COSAS QUE SE HACEN CON VOLUNTAD Y NO CON BUROCRACIA
Por Ronay González
Cuando me entero de estas historias donde la humanidad parece en verdad humana y no sólo de nombre, en la que los protagonistas no son el dinero, ni los absurdos o la violencia, me pregunto cómo es que hay personas que sin tener un centavo logran hacer más por la eliminación de la pobreza y la injusticia, que los que gobiernan una patria o un poblado con los recursos públicos a la orden.
No sólo hay hambre en África, le recuerdo que en México hay poblaciones en donde las personas viven en las mismas condiciones de miseria que en aquel continente, así que no necesitamos ir tan lejos.
Urge encontremos quien realmente quiera hacer un cambio, como el que hizo en Madagascar el padre Pedro Opeka, quien fundó la Asociación Humanitaria Akamasoa, no como las que se hacen antes de las épocas electorales, ésta logró rescatar aproximadamente 500 mil personas, no por nada es candidato al Nobel de la Paz.
Su obra ha inspirado 10 libros y siete documentales. Lo apodan el “Albañil de Dios”, el “Santo de Madagascar”; hay quienes lo consideran la versión masculina de la Madre Teresa de Calcuta, pero más allá de los elogios ¿qué hizo?
Él llegó, junto con otros cuatro sacerdotes para animar una iglesia, pero hizo más que eso. Llegó un lugar en donde no tenían qué comer, y sin “jornadas para el hambre” y esas cosas, simplemente organizó a las personas para que sembraran arroz y ayudarse. Funcionó, luego siguió la salud y después la educación.
Se enfermó y tuvo que moverse a otro poblado, Antananarivo, en donde se percató de las condiciones en las que vivían muchas familias, cada una con hasta ocho hijos y viviendo en un vertedero de basura. No fue y los regañó por tener tantas hijos (yo sí lo hubiera hecho, como si con eso remediara algo, pero bueno), él prefirió hacer algo más útil.
Como siempre, lo primero era la comida, no sé cómo pero seguramente no fue con presupuesto gubernamental, aunque debería, allá o acá se supone que los dineros públicos son, entre otras cosas, para el bienestar de todos. Construyó un merendero para los niños, luego les brindó además algo de educación antes de la merienda. El trabajo aumentó y comenzó a emplear a jóvenes de la zona.
Hasta aquí me pregunto yo cuántos modelos como ese pudieran dar resultado en nuestro país. Escoja la comunidad que quiera, cualquiera de las que viven en extrema pobreza. ¿cuánto puede costar darle una buena cena digamos a 50 chamacos? En realidad no puede ser tanto, le apuesto que es mucho menos de lo que se les da de financiamiento a los partidos políticos por ejemplo, pero como de todas formas la lana no saldría de ahí, se puede sacar de la iniciativa privada, de las ONG’s, de la gente pues. Si pudieron en África, creo que aquí también.
La basura es un gran negocio, uno que por cierto ningún municipio, al menos en la zona, ha querido explotar, este señor lo sabía así que comenzó a explotarlo, además de que encontró la forma de sacar materiales para construir en ese mismo lugar en el que nadie se asomaba.
Con sus propias manos, y las de los que ahí habitaban, es decir, no se sentó en su sillita a dirigir, logró transformar las viviendas, y no sólo eso, al mismo tiempo le enseñó a los pobladores un oficio, he ahí la importancia de “no dar el pescado sino enseñar a pescar”, cosa que aquí no hemos entendido y ahí tenemos a generación tras generación siendo parte del Prospera, antes Oportunidades.
De ahí en adelante todo fue mejorar, hoy, viven allí más de 17 mil personas, ya no en la basura sino en casas, con escuelas y hospitales… aquí un triste hospitalito tardan años en planearlo y replanearlo, otros tantos en construirlo, otros más en equiparlo, y de una escuela ni hablar.
Es así como se hacen las cosas. Señores alcaldes recién electos, si no tienen ni idea de cómo le van a hacer para que funcione su municipio échenle una leidita a lo que este señor hizo con sólo una cosa: ganas de trabajar, eso es todo.
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