LOS MISMOS GATOS, PERO RE REVOLCADOS
Por Ronay González
Cuando escuché acerca de cambios en el gabinete federal, la verdad me emocioné, supuse era el movimiento que estaba haciendo falta para que por fin las cosas medio caminaran (no encuentro un sólo indicativo que compruebe que se está yendo por el sendero correcto), pero cual va siendo mi decepción cuando veo exactamente a las mismas personas pero en puestos distintos.
Es como si yo entrara a un restaurante en donde el servicio es malo, la comida pésima y la limpieza dejara mucho qué desear, me quejara con el gerente y éste pusiera a la del aseo a cocinar, al jefe de meseros a limpiar y al de intendencia a atender al cliente.
Si somos optimistas (muy), en una de esas funcionan las cosas, tal vez resulte que la señora del aseo hace la comida más deliciosa del planeta y su sueño siempre había sido cocinar, que el de intendencia viene de una familia restaurantera pero cayeron en una desgracia, acabó limpiando baños, y que finalmente el jefe de meseros siempre quiso usar una escoba.
Mucho me temo que eso sólo pasa en las novelas de Televisa, en donde de la nada todo encaja, pero en la vida real es más coherente pensar en que hay que buscar a las personas idóneas para desempeñar cada tarea, es decir si hay miles o decenas si lo quieren hacer más cerrado, de personas expertas en turismo, que se las saben de todas, todas, para qué diablos poner a un contador a que le aprenda y menos si se trata de la mayor responsabilidad política en el país en esos ámbitos.
Puede valerse lo de echando a perder se aprende, pero no en un nivel de esa responsabilidad, porque además sus aciertos o equivocaciones nos salen muy, muy caras, en dinero invertido, en sueldos, en imagen internacional y por supuesto en proyección a futuro.
¿Se puede esperar algo novedoso? No. Si la señora Rosario Robles no dio una en el combate a la pobreza, con qué argumentos la ponen en la Secretaría de Desarrollo Agrario, la lógica dice que va a dar exactamente los mismos resultados, o sea ninguno.
Por eso es que creo que estos cambios carecen de toda lógica. Yo esperaba ver rostros nuevos, estoy a favor del reciclaje pero con otro tipo de basura, pero como era de esperarse ahorita todos aplauden, la iniciativa privada, las Cámaras, Consejos y demás, pero algo me dice que se van a cansar pronto. Ojalá me equivoque, ojalá.
Cambiando de chuleta, hay otras elecciones que sí tienen fundamentos, por ejemplo la que recién hizo el alcalde electo de Tapachula, Neftalí Armando del Toro Guzmán, quien tiene en un ex panista a un aliado de suma importancia. Un reconocido político que ha caminado comunidades, cantones, colonias, ejidos, por lo que conoce las necesidades más apremiantes de los tapachultecos.
Muchos lo recuerdan porque logró acercarles los beneficios de algún programa social, fuera municipal, estatal o federal, se acercaba a donde estuvieran los recursos para bajarlos precisamente a donde más falta hacían, por ello lo estiman y se lo demuestran por donde anda.
Fue una buena elección porque a diferencia de la mayoría, aún ya sin un cargo, sigue apoyando a los tapachultecos incluso desde su negocio, eso se llama sensibilidad, empatía, cosas muy necesarias en los quehaceres políticos pero cada vez más difíciles de encontrar.
No dudo que la alianza nacida de la amistad entre el alcalde electo y este personaje puedan hacer grandes cambios para el municipio y con ello lograr un mejor presente y futuro para las familias tapachultecas. Seguramente usted ya sabe de quien se trata.
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