EL RESPETO SE GANA, NO SE IMPONE
Por Ronay González
A veces no entiendo las “soluciones” que proponen los flamantes legisladores a los problemas de este país. Habiendo tantos tema urgentes y salen con que hay que hacer que el Servicio Militar Nacional sea obligatorio sin distinción de sexo.
De por sí yo no le he encontrado el beneficio práctico a que obligue a los chicos a ir a asolearse los sábados, porque honestamente el beneficio no ha sido tangible y no soy el único que lo dice, nada menos en diciembre pasado otro diputado abogaba por que se suprimiera su carácter obligatorio y sólo fuera para quien lo solicitara, porque como era de suponerse, el atender a estos jóvenes implica un costo, y ese dinero bien podría mejor canalizarse al fomento de actividades deportivas, culturales y de salud para la población joven de México, eso es lo que expuso entonces el “iluminado” legislador, coincido con él.
El único movimiento armado en el que nos hemos visto involucrados los mexicanos en los últimos 50 años por lo menos es la llamada “guerra contra el narco”, misma que aún nos trae de cabeza pero para la que el servicio militar no ha servido y por supuesto ni servirá de nada.
Ni siquiera estoy seguro de que modificándolo sea funcional, ya lo han hecho, desde 1942 cuando se inició con este asunto porque las autoridades andaban algo nerviosas por la Segunda Guerra Mundial. En 1997 se reorientó el cumplimiento de este servicio y se aplicaron cinco programas de beneficio social: educativo, deportivo, rescate del acervo cultural, marcha contra las adicciones y de labor social, así siguió hasta 2005.
Sin embargo ahora sólo se desarrolla el programa de adiestramiento militar que incluye la enseñanza de la legislación militar, el derecho internacional humanitario y los derechos humanos; el Plan DN III-E, la enseñanza de medidas de seguridad del armamento, defensa personal, sanidad militar e instrucción del orden cerrado.
¿Algún joven que conozca está entusiasmado con la idea de hacer el servicio? Estamos desperdiciando su valiosísimo tiempo, energía, disposición, y nuestros valiosísimos recursos.
El diputado creador de la iniciativa de hacerlo obligatorio para hombres y mujeres, uno de los tantos 500 que cree que era la mejor manera de desquitar el sueldo, dijo que con esto se fortalecerían los valores cívicos, el respeto a los derechos humanos y se mantendría el sentimiento de unidad nacional.
Yo le propongo lo siguiente, que todo eso se intente y se haga una realidad en todo el que se dice llamar policía, de cualquier rango y a cualquier nivel, esos sí que no tienen ni idea de lo que es el respeto a los derechos humanos, el valor cívico o la unidad, a ellos les hace más falta, de hecho urge.
Prefiero que continúen y se mejoren las materias de civismo y de ética que ahora se imparten desde los primeros años de la educación obligatoria, ésa es la verdadera oportunidad que tenemos para generar en las futuras generaciones el amor y respeto por su patria y los que en ella vivimos, intentar hacerlo a través de un servicio militar obligatorio para todos se me hace un absurdo.
Señores legisladores, antes de cerciorarse de que nuestros muchachos sepan marchar parejitos y que porten un rifle, asegúrense de que sepan leer, escribir y que porten muchos libros, verán como solitas las cosas cambian.
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