A la pobreza se combate con Hechos

Comentario Zeta

Por Carlos Z. Cadena

Muy emotiva la gira que realizó por Chiapas, el titular de la SEDESOL federal, Heriberto Félix Guerra, quien junto con el gobernador Sabines, no solamente se confirmó el combate a la pobreza en Chiapas, que ha sido el espectro más grave en muchos sexenios en la entidad, sino que también se comprobó dichas acciones con las cifras que aportó el último Censo de Población y Vivienda 2010, que realizó el año pasado el Instituto Nacional de Estadística y Geográfica (INEGI), que es el único organismo nacional por excelencia que lleva en sus supervisorías Censales las verdaderas cifras de cambio del desarrollo del país.

Pero no solamente el titular federal de la SEDESOL, reconoció el combate a la pobreza sustentado con las cifras del Censo de Población y Vivienda 20110, sino que además trajeron “buenas nuevas” de más progreso para la entidad, al anunciar importantes obras eminentemente sociales, que van desde mejorar integralmente el proyecto del Rio Sabinal, hasta brindarle una ciclopista al malecón de Tapachula, donde muchas familias `pobres podrán gozar de la diversión de un lugar donde en el 2005, fue tragedia y desolación. Además de anunciaron 20 mil becas para niños pobres y una cifra record de pisos firmes, programas de rescate de espacios públicos, el programa habitad, empleo temporales, agua potable, drenaje y hasta apoyo a migrantes centroamericanos.

Fue una gira histórica por San Cristóbal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, del Secretario de SEDESOL, Félix Guerra donde también confirma los seis mil millones de pesos, que conjuntamente invirtieron gobierno federal y estatal en los 28 municipios de menor índice de desarrollo humano que hay en Chiapas, mientras que en el 2005, se invirtieron para este mismo rubro 400 millones de pesos, y en el 2000, solamente 27 millones, lo que habla de la enorme proporción de apoyo para los que menos tienen en Chiapas, ahora si hechos no palabras. Así las cosas.

Bomba de tiempo: Propiedad federal

Trascendental el evento ayer, donde titulares de cámaras, organismos productivos, organismos de profesionistas y Notarios Públicos, así como empresarios de Tapachula, en conferencia de prensa lanzaron un enérgico exhorto al director general de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Coppel, para que cumpla el compromiso firmado el pasado 18 de junio de 2008, donde Pemex, reconoce y pública que estará concluido y entrando en funciones el cuarto trimestre de este 2011, la reubicación de la terminal de combustible, que se encuentra en una zona de las más pobladas de Tapachula, para que se traslade a Puerto Chiapas.

Inclusive todos los dirigentes de organismos, advirtieron que de no tomar con la seriedad que amerita el caso, el único responsable de cualquier desgracia que enlute a los Tapachultecos, a los chiapanecos y a los mexicanos, será Petróleos Mexicanos, y desde esta ciudad de la frontera sur, hicieron responsable directo, al titular de Pemex, Juan José Suárez Coppel, de todo lo que gira alrededor de una desgracia humana.

Es más en el boletín informativo que repartieron entre los medios de comunicación, se transcribe una referencia a la fecha de Junio de 2008, de Petróleos Mexicanos, cuando cita textualmente, “…que la reubicación de esta instalación de Tapachula, busca eliminar un potencial foco de riesgo por su actual localización en plena ciudad y por el tráfico que ocasionaron los autos tanques que cargan y descargan los combustibles”.

En la explicación que hacen los conferencistas locales dijeron que antes de ser dirigentes o integrantes de una empresa u organismo, son ciudadanos comunes que les preocupa el acontecer diario de un peligro humano que se viene alertando desde la desgracia de San Juanico en 1984, y que hasta hora es un milagro -al que lo han llamado una “bomba de tiempo”-, que no se haya presentado una conflagración con resultados funestos y terroríficos , ya que esa terminal de combustible, se circunscribe al área más poblada de Tapachula.

La exigencia popular va dirigida también a las autoridades federales de la Secretaría de Energía, a las Cámaras de senadores y diputados federales, y obviamente a las autoridades de Petróleos Mexicanos. Además los ciudadanos Tapachultecos hicieron una invitación para que hoy justamente cuando se cumple un aniversario de la expropiación petrolera en nuestro país (18 de Marzo de 1938) se concentren en el atrio de esa paraestatal ubicada en el sur de la ciudad de Tapachula, donde se observa la peor infamia de un peligro humano latente en contra de un núcleo social, que viene desde hace años y que lamentablemente el gobierno federal no ha podido cumplir su palabra que prometió.

Lo insólito aquí es que es la propia paraestatal de la ciudad de México, es quien reconoce que esa terminal de combustible es un “potencial foco de riesgo por su actual localización en la ciudad”, dicho por boca del extitular de Pemex, Jesús Reyes Heroles, quien vino exprofesamente a anunciar la reubicación de la terminal de Tapachula a Puerto Chiapas, diciendo también en aquella ocasión –Junio de 2008- que había 50 millones de dólares para la primera etapa y cada año después estaría aumentando el presupuesto , porque no solamente se retiraba un peligro humano, sino que se extendían las instalaciones de Pemex, para poder exportar combustible a países centroamericanos.

Pero si existiera algo más allá de la palabra insólito, sería el gran letrero en una de la paredes de la entrada principal de la terminal de combustible que reza: “Petróleos Mexicanos, propiedad federal”, que no es más que decir: “Bomba de tiempo, propiedad federal”.

Lo cierto es que hay una cohesión social de unidad para que se cumpla con la reubicación de Pemex a Puerto Chiapas, una petición legislativa que arrancó con el senador Manuel Velasco Coello, que va más allá obviamente de un partido o quehacer político, sino lo que se trata de anteponer es precisamente el salvar vidas humanas que se encuentra en riesgo por una bomba de tiempo. Hoy habrá marcha ciudadana y clausura simbólica de esta paraestatal que hace sufrir de pánico a la población.