martes, 6 de marzo de 2012

Tema y Voz

Las Cárceles
 
Por. Romeo Ortega


La noticia esa de que el gobierno federal pone a disposición de los estados recursos hasta por 12 mil millones de pesos para la construcción de cárceles de ninguna manera es alentadora, porque más grato fuera escuchar que esos recursos están destinados para la construcción de escuelas. Pero esas son las paradojas de nuestro tiempo surgidas de políticas que, aun cuando fueron diseñadas con buena fe, finalmente dieron resultados adversos a los esperados. 

Pero no se trata de una aportación directa del gobierno federal sino de un préstamos que tendrán que gestionar los gobiernos estatales ante el Banco Nacional de Obras que ha constituido un fondo con ese propósito, destinado a la construcción de infraestructura relacionada con la seguridad y procuración de justicia. Hablando en plata: es para construir tantas cuantas cárceles sea posible construir. 
Cada estado puede gestionar 12 mil millones de pesos y el mismo banco acepta que el préstamo podría ser pagado en 20 años. Eso no es más que acrecentar la deuda pública de los estados y cada gobernador se definiría más como constructor de cárceles que de escuelas. 

No se niega que la situación carcelaria en las entidades federativas es deprimente, todavía existen las inhumanas ergástulas que no tienen más propósito que el de mantener encerrados a hombres y mujeres que han delinquido, sin proporcionarles los más elementales servicios que demanda una política penitenciaria bien delineada, manejada por expertos en la materia, con el objetivo esencial de la readaptación. Pero en la mayoría de las prisiones lo que existen son carceleros sin el menor conocimiento profesional de las funciones que realizan y que creen que vigilar e imponer correctivos es lo primordial de su misión. 

Los primeros gobiernos estatales que se fueron sobre el préstamo tan ponto como fue anunciado son los de Jalisco, Estado de México y Nuevo León. En las tres entidades la delincuencia es pronunciada y aumenta en vez de disminuir, sobre todo en Nuevo León y Jalisco. Les hacen falta cárceles para confinar a los delincuentes porque una población carcelaria excesiva representa serios problemas que pueden degenerar en motín con resultados de muerte como los recién ocurridos en la prisión de Apodaca, allí en Nuevo León en donde murieron 44 reos en una riña campal, lo que propició la fuga de 33 más. 

La delincuencia organizada nos pone también frente al problema de guardar a los detenidos que cometen hechos delictuosos. Si van cincuenta mil muertos en el combate al narcotráfico ¿cuántos suman entonces los detenidos y consignados? Debe ser una cifra de más de cien mil individuos, hace algunos meses alguien habló de 80 mil. Es una cifra muy grande si se trata de delincuentes ¿Qué ha sido de ellos? ¿En donde se les ha recluido? Es improbable que las prisiones, saturadas como están, tengan capacidad para recibir a 100 mil nuevos reos porque, de ser así, vivirían como sardinas enlatadas lo que sería inhumano y atentatorio de los derechos humanos. 

Doce mil millones de pesos a cada estado para construir cárceles es mucho dinero lo que significaría edificar verdaderos centros de readaptación social, donde luzca el ejercicio de una verdadera política penitenciaria. Esto debiera enlistarse en un programa del resorte federal manejado por las instancias adecuadas para alcanzar el fin que se persigue. 

Lo que ahora se pretende otorgar es un préstamo para que los estados contraigan un adeudo que podría afectar el futuro de sus finanzas. . Las cárceles son necesarias porque la delincuencia nunca va a cesar, porque es actividad congénita al hombre desde tiempo inmemorial. Es una delincuencia que cede y aminora según los métodos que se pongan en práctica para contrarrestarla, más esa construcción de cárceles debería responder a un programa de responsabilidad tripartita. 

No es factible que el gobierno de Chiapas quiera invertir 12 mil millones de pesos en la erección de cárceles prefiere hacerlo, como lo hace, en construcción de aulas y hospitales, habida cuenta de que aquí la delincuencia organizada no nos ha golpeado con la contundencia como lo hace en otras regiones del país. 

Definitivamente no se puede festinar que en un país con tantas prioridades se quieran destinar recursos millonarios para construir cárceles y menos que ese monto vaya a gravitar sobre las finanzas estatales, como pesada deuda para los próximos 20 años. 

COLOFÓN.- No hay duda de la buena, efectiva y oportuna labor que realiza el Poder Judicial preocupado porque los medios de comunicación, a través de sus representantes, puedan procesar una información profesional y consistente. El magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia puso en marcha el curso "Nuevos modelos de justicia en el marco de la reforma penal", dirigida a periodistas, editores, columnistas, comunicadores, estudiantes y a toda persona interesada en el tema. La reforma penal trae innovaciones sobre justicia alternativa, juicios orales, los juzgados de ejecución de sentencias cuya manera de accionar se dará a conocer a través de estos cursos para qué los periodistas se compenetren de los temas y puedan redactar con autoridad una información basada en el conocimiento. Por esto Coutiño Gómez tiene razón cuando dice: "una sociedad democrática también es una sociedad informada".

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