EL GREÑAS
Por Ronay González
Es increíble todo lo que se aprende a diario y de quien menos te lo esperarías. Una de esas personas, a quien considero maestro de filosofía avanzada y “queveres” de la vida, es el doctor en radiadores: El Greñas.
Tiene un modesto pero equipado taller en la 8 Poniente, entre la 6 y la 4 avenida Sur. Hasta donde sé, ha vivido siempre de la reparación de radiadores, aunque estoy seguro que en algún momento de su vida fue asesor de algún gobernador porque parece que el dinero no es una preocupación en su vida.
Precisamente hoy me decía, mientras daba una fumada laaaarga y al mismo tiempo desbarataba el radiador de una camioneta americana para adaptarle otro (por qué, la verdad no le pregunté): No se vale “chuleta”, eso de querer atacar a los terrenos del Alejandro Córdoba, no se vale, de seguro es gente que no quiere a Tapachula.
Pero tenemos razón -le repliqué- el Alejandro Córdoba es, en mi opinión y la de muchos, el motín de una la bola de bandidos.
¿Cuáles? -me dijo- porque estamos los que queremos y que crecimos jugando en esos terrenos.
Eso no les quita lo bandidos –le contesté- y aclaro que no todos, pero muchos han retrasado el progreso de esos terrenos.
De repente dejaba de soldar, buscaba su cigarro o contestaba el teléfono, y seguía defendiendo aquellos terrenos. Dejé que su corazón se desahogara.
Ronay, esos terrenos fueron pisados por la misma Selección Mexicana, por las Chivas (por cierto, mando un saludo a mi gran amigo, el licenciado y notario publico Luciano Rosales Tirado, ya que en esos campos le metió un gol a las horrendas Chivas Rayadas del Guadalajara, pero continúo…), en ese campo hemos jugado muchas generaciones, a la buena de Dios porque cada uno compraba su ungüento y su venda para bajarse la hinchazón cuando algo le pasaba, pero es un punto cultural de la región, histórico en la zona; no es posible que exista gente que no lo quiera, que no apoye.
Cómo sobrevive ese lugar, no lo sé, es grandísimo –continuaba diciéndome con su característica mueca en el rostro y el interminable quitar y poner de sus lentes- la calle que está a un lado del auditorio eran terrenos del Alejandro Córdoba, los terrenos de la biblioteca municipal, y hasta el ejército se agandalló parte de los terrenos, hicieron barda y ahora no creo que quieran soltarlo; más que criticar deberían apoyar a las comitivas…
Se quedó como pensando y ya no dijo más, por lo que una vez que dio por concluida su intervención, como buen sabio, escuchó. Le dije que efectivamente es un punto de cultura en la ciudad, una referencia incuestionable del deporte en la región, pero que lamentablemente está viciado por los intereses y voracidad de algunas personas que están ahí como enraizadas, y no se le ve crecimiento alguno, pero sí se ha convertido en una forma efectiva de sacar dinero.
Debería ser un lugar extraordinario para la práctica de cualquier deporte, pero todo lo que saben hacer es pelear; vividores que monopolizaron en su momento el auditorio, y que han impedido que entre la modernidad.
Hay mucha gente que quiere al Alejandro Córdoba, que desea que al igual que ellos, sus nietos jueguen en cualquiera de sus campos, que se diviertan corriendo, cayéndose y pelándose las rodillas, gritando, pero si los pleitos internos no paran, pronto llegará el fin.
Terminó la reparación de mi radiador, después llegó el respectivo chiste, otro cigarrito y nos despedimos. Yo prometí regresar, él me prometió tener documentación de gran interés respecto de este tema, ya les estaré contando.
Cambiando de sartén, me da gusto el buen trabajo que viene desempeñado Diego Valera, lleva 7 meses al frente de la Secretaría de Pesca y Acuacultura en el Estado, y en este corto tiempo ha transformado la visión y el camino de esta dependencia, un cambio que se nota desde las oficinas mismas, cálida bienvenida al llegar a sus instalaciones.
Él es el mismo, amable, rápidamente se gana a la gente, humilde, y no trabaja desde el escritorio, ahí anda el amigo caminando con los cooperativistas y productores de Chiapas, además de que gestiona cuanto programa sea posible, apoya proyectos, en fin, disfruta escuchando a la gente y trabajando con ella.
El camino recorrido por los sistemas lagunarios en las comunidades y municipios, ha permitido al colocho de Diego dar un trato directo a los pescadores. El trabajo que ha venido desarrollando ha logrado que todos los ojos voltearan hacia Tonalá, ahora hay más de una dependencia e inversionista al pendiente, ya hasta compadres pescadores tiene, y no hablemos de admiradoras costeñas que ya mero le piden su autógrafo.
Lo conozco de hace tiempo y me da gusto que le guste tanto su chamba; Sepesca es ahora una verdadera casa de los pescadores, enhorabuena, siga usted así.
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