lunes, 30 de junio de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


FAMILIA O NO FAMILIA

Por Ronay González
Cada una es diferente, sin embargo existe una especie de “manual” común que debe respetarse o es impuesto muy sutilmente por medio de algunos métodos excepcionales como la chancla, los coscorrones, pellizcos, aunque también con amor y cariños.

Las familias mexicanas, a pesar de muchas cosas, tratan de mantener a sus miembros unidos: abuelos, nietos, tíos. Esto lo sabemos todos, sin embargo, ya hay un estudio que realizó el Consejo de la Comunicación, mismo que concluye que en nuestras familias se genera en su miembros valores comunes como sencillez, solidaridad, trabajo y esfuerzo, así como el resguardo de la tradición.

Esa es la buena noticia, la mala es que descubrieron que, en especial los jóvenes, reconocen que en la familia mexicana no se favorece la disciplina, ni una actitud ganadora o de aceptación del éxito, por el contrario, con frecuencia se refuerza una visión conformista y “perdedora”, misma que se refleja en conductas inseguras, a veces sumisas.


Si bien hay mucho qué mejorar en las familias, también creo que es mucho lo que se estamos dejando perder, y es que no las cuidamos, pero eso sí, ya que está prácticamente rota, entonces sí todos quieren meterse: la justicia, los distintos centros de defensa de la familia, los Dif.

“Mi familia se terminó porque ya no podíamos con el problema que mi esposa tiene con las deudas, principalmente con Compartamos –me confió un señor- eso de los pagos semanales, créditos a la vivienda y sepa que más nos estaban matando, nos cambiamos en más de una ocasión, hasta que nos dimos cuenta que lo difícil no era tanto el cómo pagar los créditos o préstamos, el problema era mi esposa, que pide y no paga, y me separé de ella porque me arrastraría a ese mundo, y el único patrimonio que tengo es un terrenito, el cual ya quería vender para poder pagar”.

Una triste historia que se repite en muchas familias mexicanas. No sé cuántas casas visitarán diariamente los cobradores, pero si sé que muchos matrimonios se acaban porque ni él ni ella tienen educación financiera; este debería ser un tema para las pláticas prematrimoniales, por ejemplo.

Aunque no es el único, tampoco en asuntos de salud y nutrición están siendo apoyadas , no saben qué es comer sano, cómo se puede hacer y que de hecho es más barato que no hacerlo.

Lo mismo sucede con los problemas psicológicos o de conducta, luego ya no saben qué hacer con los adolescentes o los chamacos, y en el mejor de los casos se refleja en bajas calificaciones en la escuela, pero en el se vuelven delincuentes.

No es mucho lo que se está haciendo por preservar a la familia, de hecho es todo lo contrario, por lo que bien valdría la pena que cada uno de nosotros pensara cómo era la familia en que creció, qué vale la pena rescatar, y cómo se puede mejorar.

Si no ponemos atención en ese primer núcleo social, poco vamos a poder hacer por mejorar la seguridad, la educación, hasta el nivel de vida, y por supuesto a nuestro país.

Es un gran foco amarillo el que enciende este organismo con los resultados de su estudio, solemos quejarnos de todo, pero poco nos exigimos, a nosotros mismos, a nuestros hijos. El dato ahí está, ya dependerá de nosotros que cerremos los ojos y digamos que eso no pasa en nuestra familia, o que tengamos la capacidad de aceptar que así es en determinadas áreas y que empecemos a trabajar en mejorarlo.

Señoras y señores, jóvenes y “jóvenas” (diría Fox), nuestra familia merece algo más que vivir juntos, y es responsabilidad de todos, de las instituciones para protegerla, y de nosotros para mejorarla; no la perdamos, ya lo estamos haciendo y no nos está yendo nada bien.

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