-Fenómenos pluviales: loa anónimos olvidados.
Por. Víctor M. Cruz Roquevmcruzroque@hotmail.com
Los últimos reportes sobre daños provocados por el huracán “Manuel” y la tormenta tropical “Ingrid” que azolaron a tres cuartas partes del territorio nacional, dan cuenta de que al menos 47 personas perdieron la vida, doce se encuentran en calidad de desaparecidas y los damnificados suman más de un millón doscientas mil. Además de esto, las pérdidas materiales son cuantiosas, destacándose daños en infraestructuras carreteras, de salud, habitacionales, escuelas y otras que no resistieron los embates de la naturaleza. Es un saldo alarmante, sumamente alto para efectos de entenderlo en toda su magnitud, sobre todo en momentos en que el país se encuentra haciendo esfuerzos para subsanar otros males, como la pobreza endémica, la marginación, los derivados de las manifestaciones de miles de maestros de la CNTE, por citar algunos.
Las noticias se centran en Guerrero, entidad que por cierto articula sus maestros, es decir, los que trabajan en esa entidad, articulan el movimiento magisterial en al menos trece entidades con resonancia principalmente en la ciudad de México. El punto neurálgico de los embates meteorológicos, se ubica en Acapulco, centro mundial turístico cuyos paseantes provenientes de varias partes del planeta quedaron varados y por esas cosas adyacentes a las tragedias, como siempre suele suceder, son los buscadores de regocijo, recreación y diversión, acaparan las notas informativas. En consecuencia, las autoridades se aprestan al auxilio de los paseantes, cuya atención se intenta comprender se hace por elemental atención e inmediatez.
Pero el Acapulco que se nos presenta no solamente son los turistas ni los centros comerciales de cadenas internacionales ahí asentados, también hay miles de mexicanos que sobreviven en extrema pobreza y que conforman los llamados “cinturones de miseria” que también, con toda seguridad, enfrentan las vicisitudes y los estragos provocados por las intensas lluvias.
Pero ellos, los siempre anónimos, no aparecen por ningún lado, como si para ellos los torrentes pluviales simplemente no importaran. Cosas de los protocolos institucionales de por sí establecidos cuanto de aquilatar tragedias se trata. Nadie sabe en qué condiciones están las decenas de miles y quizá millones de guerrerenses que también resintieron los golpes de los torrentes acuíferos caídos del cielo. La humanidad pertrechada en ellos parece que no importa a nadie, o al menos no aparecen a la hora de los recuentos oficiales.
Guerrero, solo por citar un ejemplo, aunque los deterioros se presentan en al menos diecinueve estados del país, exactamente con el mismo tratamiento evaluatorio.
Y las noticias siguen fluyendo: las agencias dan cuenta de los daños provocados a instalaciones bancarias, centros comerciales,, infraestructuras de servicios turísticos, y un largo etcétera que da cuenta de lo que hicieron las lluvias en esas instalaciones. Mientras tanto, a los muertos, que seguramente son del conjunto amorfo llamado pueblo, solo aparecen de manera numérica, en montón: van 47-se nos dice—y siguen sumando.
Esto suele ocurrir en todos los casos: lo llamativo es lo ganancioso, lo publicitario para efectos de legitimar las acciones gubernamentales en núcleos que son importantes sí, pero en igual medida lo son los sin rostro, sin nombres ni apellidos.
Nadie ha dicho hasta hoy cual es la situación que prevalece en las altas montañas guerrerenses, oaxaqueñas, veracruzanas o chiapanecas. Nadie ha dicho qué pasó con la escuelita de adobe, o con las cuatro paredes de la clínica médica rural; con los deficientes servicios de agua potable en las comunidades, con los incipientes bienes patrimoniales de los más pobres, con las vaquitas, los cerditos y las gallinas de quienes habitan en las periferias de los grandes consorcios turísticos de ese Acapulco que nos rememora estados donde solamente parece importar la seguridad física y humana de los turistas con carteras llenas de tarjetas de crédito y otros menesteres de gasto ocasional.
Para ellos son los planes de contingencia, los programas de auxilio inmediatos y las caravanas de salvamento. Los otros, simple y sencillamente no existen.
