SE CORREN APUESTAS
Por: Alberto Ramos García
Que nadie se alarme ni se acongoje: Pablo Salazar Mendiguchía es político y sabe hacer política. El escenario nacional, y el desencanto local, le es propicio para seguirla practicando. Imagínelo con todo el tiempo del mundo-- y fuera del Ámate-- para pensar, urdir y maquinar. Suena absurdo, sin embargo imagine las comparaciones que la élite del poder, el círculo rojo y la plebe ha hecho con él y con Juan Sabines, y saque sus propias conclusiones:
-¿Quién es el menos malo?
La repentina exoneración del político de Soyaló tómela como el levantamiento de una encuesta que pone a consideración del respetable quién es menos peor de entre él y el Inquilino de palacio de Gobierno. Así de simple. Y cumple con dos objetivos: el primero, le servirá como termómetro social, es decir, le indicará cómo calaría un eventual retorno suyo a la política chiapaneca; y también, cuántos generales y soldados rasos se le sumarían si osara enfrentar al aún Ejecutivo en turno.
Si algo distingue a Salazar Mendiguchía es que no es tonto. Aventarse enrollado en la bandera de la dignidad, como Juan Escutia, no es lo suyo. “Más seguro, más marrao”, dicta la sentencia calzonuda de nuestros ancestros. Imagine cuántas llamadas telefónicas pudo haber cosechado con esa aparición fantasmagórica suya y cuántas pudieron arengarlo a liderar la revuelta contra la opresión al estilo del cura Hidalgo en su capítulo mesiánico .
Lo que es la vida. Nadie imaginó que Pablo se convirtiera en un paño de lágrimas. Sin embargo, con la humedad de las lágrimas a eso estaría jugando. ¿Cuántos constructores, empresarios, políticos, periodistas, líderes sociales y cuántos desventurados aprovecharán su exhibición para quejarse de su desgracia y llorar su desventura? Ni idea. ¿Serán muchos? No lo sé.
Supongo que de eso dependerá su retorno o su alejamiento. Eso le animará a ponerse la armadura o a mandarla al armario, como dice su epístola Quienes no son aliados suyos, es lógico, le exigirán que se largue y no estorbe. Le echarán en cara su reputación y sus errores. Y Salazar, además de calcularlo, quiero pensar que los identifica. Pero con excepción de ellos, descubrirá si el ejército que conforme le alcanza o no para dar la batalla en 2015 y 2018, si ése es el fin.
Es decir, la vida es así. Si no se puede evitar al malo, el adagio recomendable es elegir al menos malo. Pablo Salazar ya se comparó y sacó sus conclusiones, ahora falta que lo comparen para decidirse por la “venganza” o quedarse en casa. No se vale ser ingenuo como para pensar que al expirar este sexenio lo perdió todo. ¿Se enfrentará Uno contra Todos en 2015 y 2018?, ésa es la cuestión. Se corren apuestas.
Finalmente: Todo mundo sabe que Salazar puede ser no-culpable, pero de ahí que sea inocente, hay un mundo de distancia pos Pablo nunca será inocente de nada: Víctor Carrillo Caloca, columna Tinta Fresca…Nos leemos en la próxima cita, Dios mediante.
PD.- El “movimiento” de mentores de la UNICACH, tiene todo el sello del Dr. Totalmente Palacio
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