POLÍTICOS TOURETTE, O DESHONESTIDAD GALOPANTE
Por Ronay González
En una tarde en que el trabajo ya había sido terminado, de pura chiripada me topé con una película increíble, “Despertares”, el creador del libro fue el neurólogo británico Oliver Sacks, aclamado autor de varias obras entre las que destaca precisamente ésta, que posteriormente fue llevada al cine, y en la que aborda la manera en que Sacks logró regresar la consciencia a un grupo de pacientes que vivía en “estado congelado”, tras sufrir una rara forma de encefalitis. Este autor murió el pasado domingo 30 de agosto a los 82 años de edad en Nueva York.
Por pura curiosidad, y como suele pasar cuando las personas destacadas en algún ámbito mueren, le eché una vista rápida a algunos de sus libros y me encontré con sus trabajos sobre El síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por múltiples tics físicos y vocales.
Los tics más comunes son parpadeo de ojos, toser, carraspear, olfatear, movimientos faciales. Es importante decir que no afecta negativamente a la inteligencia o la esperanza de vida y las personas que conviven con personas que sufren este síndrome llegan a acostumbrarse a las cosas que dice y hace un paciente con este mal.
Pensé entonces que a lo mejor eso es lo que afecta a un montón de políticos hoy en día, porque a la hora de la hora no saben ni hablar, tartamudean, ya se agarran las manos, el cabello, la nariz, tosen, se ahogan, sobre todo cuando se les cuestiona alguna burada que hicieron o se les cae en alguna tranza.
Sin embrago, las personas con estas deficiencias merecen todo mi respecto y creo que los políticos lo que tienen es falta de honestidad, que hasta donde yo sé, no es síndrome, es voluntario y consciente, aunque luego nos quieran marear con otras historias.
A todo mundo le sonríen, andan bañados en loción, con finas camisas (de las utilizadas por artistas) o con playeras de quipos europeos, mandan a construirse sendas oficinas que llenan de reconocimientos de todo tipo, hasta el que da Herbalife por haber bajado el primer kilo; usan palabras de alta escuela, como mascotas bien entrenados, y dicen malas palabras abiertamente, aunque si ellos escuchan una se ofenden a morir, usan rosario de oro (brasileño, el de 8 capas). Amantes de Facebook, suben fotos de todo, de su comida, de ellos semidesnudos con cervezas en la mano en casa de sepa quién, se hacen publicar en revistas con poses que envidiaría cualquier modelo, aunque el problema es que ya en vivo y en directo es otra cosa.
Cuando te los topas en la vida real, resulta que no eran del tono pálido que los dejó el Photoshop, sino más bien prietitos y nada agraciados, la piel lozana que lucían resulta que es bastante cacariza; la nariz del David de Miguel Ángel es más como una gordita chicharrón.
Muchos de estos son los que dicen ya estar listos para trabajar, la duda es cómo, si no saben nada, si son pura espuma, fantoches, fanfarrones, basados según ellos en las amistades, compadrazgos, sin luz propia pues.
Lo que me preocupa es que así sigan, que se les vayan los días tomándose fotos, publicitándose, si no se prepararon antes, que hubiera sido lo ideal, al menos éntrenle de lleno a la chamba, aprendan rápido, muévanse, para que cuando los ciudadanos les pidamos resultados sepan qué contestar, que tengan obras que avalen lo que están diciendo, para que no empiecen a hacer cosas raras, a reírse solitos, a rascarse la cabeza, a bailar los ojos y todas esas cosas que hacen cuando no saben cómo salir airados.
Cambiando de chuleta, las 850 mil toneladas de maíz blanco producidas en Chiapas anualmente, están garantizadas, confirmó el titular de la SECAM, José Antonio Aguilar Bodegas. Es buena noticia, sin duda, porque significa que el campo, goza de buena salud. Evidentemente es resultado de políticas agrarias eficientes, impulsadas por el gobernador Manuel Velasco Coello, quien ha tenido el tino de buscar las estrategias más novedosas para lograr que el campo chiapaneco repunte y ofrezca lo que hoy tenemos enfrente: una buena cosecha que hará que la economía mantenga su ritmo hacia un desarrollo más sustentable.
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