martes, 10 de diciembre de 2013

CARREREANDO LA CHULETA


AGUAS CON EL COCODRILO
Por Ronay González

Justo cuando pensé que ya lo había visto todo me topo con esto, ni el enterarme que la carne de mi taquero favorito no tenía nada que ver con los bovinos me causó tal impacto, ni las escandalosas estadísticas del bullying, es más, ni cuando mi socia amenaza con cobrarme las asesorías telefónicas, o la pretensión de mi señora esposa de administrar la cuenta bancaria para este diciembre (se la acabaría antes del 20 y me echaría la culpa por dejarla que se acabara la poca paga), me causó tanta impresión.

Resulta que existe un monstruo conocido como KROKODIL, o cocodrilo, una droga altamente difundida en los medios en los últimos días. Una sustancia que llegó desde Rusia y cuyos efectos parecen sacados de una película de ciencia ficción; lo peor es que está colocándose rápidamente en el mercado porque es muy barata, aunque mata 10 veces mas rápido que cualquier droga conocida.

Prácticamente la puedes encontrar en cualquier parte del mundo. Las imágenes de los efectos de la llamada “Droga de los Zombies”, hielan la sangre, los consumidores literalmente se descarnan hasta los huesos, al sufrir severas afectaciones en los vasos sanguíneos, claro con el dolor que esto conlleva.

Krokodil tiene un inicio más rápido, una duración más corta, pero es más potente que la morfina. Sus efectos son iguales, o muy similares, a los de la heroína, pero las consecuencias son devastadoras en el organismo de quien la consume.

Instantes después de inyectarse o inhalarse, esta droga cruza la barrera de la sangre al cerebro, por lo que se percibe una oleada de sensaciones agradables, conocida en el mundo de los drogadictos como "rush" o “pase”, aunque esto generalmente va acompañado por un acaloramiento de la piel, sequedad de la boca, una sensación de pesadez en las extremidades, a veces seguido por náusea, vómito o una picazón severa, aunque las consecuencias no son la resaca, sino lo que le hace a los tejidos orgánicos por la falta de fluido sanguíneo, se despedazan literalmente, por lo que los consumidores terminan amoratados, lo que les provoca gangrenas y termina con sus vidas si no son tratados.

“Los adictos obtienen el mismo placer por menos dinero, pero con un costo a la salud muy alto. Los opiáceos son especialmente adictivos, ya que influyen directamente en el centro de recompensa del cerebro. Entre más sustancia lleva, más se activa el centro del cerebro”, según lo explicó el doctor Richard Friedman, director de la clínica de la psicofarmacología en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, según CBS News.

Así que ahora, aparte de los problemas comunes con los que nos enfrentamos todos los días: el policía corrupto, el chofer de combi que se vuela los altos, el político borracho que se clava la paga, y las cosas divertidas que nos ofrece este país, tendremos la preocupación de que a nuestros hijos algún idiota le esté ofreciendo drogas, y peor aún (creí que eso no sería posible) de este tipo.

Hasta eso que “la plebe es sana” dentro de lo que cabe; la sagrada cerveza con la botana está pegada a nuestros genes, el tabaco; pero respecto de las drogas ilegales, deberíamos estar muy atentos los padres de nuestros hijos, y de los otros jóvenes que conviven con ellos, familiares, amigos.

Hay que verificar que no tengan partes del cuerpo moradas, heridas o comportamientos extraños, y reaccionar ante cualquier indicio de que están expuestos al consumo de drogas, recuerde, no existe ningún vicio que no pueda ser combatido con ayuda profesional y una buena dosis de amor de la familia y los amigos.

Lo que usted pueda ver a través del Internet es nada, si lo comparamos con el horror de saber que su hijo, su hija, su hermano, podrían estar en esa situación.

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