martes, 24 de febrero de 2015

CARREREANDO LA CHULETA


LA AUDITORÍA SUPERIOR NECESITA UNA AUDITORÍA SUPERIOR

Por Ronay González
Ya sabe que en épocas electorales nomás andan viendo cómo se dan hasta con la cubeta los unos a los otros, es cuando curiosamente les entra a todos el ánimo investigador, cuando a todos les preocupa que el dinero del pueblo se utilice adecuadamente.

Por supuesto cuando ganan se les olvidan todos los señalamientos y sus disque revelaciones divinas porque entonces ellos son los beneficiados, así que bien haríamos en tomarles la palabra antes de que se arrepientan.

Ahora les tocó su momento de “iluminación divina” a los legisladores federales del PAN y del PRD, se dieron cuenta después de un concienzudo análisis (que no ha de haber durado más de dos minutos porque todo esto lo saben pero en realidad no les importa), que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en una institución “decorativa, burocrática y enunciativa que nadie atiende”.

¿Le suena a usted el nombre? Sin lugar a dudas suena a gobierno, a esos nombres que luego escuchamos o vemos pero que bien a bien no sabemos ni qué hacen, como ese de “Consejo de la Judicatura”, que cuando lo mencionan en los comerciales de TV suena a competencia de los caballeros de la mesa redonda.

Pero no nos sintamos mal, porque de la dichosa Auditoría nadie sabe gran cosa pues en resumidas cuentas no ha hecho prácticamente nada en 14 años que tiene de vida.

¿Sabe cuál ha sido su chamba durante más de diez años? Consignar a siete personas. Lo paradójico del asunto es que se supone esta instancia es la encargada “de fiscalizar, de manera externa, el uso de los recursos públicos federales en los tres Poderes de la Unión; los órganos constitucionales autónomos; los estados y municipios; y en general cualquier entidad, persona física o moral, pública o privada que haya captado, recaudado, administrado, manejado o ejercido recursos públicos federales”.

Nomás con eso y aquí en cortito se me ocurren más de 20 casos (y eso porque se me acabaron los dedos para contar) de irregularidades en el uso de los dineros ajenos, pero según los registros de estos señores en 14 años sólo se documentaron 458 expedientes de irregularidades consideradas como delitos en toooodo el país; siete personas como “consignadas” y 435 congeladas en proceso de “integración del Ministerio Público”. Registra también 8 casos como en estado de “no ejercicio de la acción penal” y otras 8 “en reserva”.

Eso es en cuanto al asunto de las cuestiones penales en donde prácticamente se queda en la denuncia de hechos y el seguimiento para que se lleve a cabo la acción penal, pero hay otra área que es el Fincamiento de Responsabilidades Resarcitorias, en donde en pocas palabras, lo que diga es lo de menos porque nadie lleva a cabo lo que establece este organismo, creo que sus veredictos son más ignorados que los de Derechos Humanos y eso ya es mucho decir.

Para que fuera más interesante este asunto hicieron entonces la danza de los números, muy similar a la de la lluvia pues se usa cuando se quiere atraer la atención y ¡resultó! Pues al menos a mí me enmuinó tanto (verbo de origen oaxaqueño que perfectamente sustituye a encabronarse), que heme aquí pasando el dato al costo.

La dichosa Auditoría nos cuesta cada año casi 2 mil millones de pesos. ¡La de cosas que podríamos hacer con ese presupuesto! pero no, hay que darlo a estos señores para que por ejemplo en 2011 lograran inhabilitar, sin mayores sanciones, a cuatro servidores públicos menores, es decir, nos costó 500 millones de pesos castigar a cuatro malagradecidos con la Patria que no creo que hayan agarrado mucho.

Dicen estos legisladores iluminados que van a proponer no sé cuántas cosas para que esto mejore, lo cual supongo será un buen banderín de campaña, pero nada más. En realidad a qué funcionario le conviene que haya un verdadero riesgo si no ejerce los recursos como debe. Efectivamente, a ninguno.

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