lunes, 8 de diciembre de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


CON ESOS AMIGOS
Por Ronay González

Es clásico que cuando alguien la riega sale con su cara de arrepentimiento pidiendo perdón como si fuera el borrador del tiempo, como el gandalla de la escuela que cuando llega su mamá y después de la arrastrada que le pega, fuera de tiempo, claro, se disculpa con medio mundo creyendo que con eso las culpas o problemas que causó se solucionarán; no es así.

Le pongo tres ejemplos actuales: es de todos sabido que el presidente de Huixtla, luego de mucho, pero mucho pedir chance y de que se lo diera su cuerpo edilicio, terminó haciendo lo que juró no ocurriría, le quedó mal a todos. Los regidores lo vieron venir desde el informe, cuando se rindieron cuentas alegres, nadie sabía de qué estaba hablando, por algo prefirieron no asistir y los que lo hicieron fueron casi escondidos, de la misma forma desaparecieron del lugar.

Sabían lo que pasaría, que tarde o temprano se pedirían cuentas de lo que estaba pasando, mismas que nomás no cuadraban, millones de pesos transformados en… nada, promesas de aire, falta de seriedad, de respeto por su constante alcoholismo e incluso hasta por su aseo personal, como si no conociera el peine (para peinar no del otro) o el rastrillo, creo que ni el agua y el jabón.

Es preocupante que una persona así esté al frente de un Ayuntamiento, es como para que el pueblo entero escriba un capítulo de La Rosa de Guadalupe, porque de hecho sólo un milagro ayudaría a los huixtlecos a salir de este hoyo.

Fue señalado más de una vez por las presuntas desviaciones millonarias de recursos públicos y para no verse involucrados en conflictos del orden judicial, pasó lo que tenía que pasar: el cabildo de Huixtla solicitó al Congreso del Estado la destitución del alcalde Gustavo Cueto Villanueva.

Aunque fue muy tarde diría yo, porque ahora nadie sabe dónde están los 48 millones 766 mil pesos, que nomás no aparecen, agregue usted los más de 17 millones de pesos de un crédito otorgado por Banobras.

Qué gachos son los regidores de Huixtla, nadie le dijo al alcalde sobre sus problemas con el trago, nadie le dijo que no se puede gastar dinero público, menos el que llega etiquetado. ¿Qué hacían entonces en las reuniones de cabildo? Dejaron solo al alcalde.

Otro que mantiene a su municipio en el olvido pues no hay obras relevantes ni proyectos es esa frustrada mezcla de suerte y fracaso: Mario Humberto Solís Hernández, alcalde de Tuxtla Chico, quien se ha caracterizado por dar 10 problemas y ni media solución, amén de que el pueblo lo repudia entre otras cosas porque no supo llevar las riendas del municipio, no lo hace, esa potestad se la confió al tesorero y al apoderado legal de ese ayuntamiento, mismos que hacen lo que quieren.

Sus regidores han externado su preocupación por las constantes ausencias del mandatario municipal, lo que ha provocado que haya retrasos marcados en diferentes temas de la administración y que se tengan conflictos sociales por la inconformidad de la gente que justamente le reclama el cumplimiento de sus promesas de campaña; resulto ser más malo que las tortas de la calle.

Vive en “su mundo” rodeado de “amigos” que le dicen que está bien todo lo que hace, que saldrá victorioso de esta encomienda. No sean gachos, que alguien le haga ver las barbaries que está haciendo.

El tercero es el presidente de Unión Juárez, y a este pobre ya ni su familia lo quiere, menos los pobladores de Talquián, Chiquihuites, Córdova Matasano, de la cabecera municipal o de Santo Domingo. Caminos abandonados, la carretera principal sin mantenimiento, lo único que lo libra es que al parecer las finanzas del ayuntamiento de la llamada Suiza chiapaneca no están tan dañadas porque como Quintero no hace nada, ni la paga ha gastado.

Aunque codo natural como es, tampoco gasta lo suyo y mejor manda a la patrulla de seguridad pública a traer las compras que hace su familia en los supermercados de Tapachula. Éste es de los que se esconde bajo el escritorio y tiene apagado el foco de su oficina para que no nadie sepa que está ahí comiéndose las uñas o rascándose los… piojos.

Lastimosamente no son los únicos ¿qué ha hecho el que se dice presidente de Huehuetan? No le conozco nada que haya sido gestión de él, las pocas cosas que se han hecho es porque los recursos han llegado solos ya sea del estado o la federación.

El presidente de Tuzantán es otro caso, no ha hecho más que pelearse con sus compadres y la enorme parentela que tiene en la nómina del ayuntamiento.

No es fácil administrar un municipio, pero si la gente te confirió el enorme privilegio de ser funcionario público, de servir, o al menos eso se esperaría, lo que menos puedes hacer es esforzarte y dar resultados.

Por otro lado es preocupante que los regidores holgazanes no estén al pendiente de los asuntos importantes para el municipio, que el montón de Secretarios se vuelvan tapaderas y entonces estos presidentes acaban sintiéndose dioses, creen que el poder no se les acabará nunca, se rodean de “amigos” (ya con esos no necesitan de enemigos) que lógicamente desaparecerán ante el primer problema o al final de las administraciones.

Sean realistas y busquen verdaderos apoyos, aún están a tiempo (algunos claro), usen lo poquito que les queda de dignidad, de cariño por su tierra, de respeto por la gente y enderecen un poco el desastre que tienen.

Ya pa’ finalizar les cuento: ¡qué manera de comer este fin de semana! Dejé guardada la dieta y me dediqué a mover la mandíbula, desde temprano con mi amigo Andrés Sánchez, anduve de arriba pa’ bajo en algunos eventos y por la tarde nos fuimos al festejo de mi jefe y amigo Omar Escamilla, creo que nos vieron medio desnutridos a los invitados por que el que menos comió (que no fui yo) se echó medio kilo de carne. Un extraordinario anfitrión, el motivo fue su cumpleaños número 20 o no sé si fue por su mayoría de edad ¡en horabuena!

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