Bares al costo
Por. Rodrigo Ramón Aquino
Desde el año pasado, en operativos interinstitucionales, las autoridades han cerrado la puerta de diversos bares y cantinas por no cumplir con el reglamento en vigencia. La mayoría han sido cerrados de manera temporal, tiempo en el que han ido resolviendo los motivos por los cuales fueron apercibidos. Hasta el momento se han señalado deficiencias en hasta en 200 establecimientos en Tuxtla Gutiérrez, según datos de la Secretaría de Salud capitalina, a cargo de Mario Ernesto Velasco Zenteno
La medida ha sido aplaudida por el grueso de la población, porque se busca garantizar la calidad del servicio brindado y se evita exponer al consumidor a las deficiencias en protección civil. No obstante, también generan dudas y críticas que algunos establecimientos cerrados un día, estén abiertos al otro. Despierta sospechas y genera incertidumbre, pues qué tan confiable es el seguimiento para la reapertura.
Hace unos días, nos hicieron saber un caso en particular, el del bar conocido como la Yaquesita, cerrado ya en dos ocasiones y cuyo gerente, de nombre Heyne González Velázquez, ha hecho uso de sus “especiales” habilidades persuasivas para abrir una vez aun con las recomendaciones no cubiertas, y, ahora, luego del segundo cierre, lograr el acuerdo para reabrir con otro nombre, pues en breve presentará el bar El Barbas, cuyo público objetivo es el que gusta de la música banda y norteño.
Las habilidades especiales a las que nos referimos no son, desde luego, la retórica ni el llano convencimiento, sino la corrupción. Un actuar corrupto que se estima en 80 mil del águila que, según la denuncia, habrían terminado en el bolsillo del director de Protección contra Riesgos Sanitarios, Rafael Domínguez Cortés (recomendación no pedida al doc Eugenio Ruiz para que eche un vistazo a los procedimientos).
Lo dicho arriba no tendría mayor trascendencia si no fuera por los antecedentes de Heyne González Velázquez, quien en 2009 fue boletinado por la Procuraduría General de la República por sus presuntos vínculos con grupos delincuenciales y por la posesión de un vehículo robado.
Ágora
Como usted sabe, ciudadanos inconformes pusieron bajo el busto del ex gobernador Juan Sabines Guerrero una placa para recordar la impunidad y corrupción de la que gozó y goza. Y aunque la gran mayoría de los usuarios de redes sociales aplaudió el gesto ciudadano, este domingo su semblante decayó porque “alguien” retiró el justo reconocimiento ciudadano. Lo cierto es que la iniciativa, a pesar del respaldo generalizado, no tenía mayor progreso, simple y sencillamente que el busto del ex gobernador es propiedad pública, y cualquier atentado contra él es vandalismo y un delito. Y aunque el ánimo es popular, la acción no es institucional. El esfuerzo, no obstante, valió la pena, porque le hace saber a la autoridad actual que lo mejor que puede hacer es retirar dicho inmueble.
Corrillo
Yo sólo quiero recomponerlo todo. Borrarlo. Ignorarlo aunque me escupa al paso. Despertar y comenzar sin recordar. Hacer curaciones básicas: costurar la herida, visitar a los viejos amigos, atender bien a los nuevos y vivir, lo que todo el tiempo evité hacer.
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