Por Carlos Morán
¿Qué prefriere en la Semana Santa, estar en un vía crusis bajo el sol rodeado de gente aburrida y rezando a un Dios que lo sacude solo cuando el agua le llega al cuello y sin recibir respuesta o, gozar en la playa, el sol, la arena, estar cerca de muchachas que fingen estar calientes bailando sobre un entarimado, bebiendo cerveza para perder la pena y porque no, gozar como animales inteligentes sabiendo que vinimos a este mundo a ser felices…?
¿Qué prefriere en la Semana Santa, estar en un vía crusis bajo el sol rodeado de gente aburrida y rezando a un Dios que lo sacude solo cuando el agua le llega al cuello y sin recibir respuesta o, gozar en la playa, el sol, la arena, estar cerca de muchachas que fingen estar calientes bailando sobre un entarimado, bebiendo cerveza para perder la pena y porque no, gozar como animales inteligentes sabiendo que vinimos a este mundo a ser felices…?
Playita Linda, es una de las costas más extravagantes y sofisticadas, por si usted no la conoce, que se encuentra muy cerca de la frontera con Guatemala, es el final del pacifico que le corresponde a México en donde se levantan residencias de gente famosa, políticos y de una sociedad que encontró en esas playas un lugar para descansar.
No es precisamente un lugar exclusivo, y esto hay que remarcarlo, ya que año con año el populacho ha convertido este jirón de la patria, en una zona que sino es de descanso ni exclusiva, en una colonia muy parecida a las zonas de tolerancia, no por las muchachas que concursan, sino por todo lo que acarrea una sociedad cristiana más sedienta de placer que de paz espiritual en los estrictos días de guardar.
Es probable que muchas señoras de la vela perpetua, del reino en “cristo”, así como de ordenes del manto ensangrentado y otras más, por pura pose social se molesten por lo que este irreverente hoy muestra no con el afán de molestar, sino de despertar las conciencias que pululan con doble moral pero que comulgan y confiesan con una religión cómoda que tras la comunión los deja limpios para volver a pecar.
Y es que Playita Linda, considerada por muchos “la rivera huacalera”, como todos los años, en esta Semana Santa alcanzó niveles de placer inigualables. Muchos que no tienen nunca la oportunidad de estar en una casa privada cerca del mar imitaron a su ídolo Luis Miguel rentando una casita veraniega hasta en 35000 pesos. Sí, una casa que en muchos casos solo tiene un par de habitaciones con dos baños en donde pernoctaron hasta 50 personas, las mismas cincuenta personas que en muchos casos, aprovechaban la alberca para ir al baño, hacer como que jugaban y salir de ella para tirarse de panza sobre el pasto…
Son precisamente estas sociedades que llegan a Playita Linda en temporada “santa” quienes han provocado para que muchos negocios ambulantes interrumpan la paz de algunos propietarios que en vez de rentar sus casas, deciden usarlas como recinto de descanso y algunos incluso como centro para recluirse y estar en meditación o deseando vivir la semana santa lejos del bullicio de la ciudad.
Es necesario aclarar que no todos los dueños de predios en Playita Linda, rentan sus casas. Algunos no lo hacen porque después de un fin de semana tan caliente como el reciente, han tenido que terminar quemando los colchones de las camas, cambiando muebles de baño y restaurando desperfectos que esta gente en medio de una fiesta sin control, consideran que al pagar muy bien la renta, tienen derecho a todo.
Pero la renta de las casas no es lo grave, sino todo lo que acarrea este ejercicio comercial en donde se abusa de la frágil moral de quienes al menor llamado de alerta, están pidiendo perdón y preguntándole a ese Dios que se le ignora precisamente en los días de venerar o de guardar ¿Porqué yo…?
Pareciera ser que los propietarios de estas casas veraniegas situadas frente a este mar bravo y en donde la arena es negra, son adictos a una serie de diversiones extravagantes y “snobs” que en esta temporada se agudiza, pero la realidad es otra. Se trata de una zona de descanso que desde hace varios años ha sido tomada por asalto como el escenario en donde se colocan improvisadamente bares, discotecas y centros de vendimia que atrae incluso a las muchachas de las zonas burdelescas de San Benito y que llegan hasta esta zona residencial para vender sus productos en estado natural.
