lunes, 5 de mayo de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


YA SE DIO EL PRIMER PASO
Por Ronay González

Es sorprendente cómo cambió el primer cuadro de la ciudad de Tapachula, se puede caminar por las banquetas (ya no toreando carros porque la banqueta estaba invadida), es más fácil circular en automóvil, finalmente podemos ver lo que oferta el comercio establecido, ese que paga impuestos, genera empleos y ha tratado de sobrevivir a pesar de la mala economía y de la competencia desleal.

No sé cuánto vaya a durar la calabaza convertida en carroza, yo quisiera que fuera siempre, los comerciantes del centro también, los tapachultecos, los visitantes, y han surgido muchas preguntas ¿a cambio de qué se movieron los ambulantes? ¿Dónde están? ¿Van a protestar?

Yo tampoco lo sé, aún, pero el hecho en sí, es una ventana muy grande que se abre en aras del progreso de Tapachula. El Presidente Municipal Samuel Chacón se anotó un punto, se ganó la credibilidad sobre todo de los comerciantes que tenían años y años luchando no sólo con la precaria economía de la zona o la competencia de las grandes cadenas nacionales, de las macro plazas, el colmo era que tenían que competir con quien vendía los mismos productos a menor precio, aparentemente claro, porque a la hora de la calidad o la durabilidad salían más caros, pero no sólo eso, ellos no tenían que pagar sueldos, Imss, Infonavit, vacaciones, impuestos.

Cada administración trata de hacerse de un distintivo, por cuestión de carrera política al menos (claro que hay sus muchas excepciones como los que llegan nomás para ver qué se llevan), y si esta administración logra mantener un centro limpio, ordenado, digno de presumir, seguramente será recordado, con un buen gesto en la cara.

Me da gusto que al fin tengamos un centro al que nos den ganas de regresar a comprar, porque honestamente a muchos ya se nos habían quitado; es una gran oportunidad para esta ciudad y se le debe dar continuidad. Tenemos que exigirle al que venga, quien sea, que eso se respete, porque tienen la maña de llegar a echar por tierra lo bueno y empezar de cero, como si nada existiera, y claro que normalmente no les da tiempo de componer, mucho menos de hacer.

Ya viene otro monstruo de plaza, una razón más para que los comerciantes del centro se empiecen a morder las uñas, pero no hay que dejarse amedrentar, al contrario, hay que hacerse más competitivo. Ya sé cómo somos y los primeros meses todos vamos a estar ahí metidos, aunque no compremos nada, pero pónganse las pilas, hagan la diferencia, eventos como el del pasado sábado por ejemplo, nos demuestran que cuando se le apuesta a la convivencia familiar, a volver a ser una comunidad, las cosas funcionan.

Pueden venir más cosas buenas, yo así lo espero, ese es sólo uno de los grandes problemas que urgía atender, pero faltan muchos otros: alumbrado público, basura, perros callejeros, seguridad…

No será de la noche a la mañana que va a cambiar la imagen de nuestra ciudad, se va a llevar tiempo, me temo que más del que nos tomó darle en la torre, pero si todos cooperamos, ponemos nuestro granote de arena, será un poco más fácil.

No hay que aflojar el paso, la obligación de los gobiernos es esa, poner en orden las cosas, para eso les pagamos y muy bien; no siempre lo hacen, de hecho la mayoría de las veces no hacen nada, por eso nos sorprendemos y aplaudimos cuando lo hacen ¿a quién no le gusta? A cualquiera le agrada escuchar aplausos y sentir abrazos, sólo que no se les olvide que esto sólo se logra trabajando todos los días.

Con nuestros políticos hay que aplicar algo parecido a la máxima del buen “Chente Fernández”: nosotros seguimos aplaudiendo mientras ellos sigan

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