Dama de Hierro en Frontera sur
Por. Carlos Z. Cadena
¿Hasta cuándo se humanizará, el servicio migratorio de esta frontera del sur de México? Las mismas fuerzas productivas de la región deben de cerrar filas ante este panorama irresponsable en algunos casos y en otros con escenarios deshumanizados, que exige hasta la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en relación al desenvolvimiento infame del Instituto Nacional de Migración (INM), en esta frontera sur, donde la titular María Mercedes Gómez Mont, se convierte en una “dama de hierro”, que prácticamente cerró esta frontera, imponiendo una serie de obstáculos y frenos que impide que el turismo centroamericano, tenga facilidades para el comercio, el entretenimiento o simplemente la visita de gente de otros países que quieren visitar nuestro país. Nunca en la historia del servicio migratorio mexicano en esta puerta del país, se había caracterizado por su falta de sentido común en torno a una fraternidad binacional entre México y Guatemala.
Todavía a finales del pasado mes de noviembre, los periódicos de Guatemala, exhibieron cuando futbolistas chapines que venían con sus respectivas familias, -entre ellos menores de edad- denunciaron a la responsable de la migración mexicana en Chiapas y a un buen número de agentes del INM, de atropellos y vejaciones cuando fueron detenidos como si se tratara de delincuentes, cuando a través de documentos se confirmaba la invitación que le hacían autoridades mexicanas a unos encuentros de fútbol en territorio mexicano.
Los deportistas chapines y sus familias reprobaron la actitud irresponsable del Instituto Nacional de Migración, además de que también mintieron las autoridades migratorias, ya que la detención fue en el límite fronterizo, y no en el kilómetro 10, así lo señalaron los visitantes. Pese a los esfuerzos titánicos que hace el Gobierno del Estado, para apoyar a los migrantes, el Gobierno Federal, lamentablemente no ha sido fraterno con el ingreso de visitantes de Centroamérica.
Ahora fue el turno para el famoso campeón nacional de ajedrez, Juan Carlos González, que fue detenido en el Aeropuerto de Tapachula, para después permanecer en la misma situación por 24 horas en la Estación Migratoria “Siglo XXI” del Instituto Nacional de Migración, en donde sólo lo dejaron hablar 5 minutos con su familia, para después quitarle su teléfono celular.
El ajedrecista cubano pero radicado legalmente en nuestro país desde hace 17 años, arribó a esta ciudad al Campeonato Nacional Absoluto de Ajedrez 2011 realizado por AAECHAC, la FENAMAC y el Ayuntamiento local, avalado por la CONADE y CODEME, en donde obtuvo el primer lugar en la rama varonil. El deportista se trasladó al aeropuerto internacional de esta ciudad y se disponía a viajar al Distrito Federal, donde radica desde hace 17 años legalmente con documentación del propio INM. Pero minutos antes de abordar, durante la revisión de equipaje y documentos, le indicaron que no podría viajar ya que sus documentos “estaban vencidos”. Posteriormente el campeón ajedrecista fue llevado a la Estación Migratoria donde fue encerrado e incomunicado, donde solamente le dieron 5 minutos para hablar vía telefónica con su familia. (Sic).
Pero eso es apenas la punta de iceberg, de la falta de sensibilidad internacional y sobre todo de la falta del sentido común laboral, que debe de existir con los trabajadores de dicho organismo migratorio, sobre todo cuando somos frontera con una gran demarcación geográfica, donde nos entrelaza la historia y la hermandad desde hace más de 200 años.
Ahora sí, estamos peor que antes, y lejos de abrir la frontera mexicana a los pueblos de Centroamérica, el proceder, resulta ser totalmente fuera del contexto de la humanización en favor de los turistas y migrantes de estos países, que alguna ocasión fuimos parte de su geografía.
Diariamente se quejan los turistas centroamericanos, que le exigen una serie de requisitos, tratándolos más como gente extraña que provienen de países árabes o de otras latitudes, pero menos de Centroamérica, que ha sido la frontera amiga. Cada año, curiosamente en la víspera del arranque de la Feria Internacional de Tapachula, (FIT), se forma siempre una “cortina de hierro” para impedir la entrada a muchos turistas, más que con afanes de requisitos, es con afanes del fantasma de la corrupción. Inclusive hasta los agentes de Tránsito estatal y municipal, se aprovechan para fastidiar al turismo. ¡Ya basta!
Sin embargo, lo más escalofriante de este panorama incierto de hermandad entre México y Guatemala, es que el primer evento en Chiapas, en su calidad de presidente de México, de Felipe Calderón, fue el 14 de diciembre de 2006, en el Puerto Fronterizo en Talismán, del municipio de Tuxtla Chico, donde se comprometió a hacer de la Frontera Sur, una zona donde se impulse el comercio y se garantice la seguridad para los habitantes de esta región y del turismo extranjero, a través del Plan de Reordenamiento de la Frontera Sur, que aquel memorable día se anunció, y no se descarta los buenos propósitos Presidenciales, pero lamentablemente los empleados del INM, se han opuesto a buscar un mejor mecanismo de fraternidad fronteriza. Más que hermanos, pareciera que fuéramos enemigos de los centroamericanos.
Tan desagradable se encuentra lo del deportista campeón nacional del Ajedrez, que al abordar en el Aeropuerto de la ciudad de México, nunca le dijeron absolutamente nada, donde se supone pasó revisión migratoria, pero aquí ya en Tapachula, le encontraron una serie de supuestos yerros a sus documentos. En el fondo, el meollo del asunto es la corrupción. Aunque queda otra sospecha, la nula acción de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que pareciera que hay que ver a los migrantes muertos para poder actuar, y debe de ser lo contrario, actuar antes e imponer reglas fraternas para la mejor convivencia social entre el país Azteca y el del Quetzal. El INM arrastra sospechosamente a la misma CNDH.
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