EN CONCRETO.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, desde que inició sus manifestaciones, minimizó y hasta excluyeron las vías jurídicas para hacer valer lo que ellos llaman “sus derechos”. La CNTE se confió de las movilizaciones, se atuvo a la presión como vía para detener la aprobación legislativa y posterior promulgación de las nuevas leyes educativas que ya rigen en el país. De alguna forma, tan acostumbrados a la obtención mediante las vías tradicionales de protesta, no dedicaron atención, en tiempo y forma a los procedimientos jurídicos con seriedad. Esta última alternativa va cobrando forma al interior de varias secciones sindicales y trasciende que será una propuesta que llevarán a discusión en su próxima asamblea general. La propuesta ha surgido en Veracruz y se ha extendido en las células seccionales del Distrito Federal, Quintana Roo, Puebla, Morelos y otras entidades. Se trata de interponer cientos de miles de amparos ante las instancias de procuración de justicia para evitar-dicen-que avancen las nuevas leyes educativas principalmente la directamente relacionada con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).
Esta nueva alternativa posee pros y contras. Con todo lo benéfico y deseable que los maestros se atengan a los resolutivos judiciales, en términos de política y sociedad, el hecho de acudir a los tribunales competentes les redituaría nuevas simpatías sociales a su movimiento, porque efectivamente vivimos en un país de leyes, en un esquema institucional donde las leyes protegen los derechos de todos, obviamente también de los maestros.
Con todo y que adolecemos de un marco jurídico perfecto, sino que es más bien perfectible, esta alternativa debieron explorarla desde un principio y argumentar ante los jueces lo que a sus derechos corresponde. Es una ruta bienvenida, porque siempre sujetarse a los dictados de la legalidad, es un camino promisorio para toda la sociedad y sus estructuras políticas, sociales, y en este caso sindicales.
Deben tomar en cuenta los maestros de la CNTE que el capital social que poseen se achica cada día más, sobre todo derivado de las acciones contestatarias que realizan y que lesionan al conjunto social sobre todo por los bloqueos a las vías de comunicación terrestre, a edificios públicos, centros comerciales, y los demás recurrentes para hacerse escuchar.
Por eso la nueva ruta que trazan es benéfica en todos los sentidos. Seguramente los llamados “troskos”, los “ultras”, los radicalizados en extremo que están inmiscuidos en sus protestas no estarán de acuerdo con esta alternativa, pero deben considerar que no es momento de cumplir caprichos sino de hacer los últimos esfuerzos para hacerse presentes y si es en el contexto de la legalidad, mucho mejor y más productivo para todos.
Las movilizaciones que llevan a cabo están estirando lo suficiente “la cuerda” y en cualquier momento se puede romper por lo más delgado.
APUNTES.
++Pues sí, hay que reconocer que en Chiapas dieron resultados los esfuerzos preventivos para aminorar los daños que eventualmente pudiesen provocar las intensas lluvias que asolaron a Chiapas y a varias entidades del país en días pasados. Los daños se redujeron a lo físico y afortunadamente no hubo pérdidas humanas que lamentar. Esto implica que poco a poco se va conformando una nueva cultura de prevención en nuestra entidad, lo que fue reconocido por el subsecretario de Desarrollo Social del gobierno federal Ernesto Nemer, que visitó nuestro estado para conocer las afectaciones provocadas por “Manuel” e “Ingrid”. Al participar en el seno del Consejo Estatal de Protección Civil, el funcionario y el gobernador Manuel Velasco Coello conocieron a detalle los reportes que les fueron presentados por parte del organismo colegiado de PC en la entidad.
++Va nuestro reconocimiento a la directora general y a la directora de radio, del SCHRTyC, Susana Solís Esquinca y Patricia Espinosa, por la nueva imagen diseñada en favor del importante consorcio de comunicación que lideran. Los esfuerzos por socializar y darle un nuevo impulso a las trece emisoras de radio y al canal 10 de televisión, que son propiedad de todos los chiapanecos, se encuentra en la ruta correcta.
Es todo, gracias.
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