sábado, 25 de octubre de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


¿QUÉ ES UN VIERNES?

Por Ronay González

Todos quieren que llegue el viernes, pero ¿qué pasa cuando llega? Mucho me temo que no gran cosa, que es como una pequeña meta que tras cruzarla inmediatamente caemos como desmallados y ya ni tiempo de saborear el triunfo tenemos.

A menos que seamos herederos de Servitje o de Deschams lo más seguro es que andemos cortos de lana, así que si decidimos salir “a disfrutar el viernes” a pesar de ello, nos estaremos consumiendo lo de la gasolina de la semana, el transporte de la quincena, o le daremos una pellizcadita más a la tarjeta, como si se pagara por arte de magia.

Si queremos descansar, normalmente el mundo conspira para que no lo hagamos, llegan imprevistos en la chamba, la suegra viene a visitarnos, los chamacos tienen actividad familiar extracurricular pero a la que hay que ir por aquello de la “convivencia familiar”, así que nuestra idea de descanso y de no hacer nada se desvanece, pero aunque nos pase todas las semanas aún así seguimos planeándolo.

“Ahora sí voy a hacer lo que no me dio tiempo en la semana”, otra gran mentira con la que nos ilusionamos desde el lunes a muy temprana hora, curiosamente todos los lunes son prácticamente las mismas cosas que no hicimos, otra vez.

¿Por qué nos gusta auto engañarnos? ¿Por qué nos gusta posponer las cosas que si realmente nos importaran las haríamos? Debe ser algo que traemos en los genes porque lo mismo hacemos con el tema del ejercicio, de una sana alimentación, incluso con cosas como el estudio o el buen desempeño laboral: “Nada más que llegue el lunes empiezo… ahora sí la otra semana… en cuanto me paguen… en cuanto pasen las lluvias”.

Un poco de disciplina para con nosotros mismos no nos caería mal, creo que ahí nacen parte de nuestros grandes problemas, porque una vez que detectamos una necesidad o una corrección por hacer, no actuamos de inmediato, por alguna razón que no entiendo (pero que lamentablemente yo también practico) vamos “dejando las cosas” y así nunca estudiamos al cien por ciento en la escuela, no poníamos atención en las clases pero eso sí jurábamos que en el examen nos íbamos a reponer, cómo, quién sabe, obviamente no sucedió.

Las mejoras continuas en el trabajo también las vamos aplazando, pretextamos que nuestro jefe trabaja menos y gana más, que no nos reconocen, que nos explotan, por tanto no merecen lo mejor de nosotros y no será hasta que “nos valoren” que hagamos las cosas comprometiéndonos por completo, cosa que tampoco sucede.

Nuestro compromiso con la política y la vida en sociedad por supuesto no tenía que ser diferente, todos tenemos ideas, criticamos, vociferamos, pero a la hora de actuar tenemos mejores cosas qué hacer, salen todos nuestros pendientes y compromisos, mismos que seguirán en el olvido y los retomaremos la siguiente vez que nos pidan participación.

Ya pasó este viernes, ojalá para el siguiente haya algo diferente en nosotros, por nuestro bien.

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