LA DELGADA LÍNEA ENTRE QUE UN NIÑO TRABAJE Y FOMENTAR HOLGAZANES
Por Ronay González
Queridos lectores, ayer además de la inauguración del Mundial en Brazil (honestamente yo me divertí más con los memes, burlas o como quiera llamarle, que con el “chou”), se conmemoró el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, y no pude evitar pensar en la época de mis padres, cuando era común que los niños trabajaran, ayudando en el campo, dándole de comer a los animales de traspatio, las niñas en la cocina. Dios nos libre que en ese tiempo hubiera ‘ninis’, desde muy pequeños los niños y las niñas aprendían diversas tareas, conozco personas que alteraron su acta de nacimiento pues urgía que trabajara ¡ya! ¿qué pasa ahora?
Estoy de acuerdo con que no puedes tener a un chiquito de siete años de jornalero, violando todos sus derechos y poniéndolo en riesgo, pero no estoy de acuerdo con que ahora los niños pasen horas y horas frente a la televisión o haciendo nada en las calles, con el san pretexto de que no pueden trabajar, como que nos fuimos al extremo y ya no queremos enseñarles nada.
Ambas cosas hacen daño, el que sean explotados, porque de los casi 15 mil niños que trabajan, la mitad lo hace sin remuneración alguna y el resto recibe entre uno y tres salarios mínimos; lo más grave: casi tres millones, que están entre los 12 y 17 años no van a la escuela; pero también es alarmante la cantidad de niños que hay frente a un televisor tarde tras tarde, de eso no hay registro, aparentemente no es una situación que deba conocerse, sin embargo, me atrevo a afirmar que es un problema tan grave como el otro.
¿Tiene idea de lo que pasa por la mente de un niño que no tiene nada más qué hacer que matar el tiempo? De todo diría yo, y por todo me refiero al hecho de idear cómo lastimar a un compañero, o cómo hacerse fácilmente del dinero de sus padres, o del de los demás; en fin, nada que pueda servirle para el presente, mucho menos para el futuro. ¿Puede imaginarse a su abuelo, abuela, o a su padre o madre sentados en un sillón con el mismo videojuego por tres horas, o vagando en las calles sin oficio ni beneficio, así como se encuentran miles de niños? Le apuesto que no.
No promuevo de ninguna manera que mande a su hijo a cubrir una jornada de ocho horas diarias de trabajo en alguna maquiladora, pero creo que hemos dejado un poco de lado esa buena y útil costumbre de enseñar a nuestros hijos el valor del trabajo, aclaro, no del dinero, del trabajo en sí, de ser útil, ponerse metas, lograrlas, avanzar, y sobre todo para su propio beneficios, ni siquiera porque pretendamos que cooperen con los gastos del hogar.
Urge sacar a los chiquitos de los campos de siembra, de los oficios peligrosos, pero también urge sacarlos de la “desocupación” en la que los hemos metido; la Ley prohíbe que trabajen, más no dice que los hagamos holgazanes.
En otros asuntos, le cuento que ya tenemos en las calles a la “Fuerza Ciudadana”, no, no es ningún súper héroe, se trata de hombres y mujeres a quienes capacitaron para cuidarlo a usted, a mí y a todo el estado.
Lo de confiar en los uniformes es algo que nos cuesta trabajo, no es gratuito claro, pero hay que darle el beneficio de la duda a este nuevo cuerpo policíaco que se supone, debe estar en contacto con nosotros y responder a las necesidades de seguridad con apego a los derechos humanos y bien equipaditos, porque es terrible que “los malos” anden mejor equipados que los policías.
No vivimos una situación crítica en materia de seguridad a Dios gracias, pero siempre es bueno saber que se está actuando con anticipación, para que la seguridad mejore y vivamos en el lugar tranquilo que nos merecemos.
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