martes, 1 de abril de 2014

Palestra


Política de campaña
Por. Rodrigo Ramón Aquino
Desde mitad de la década de los 70, los estudios de la política, particularmente de la relación de los partidos con los ciudadanos, comenzaron a registrar un nuevo comportamiento.

Mientras, por un lado, los sistemas democráticos ganaron popularidad como la mejor vía para organizar los gobiernos, por otro, los ciudadanos empezaron a distanciarse de los institutos políticos que ya no representaban sus causas.

El desinterés de los ciudadanos obligó a los políticos a buscar a expertos en ventas, a los llamados profesionales del “marketing”. Desde entonces tanto partidos como candidatos se venden como cualquier otro producto en el mercado.

Este nuevo comportamiento (todo el tiempo en promoción, todo el tiempo en venta), hoy tan común, fue denominado por el politólogo Gianfranco Pasquiano (2011) como “la nueva política de campaña”.

En Chiapas, el caso de política de campaña más exitoso ha sido sin duda el de Manuel Velasco Coello. Su carrera legislativa estuvo en permanente promoción y pocos políticos le confirieron la importancia que merecía, no alcanzaron de entender el fenómeno. Sin darse cuenta, el posicionamiento que alcanzó en poco menos de 12 años fue imparable y ya no hubo forma de contrarrestarlo.

El caso de Manuel es único y mal hacen los que intentan imitarlo. A estas alturas el gran grueso de la población ve con antipatía la agresiva sobreexposición de nuevos actores políticos. La fórmula no debe emplearse hasta el cansancio, pues será contraproducente.

Tuxtla Gutiérrez es el campo experimental. La ciudad está plagada de espectaculares de funcionarios y políticos, pero ninguno de ellos es Manuel Velasco.

Fernando Castellanos, Bayardo Robles, Carlos Morales, Carlos Penagos, Eduardo Ramírez Aguilar deben reconsiderar su estrategia de promoción por el bien de su carrera política. Cada uno de ellos tiene sus fortalezas y debilidades, deben reconocerlas y apostarle a una estrategia personalizada, que poco a poco genere empatía en los distintos sectores. Deben apostar a las ideas, el trabajo y menos a la imagen.

Ágora

La versión de que Eduardo Ramírez Aguilar estaría interesado en buscar la alcaldía capitalina se cae por inverosímil. Los tuxtlecos tienen amargas experiencias con los locales que no han vivido aquí. Y las cosas se complican más con los fuereños (ver caso de ilegitimidad de Samuel Toledo). No, no creo que se atrevan a ofender de esta manera a los capitalinos.

Su rumbo es otro. Debería ser otro. Si en verdad es uno de los posibles delfines, su lugar, incluso, no es la Secretaría General de Gobierno, por lo inestable y desgastante de la posición. En el rejuego del poder, al gobernador le es necesario que en estas elecciones intermedias, gente de toda su confianza ocupe posiciones estratégicas como las coordinaciones del PVEM en la Cámara Baja y la LXVI Legislatura local.

Lo más sensato es que Eduardo Ramírez Aguilar salte a una diputación local, donde sería el gran operador de su amigo en lo local, y en lo federal sería bueno que llegara alguien con más futuro que pasado, alguien en formación pero leal, se me ocurre un Fernando Castellanos, que aún le alcanzaría en este sexenio para la senaduría.

Y para Tuxtla, bueno, tiene a políticos maduros de dónde escoger…

Corrillo

En 2012, año electoral, los estados rompieron récord en el desvío de recursos federales destinados a programas sociales. Ese año las irregularidades financieras alcanzaron los 40 mil 852 millones que los estados deben reintegrar a la Tesorería federal, 4 mil millones más que en 2012, de acuerdo con los informes de revisión que elaboró la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a todas las entidades. Chiapas, por ejemplo, presenta irregularidades por 4 mil 846 millones totales, entre montos por aclarar y recuperaciones probables por desvíos.

Contacto:
roraquiar@hotmail.com
9611395592
PIN: 7B613225
Twitter: @roraquiar

No hay comentarios:

Publicar un comentario