MÁS COLEGIATURAS, MENOS
DEDUCCIONES Y ADIVINE QUIÉN PAGA
Por Ronay González
Si tiene hijos, sabrá que eso de que estudien no es nada fácil. Si se decidió por la educación pública seguramente se topó con algunos problemas como aquello de que hubiera lugar en la que le queda más cerca de su casa para no tener que pagar transporte, porque no sólo es el de los chamacos, si son pequeños, también es el de uno.
En un golpe de suerte supongamos que encontró lugar, ahora sigue la segunda cosa, que las cuotas no sean como si los fuera a meter en alguna de esas escuelas que tan quitadas de la pena se paga en dólares.
También habrá que pedir al santo de su devoción para que no sean grupos de 50 chamacos, porque aunque las autoridades digan que ya no se puede, la realidad es que aún sucede y los chamacos entienden la mitad de lo que se supone deberían de aprender.
Cruzamos los dedos hasta de los pies (cuidado con los calambres) para que les toquen buenos maestros, de esos que se esmeran en que sus alumnos entiendan, aprendan, como esos que tuve yo, pero tampoco hay que olvidar que seremos muy suertudos si no se interponen huelgas o marchas que dejen a los niños sin clases.
Ese es el viacrucis de la educación pública, aunque por supuesto existe la opción B, pero adivine qué, implica dinero y mucho, porque escuelas privadas hay caras y muy caras, pero no baratas.
Con tal de que nuestros mocosos tengan unas poquitas ventajas más en este despiadado mundo, hacemos hasta lo imposible por sacar para pagar colegiaturas, aunque eso implique comer 20 días frijoles , 5 días pollo, 4 carne y 1 pescado; menos en febrero claro.
Pero ahora el asunto está más complicado porque en teoría las escuelas tienen que pagar ISR, y digo en teoría porque quien realmente paga ese incremento somos los padres de familia.
Si de casualidad inscribió a sus hijos en febrero de una vez para el siguiente ciclo escolar aprovechando algún magnífico y maravilloso súper descuento, como del cinco o diez por ciento, se habrá dado cuenta de que subieron los precios, lo cual pudiera ser normal hasta un diez por ciento, pero saque sus cuentas y curiosamente subieron aproximadamente el mismo 30 por ciento del impuesto que ahora tienen que pagar.
Antes de la reforma fiscal (insisto, no he visto un solo peso ahorrado en mi bolsillo a raíz de las dichosas reformas), las escuelas no pagaban ISR, pero no sólo eso, de remate el margen para las deducciones de colegiaturas para los padres de familia es menos, bonita mancuerna.
Y si denunciar abusos en una escuela pública es todo un reto, hacerlo en una particular tiene una solución muy fácil: cambie a su hijo de escuela y déjenos en paz.
No podemos decir que todas las escuelas son iguales, habrá quienes sean más considerados y busquen mejores formas de conservar sus finanzas que subiendo colegiaturas e inscripciones, pero también es cierto que la educación privada es cuento de no acabar: inscripciones, cuota de padres de familia, cuota de materiales, cuota de libros adicionales, libros de inglés, libros de música, libros de arte…
Pero todo sea porque los chamacos cuando salgan de la preparatoria no tengan un nivel de cuarto de primaria, al menos que sea uno de primero de secundaria. Lo que no sé es cuándo tendremos el nivel educativo que se merecen las nuevas generaciones sin que tengamos que pagar en dólares.
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