Aquellas familias que en esta semana santa no rentaron sus casas o que definitivamente no las rentan ni las prestan por cuestiones de higiene, moral y seguridad, tuvieron que vivir toda la semana santa con el “jesús” en la boca, no precisamente por Jesús de Nazaret, sino porque tuvieron de vecinos a familias en donde el escándalo, los gritos y los pujidos con llanto mantenía en alerta a los vecinos al no saber sí se trataba de coitos comunitarios, violación o simplemente placer.
De más está decir que muchas familias se quejaron porque amanecieron el miércoles santo (que nada tiene de santo) con una discoteque o cantina disfrazada que invitaba disparos de tequila y que por la noche fue imposible dormir debido a los altos decibeles de la música y el griterío de los muchachos eufóricos y sedientos de diversión que rompieron la paz de muchas familias.
Las familias que decidieron usar sus casas en esta semana santa, se sintieron agraviados ante el hecho de tener que dormir teniendo como vecinos a una bola de borrachos en los días santos que los obligó a quejarse, pero las autoridades una vez más optaron por la clásica “mordida”, en vez de dar protección y seguridad a la ciudadanía que todavía confía en sus gobernantes. Un hecho que sin duda invitará a muchos para que, en los próximos días por votar, ese voto se analice bien y no se desperdicie.
Lo que ocurrió la semana pasada en Playita Linda, me invita a recordar un capítulo de la vida real en donde una persona que supo explotar su talento, se inventó el eslogan de “El creador de bellezas”, me refiero desde luego al finado Coquis Kauffam, quien se dedicó a levantar muchachas de cuna humilde rescatando bellezas escondidas e inventó aquel evento que hoy promueve una empresa cervecera llamado “Miss Pacifico”. Coquis decidió registrar el evento y realizarlo año con año en Playita Linda, no por molestar a los políticos, tampoco a la gente famosa y de buen linaje que en ese entonces usaba sus casas, sino porque consideraba que su evento estaba a la altura de esa gente, así que lo realizaba en un terreno baldío en el corazón de esta zona residencial.
Cuando los dueños de las casas, residencias, chozas y mansiones de Playita Linda, descubrieron que no solo era un concurso de bellezas que ofrecía el “creador” para los pirruris de esa zona, sino que arrastraba mucha “putería” y todo el arrabal que, decidieron UNIRSE y fue cancelado para ser trasladado a otra zona en donde la gente virtuosa, de buena moral y finas costumbres, no se viera afectada por las consecuencias del evento.
Por supuesto que el evento Miss Pacifico, así como otros más, se siguen realizando porque lo que es santo para usted, para otros no lo es, y cada quien gasta sus días de “guardar” como se le pega la gana, porque finalmente los concursos de belleza no son el problema de Playita Linda, sino todo lo que se improvisa en la zona residencial, en las casas rentadas y que son usadas con fines desconocidos, en muchos casos.
¿Por qué ahora no se UNEN los dueños de casas y ponen cláusulas en donde se comprometan a no rentar sus casas a gente que la usará para fines comerciales que romperá con la tranquilidad de las familias que llegan a descansar y otras en busca de paz?
Si los colonos de Playita Linda, no gritan a tiempo, el próximo año que no se extrañen que en una casa cercana a la de ellos, se establezca un burdel para dar servicio a los descontrolados turistas que rentan casas, poniendo en riesgo ahora sí, a los esposos de las señoras del reino, de las católicas y evangélicas que se golpean el pecho los domingos y hasta de aquellos que llegan buscando paz…
No es cuestión de escribir por escribir ni de hablar por hablar, pero serán los mismos colonos de Playita Linda, los responsables de que esta zona de descanso pierda el poco valor que hoy tiene esa zona, serán ellos mismos quienes se verán obligados en vender sus casas porque el día de mañana, tendrán que alternar con maleantes que los harán pagar a precio muy caro, el error de su propia irresponsabilidad.
Antes de que ocurra lo “peor”, como decimos en el pueblo, valdría la pena que se rescate este sitio o que de plano, se convierta en una zona en donde todos los pecados capitales así como otros más capitalizables se establezcan fiscalmente para siempre. Pero confío en la buena fe de mis paisanos y de muchas familias que todavía desean rescatar el valor de Playita Linda y el encanto de este paradisiaco mar abierto con arenas negras. Amén
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