miércoles, 18 de diciembre de 2013

Palestra


Premio Chiapas
Por. Rodrigo Ramón Aquino
La designación del Premio Chiapas, que año con año entrega la Secretaría de Educación y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, ha sido motivo de francas discusiones entre los periodistas culturales, los intelectuales y los creadores y divulgadores que, casi siempre, se sienten con los méritos suficientes para obtenerlo.

Lo cierto es que independientemente de los grupos políticos antagónicos en torno a las artes y la ciencia, que abundan y son consustanciales (este año, por ejemplo, los cronistas son consentidos; antes lo fueron los poetas; antes los artistas plásticos; antes los periodistas y así hasta el inicio de los tiempos), el premio en mención ha desvirtuado su propósito principal: reconocer a aquellas personas que han dedicado el mejor de sus esfuerzos a fomentar en nuestro estado la cultura: las ciencias y las artes en sus diversas manifestaciones.

De ahí que cada designación parecía peor que la anterior, de acuerdo con el gusto, ánimo y la empatía de las autoridades en turno. Así es como ganaron, por ejemplo, no en orden cronológico, Sergio Emilio Espinosa, Arturo Aquino, Concetta Constanzo, en los últimos años, por mencionar a algunos, que no carentes de talento sí distaban mucho para ser reconocidos con el máximo galardón del gobierno de Chiapas. Pero, bueno, eran cuates.

Con la llegada a la titularidad del Coneculta de Juan Carlo Cal y Mayor Franco parece que hay un ánimo de reivindicar el galardón con la designación de Javier Espinosa Mandujano, en Artes. Su obra literaria, periodística y como funcionario público es incuestionable (si usted quiere conocerlo más, desde una apreciación más personal, le recomiendo leer la columna Piedra de toque, del académico y escritor Ricardo Cuéllar Valencia: “Javier Espinosa Mandujano: líder cultural”: http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/n2621768.htm).

No obstante el buen juicio a la hora de nombrar ganador (en una entrevista reciente, Cal y Mayor me aseguró no ensuciaría su historial prestándose a las prácticas ya comunes del dedazo), no faltaron las voces que hicieron escarnio de otros personajes propuestos, por la sola y única razón de no ser de su agrado o por haber tenido algún roce personal en el pasado. Uno de ellos, que no es la primera vez que es propuesto por instituciones educativas y culturales de prestigio, es el escritor e investigador Mario Nandayapa.

Se le acusa de inventar grados académicos, de sólo recopilar textos y otra serie de linduras, que con facilidad Nandayapa podría derrumbar, y que desde luego a él le corresponde hacerlo si tuviera necesidad. Pero no le reconocen su aporte por salvar las tradiciones de su pueblo natal Chiapa de Corzo, los cuales son numerosos y permanentes. Tampoco la formación de nuevos escritores, que para bien o para mal se iniciaron con él en este territorio de las ideas, los sentimientos y las formas. En fin, Mario, tiene muchos más méritos como artista, como académico, que otros que han recibido el mentado premio, y por ello, esta vez que se le dio seriedad al asunto, estuvo a punto de obtenerlo.

Pero no falta el pelo en la sopa, cuando algunos recuerdan que Espinosa Mandujano fue secretario de Educación precisamente en los tiempos del gobernador Manuel Velasco Suárez. Confiamos en que la designación nada haya tenido que ver con esa cercanía.

Ágora

Aprovechando el tema: De acuerdo a las bases y reglamento del Premio Chiapas: "quienes hayan obtenido el Premio Chiapas al alcanzar la edad de 60 años, se hagan acreedores a una pensión vitalicia, equivalente a cien días de salario mínimo vigente en la capital del estado, misma que subsistirá al fallecimiento del beneficiario, siendo el cónyuge supérstite quien obtendrá el derecho a la pensión señalada". Pero tal parece que todo este año no ha ocurrido así:

“Señores: Celebro los avances que pregonan pero me gustaría preguntarles: ¿cuándo pagarán puntualmente las pensiones a los Premios Chiapas? ¡Todavía nos deben diciembre del 2012! Me gustaría que así como me envían su propaganda triunfalista, respondieran también a mi pregunta. Con todo respeto (del latín respicere: mirar atrás): Efraín Bartolomé, PREMIO CHIAPAS DE ARTE 1998.”

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roraquiar@hotmail.com
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