¿TODOS QUEREMOS SER GRINGOS?
Por Ronay González
Me encontré una encuesta que me dejó pensando. La pregunta era si emigraría a los Estados Unidos si tuviera oportunidad. Lo primero que me pasó por la cabeza fue que definitivamente no me subiría a La Bestia ni pasaría nadando el río, pero ninguna de las opciones decía eso, el inciso invitaba: “a)Sí, para mejorar mi calidad de vida”, entonces me dije, definitivamente lo haría por esa razón, la verdad es que a veces es frustrante cuando revisas tus recibos de nómina en donde nomás falta que haya un apartado en donde se estipule lo que debes pagar por trabajar.
La segunda opción era: “b)No, estoy mejor en México”, pensé entonces ¿realmente estoy mejor? Yo recuerdo que la empleada doméstica de una amiga se fue a los Estados Unidos, a la “pizca de cherris” (a recolectar cerezas, pues), y al poco tiempo tenía su casa, un cochecito, y a sus dos hijos que nacieron allá los mantenía el gobierno porque no tenían papá. ¿Cuándo hubiera logrado en esta su patria todo eso? Me atrevería a decir que nunca.
¿Qué me ofrece mi México? Pos supongo que mucho amor porque de ahí en más, tengo gasolina cara, luz re cara, salud carísima (pago IMSS y además doctores particulares), educación ya ni le cuento, ahí por diciembre me iré reponiendo del regreso a clases ¿entonces?
El siguiente inciso era para los que no se arrugan con nada: “c)Me da igual vivir en México o en Estados Unidos”. Bajo las condiciones actuales, no podría darme lo mismo. El último era: “d)No me interesa considerarlo”, y créame, si me voy por el lado sentimental, familiar, de belleza, de tradición, pues claro que no me interesaría, pero una vez más, de qué me sirve tanta belleza si no puedo pagar para conocerla, si la belleza “pública”, ríos, lagos, los tienen hechos unos basureros, sin cuidado alguno; y lo más importante, es cada vez más complicado darle a mi familia lo que se merece.
Aún remolineaba yo mis respuestas y como finalmente nadie iba a saber cuál era mi elección y quería enterarme de qué habían pensado los otros que como yo cayeron en esa pequeña encuesta en la red, voté y me enteré de las cifras.
Para mi no sorpresa, más de la mitad de los que habían votado, decidieron que claro que lo harían si con eso mejoraban su calidad de vida, sólo una cuarta parte se declaró amante por siempre de este país y sus condiciones de vida.
¿Seremos comodinos entonces? Creo que nos ha dado mucha flojera construir una vida más llevadera para todos, pareciera que estamos sentaditos añorando que un día nos manden llamar al paraíso, pero mientras ¡ah! Como nos divertimos en el infierno.
Yo soy anti gringo, no me gusta Mc. Donalds ni Burguer King, pero la verdad es que no he visto ninguna cadena de gordas, sopes y tacos que ofrezca juegos infantiles, instalaciones seguras, con wifi y todos los servicios. Tampoco me agrada que vengan las gringos como a la segunda conquista, pero resulta que son los que dejan las mejores propinas, los que reactivan la actividad turística.
Mucho menos comparto muchos de sus valores que los han llevado a que haya niños asesinos, jóvenes que masacran a sus compañeros de clase, seres que no tienen otra cosa en la cabeza que la muerte, las armas, la destrucción.
Pensándolo bien, haré una sugerencia para que incluya otro inciso: e)Amo México y prometo trabajar para que nadie tengan que irse. ¿cuántos votarían?
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