miércoles, 4 de junio de 2014

CARREREANDO LA CHULETA


LAS IMPORTANTES PÉRDIDAS QUE NADIE NOTA
Por Ronay González
No sabe cuánto me duele en vivir en un lugar tan lleno de tradiciones, de expresiones culturales, de riquezas y que nadie lo note, que por darnos a la imitación “occidental” ignoremos por completo la magia de lo que tenemos justo enfrente.

Hace unos días, una tejedoras de Zinacantán recibieron el reconocimiento Tesoros Humanos Vivos, el primero de una serie denominada Galas identatarias, pero no sé qué fue más, si mi gusto o mi coraje. ¡Qué bueno que se les reconozca! Pero esas personas, nuestros artesanos, necesitan más que eso, no como a los que llaman artistas, y que aunque se enojen, son la misma cosa pero con lana, esos efectivamente necesitan más reconocimientos que otras cosas; nuestra gente no.

Estas mujeres, y muchas otras que se dedican a hacer verdaderas obras de arte con las manos, deberían de disponer del tiempo suficiente para poder hacer sus creaciones, no tener que hacerlas en los espacios que les quedan entre las actividades cotidianas, ellas sí que trabajan doble: acarrean leña, preparan masa, hacen las tortillas y preparan los alimentos, limpian, crían a más de un chiquillo y al marido, al que a veces hasta le ayudan en el campo, y de remate tejen, si no lo hacen, no comen, así que muchas opciones no tienen.

Los reconocimientos y los pocos pesos que vienen con ellos no dudo que les sirvan, pero ¿dónde está todo lo que se merecen?

Es una de tantas enseñanzas que se están perdiendo, son muy pocas las mujeres que saben hacer este tipo de bordados que además han representado a Chiapas en muchos escenarios, pero son difíciles, se lleva mucho tiempo hacerlos, y para rematar se los quieren pagar como si los sacaran de una impresora.

¿Por qué no tienen una casa con todos los servicios, que les facilite el dedicarse a su actividad? ¿Por qué no reciben el pago justo por su trabajo? Cada vez habrá menos mujeres dedicadas a esta actividad, las niñas ya no quieren aprender y las jóvenes quieren hacer otras cosas, y qué bueno que quieran salir adelante, algunas incluso estudiar, pero es lamentable que el continuar con esta tradición sea sinónimos de seguir en la pobreza, cuando debería ser todo lo contrario.

Los mismo pasa con el asunto de las curaciones con hierbas, contamos con verdaderos sabios en herbolaria, hay plantas que realmente son milagrosas ¿pero quién lo sabe, quién sabe cómo se utilizan? Casi nadie, para eso está el Dr. Simi, para que los “pobres “ sanen; grave error.

Se ha demostrado la total ineficacia e ineficiencia en los hospitales y clínicas rurales, en donde nunca hay medicinas, difícilmente hay médico, no cuentan con el equipo necesario. Aclaro que la culpa no es del personal, ellos hacen lo que pueden con lo que hay, pero ¿por qué no aceptan que los “curanderos” pueden ser una gran ayuda? Deberían capacitarlos, aprender las mismas autoridades, documentar sus conocimientos, darles credibilidad y apoyo para que atiendan mejor a las personas de sus comunidades.

Apuesto que saldría más barato acondicionarle decentemente un espacio en donde atendieran a las personas, darles algunas capacitaciones, conocimientos extras que les puedan servir, ayudarles a rescatar algunas especies de hierbas que desgraciadamente están casi extintas, a querer estar construyendo disque hospitales que no sirven de nada.

Finalmente el lenguaje; me da pena, rabia, coraje, que se les siga señalando a los indígenas por no hablar español, que se les siga discriminando, cuando los ignorantes somos nosotros. Con la lengua, el idioma, vienen un montón de conocimientos, de cultura popular que también está a punto de morir, y pareciera no importarle a nadie.

Convertimos a los creadores de las bellas cosas de nuestro estado, de nuestro país, en los representantes de nuestra nacionalidad, de nuestra riqueza, de nuestro folclor, pero si seguimos dejándolos a la deriva, nos vamos a quedar sumidos en la falta de identidad,

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