miércoles, 22 de octubre de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


JUNTOS

Por Ronay González

Cuando a uno le dicen que los problemas en realidad son oportunidades disfrazadas, suele tomarse como una frase más de esas que dicen las personas a las que les gusta sentirse inteligentes, porque sabemos que en la práctica los problemas son eso, grandes dolores de cabeza, y le apuesto a que en este momento se le vinieron a la cabeza al menos cinco que no lo han dejado dormir bien últimamente.

Sin embargo me dio gusto enterarme de un gran proyecto de la iniciativa privada que se puso en marcha en aras de mejorar la ciudad, desafortunadamente no fue mi ciudad, pero es un claro ejemplo de las buenas cosas que se pueden lograr.

Resulta que había que pintar las rejas de Chapultepec, un lugar icónico de la capital del país, y si alguna vez ha ido por allá recordará que no iba a ser fácil como pintar la reja de su casa, son metros y metros, cinco kilómetros para ser exactos.

He aquí la solución: dos grandes cerveceras aprovechando uno de los principales festivales de rock, lanzaron una convocatoria para juntar jóvenes que a cambio de su trabajo y tiempo recibieran un boleto gratuito para este concierto, cuál va siendo su sorpresa cuando en menos de dos horas habían logrado juntar lo necesario para realizar esta tarea, en total sumaron ¡14 mil horas de trabajo! en un solo día se realizó el trabajo que 10 personas hubieran hecho durante 9 meses, además de que estas empresas donaron la pintura y las herramientas.

Ya en otras ocasiones he dicho el coraje que me da que muchas empresas en la zona no hacen nada, absolutamente nada por coadyuvar en tener una mejor ciudad, cierto, tienen que cuidar sus utilidades, pero bastante les hacemos ganar como para que no sean capaces de donar aunque sea unos bultos de cemento.

El gobierno tiene responsabilidades, nos quitan impuestos para cumplirlas, y muchos, porque de alguna forma hay que recuperar lo que no dan los que están felices en la informalidad, sin embargo a nivel municipal es mínimo lo que se puede recaudar y poco lo que les toca a la hora de la repartidera, mucho menos si los precisos nomás están sentaditos en su silla creyendo que los millones van a ir a tocarles a la puerta, así que normalmente ahí andamos pariendo chayotes para que Tapachula, o Tuxtla Chico o Cacahoatán luzcan atractivas para el turismo y sean habitables para los ciudadanos.

Somos todos los que nos las tenemos que ingeniar, los gobiernos claro, pero también los empresarios, que en lugar de quejarse y quejarse deberían conocer a fondo los proyectos, decir: “autoridad ¿qué te falta? ¿Cómo se puede hacer más rápido y mejor? ¿Cómo te ayudamos?” Lo mismo deberíamos hacer como ciudadanos, los Colegios de Ingenieros, de Abogados, de Arquitectos, de Contadores, las Asociaciones Civiles, usted y yo, simples ciudadanos en esta ciudad.

Nos encanta la quejadera, la disfrutamos, echamos pestes creyendo que con eso cumplimos, no es así, y sólo en la medida en que nos compenetremos en el ejercicio de la administración y apoyemos, menor margen de errores y desviaciones habrá y por tanto se aprovecharán más los recursos en beneficio de todos.

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