¿MEA CULPA?
Por Ronay González
Hay tres técnicas ancestrales que no hemos modificado: el hablar, hablar y hablar aunque no sepamos ni de qué para llamar la atención, y el echarle culpas a los demás para ser aceptados. Por ejemplo en mis tiempos de escuela, el bullying consistía en armar desmadres y decir que la culpa era del otro, lo que casi en automático nos incluía en los grupos y hasta nos daba prestigio.
La tercera creo que es la más peligrosa: echarle la culpa de nuestros problemas a los demás. Cuando no nos alcanza para la quincena decimos que el gobierno es el causante, o la crisis o quien sea, el caso es que lo alejamos y por tanto no hacemos nada por solucionar ese asunto.
Con eso es como si nos diéramos un baño de conciencia, nos sentimos mejor con nosotros mismos y hasta nos da valor para ver que hay otros que están “peor”, o más gordos, o más mensos o con menos suerte, el caso es no hacernos responsables.
¿Se ha dado cuenta que estas mismas malas técnicas las están aplicando los partidos políticos? Se echan la culpa los unos a los otros, en el mejor de los casos buscan justificantes incoherentes o inverosímiles y acaban pasándonos, a los ciudadanos, las facturas de los problemas, los pasados, los presentes ¡y hasta los futuros!
En teoría estas instituciones deberían ser de los más serio, creíbles, con un alto sentido de la responsabilidad, pero no, las riendas del país están en manos de quienes no tienen ni la menor idea de lo que es el oficio político y sus candidatos en lugar de propuestas y debates serios, acaban armando pleitos de lavadero, y de los malos.
Uno alega que los muertos, el otro dice que los vivos, pero nadie da soluciones ni dice la verdad. Todos los partidos tienen y han tenido candidatos y gobernantes a quienes se puede cuestionar por sus malas mañas, pero no lo quieren ver, lo peor es que han asumido que nosotros tampoco nos percatamos ¿por quién nos toman?
La lealtad partidista, los principios, las causas, han desaparecido por completo, es el poder por el poder y no más, así que tenemos mezclas de agua con aceite que lo único que han logrado es purgarnos a todos. No hay partido que se salve.
Ya hasta inventaron una nueva modalidad: la culpa la tienen las empresas, esto lo digo por la serie de spots del PRD en donde se ve claramente el logo de Telmex mientras hacen alusión a cosas por demás negativas en este país.
Aclaro que la empresa no es de mi devoción y que pienso que es la burla más grande el que un país pobre y tercermundista haya hecho al hombre más rico del mundo, pero creo que un partido está para aportar ideas y soluciones, no para señalar a quienes se les ocurra.
Obviamente la empresa ya se quejó (así como se quejó López Dóriga), y los problemas que de ahí deriven me tienen sin cuidado, lo que me preocupa es la calidad de campañas electorales que nos esperan.
¿Se la van a pasar culpándose entre ellos, a los demás? El Colocho me permita ver, antes que me muera, que un partido asuma que el que ha tenido candidatos ladrones, vividores, corruptos, maleantes y que se dé a la tarea de reparar el daño; ése si sería digno de llamarse partido político, mientras eso no suceda, suenan más a un mal chiste, y mal contado de remate.
Cambiando de chuleta me llamó mucho la atención una denuncia de la que me enteré en las redes sociales, es sobre la escuela Federal 2 y el problema de un alumna que no podía inscribirse, grande fue mi gusto al enterarme que ya fue solucionado en tiempo y forma, lo cual deja en claro que es una escuela de prestigio y aceptación en la región, bien por eso y por la atención de sus directivos.
Cambiando de chuleta (otra vez), la noticia de la creación de Zonas Económicas Especiales, de las cuales forma parte Chiapas, para mí no es otra cosa que la consolidación de un sueño largamente esperado y que esperamos ahora sea una realidad, realmente necesitamos de este polo de desarrollo industrial para reducir la brecha que separa el rezago del desarrollo, mediante diversos beneficios, entre ellos incentivos fiscales al comercio y a la industria. Una gran palomita para el gobierno de Manuel Velasco.
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