y algunos otros buenos adjetivos… hasta que se les ocurrió ser políticos.
En principio sonaba como una buena idea, parecía que si eran exitosos en sus empresas, podrían hacer de éste, un país exitoso, la respuesta la tenemos, la vivimos todos los días y resulta que es peor que cuando se dedicaban a sus empresas.
No estoy diciendo que ellos tengan la culpa del espanto del país en el que vivimos (¿o a usted no le espanta el escandaloso aguinaldo de Carstens, el que Raúl Salinas ya sea multi millonario de nuevo, si es que alguna vez dejó de serlo; el que nunca haya habido tantos secuestros como en este año, el desempleo, en fin), por supuesto que no, ellos no son la causa, pero resulta que de ser la parte crítica, exigente, que enfrentaba muchas veces a los gobernantes, pos’ ahora ya son la misma cosa, lo cual se traduce en una presión menos para los gobernantes y menos ojos cuidándoles las manos, las uñas y los dientes.
Pero además, se vuelve más confuso el asunto de los enriquecimientos ilícitos, porque resulta que si gastan lana del erario en sus lujos y ocurrencias, “callan” a todos diciendo que es su lana, suya de ellos, como dicen los chamacos, que nada tiene que ver con los dineros públicos, por lo que no están obligados a dar explicaciones de nada a nadie.
Lo peor es que en parte tienen razón, si un político, que antes del camino del mal, era empresario y logró hacer un fuerte patrimonio, se le ocurre, siendo funcionario, ir a comer paella en Barcelona, en un jet privado, pues teóricamente no tendría nada de raro o de malo, pero ¿cómo saber si el dinero que se gastó fue el suyo o el nuestro? Está complicado, la “transparencia del cuarto mundo” en la que vivimos no nos permite saberlo, así como no nos permite saber muchas otras cosas tan básicas como para qué son las “partidas secretas”.
Cada vez son más los empresarios que se vuelven políticos, claro que no por su espíritu altruista, bueno fuera, se debe a que es una de las formas más rápidas de que el changarro crezca, y claro que hay que invertirle, hay que sacar pa’ la campaña, para los regalos, la imagen, y lo que sea necesario para que durante tres o seis años, el negocio personal levante el vuelo, el cargo es lo de menos, los resultados también, mientras el negocio siga y hasta surjan nuevos.
Realmente a veces creo que nos estamos quedando sin opciones, porque los empresarios-políticos no nos han sacado de ningún apuro, pero los políticos-políticos, los que no han hecho otra cosa más que brincar de cargo en cargo ¡menos! No sé quién siga ¿los artistas? Bueno algunos ya también le han hecho a eso sin pena ni gloria ¿los médicos? ¿los campesinos? No sé, pero tengan cuidado porque corren el riesgo de volverse políticos.
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