LA PAJA EN EL OJO AJENO
Por Ronay González
Este país me tiene sumamente preocupado, no podemos cerrar los ojos ante lo que nos está sucediendo, tal vez no es a la vuelta de nuestra casa afortunadamente, pero no deja de ser nuestro México, al que yo aún le canto aunque los diputados digan que ya no tenemos que hacerlo.
A veces son tan ingenuos (o tan ciegos), si de por si el amor es poco, y no sé usted, pero escuchar sobre todo a los niños pequeños cantar el Himno mientras saludan a la bandera a mí me daba un poquito de esperanza, pero ahora resulta que no, que la letra del Himno es demasiado violenta. ¿Quééééé?
Y lo que esos mismos niños ven en la tele, en su calle, en su misma escuela. En todo caso sí habla de una guerra, pero por defender a la Patria, en cambio lo que ven en las calles, en los Congresos, en los políticos, es una guerra encarnizada por el poder, por el dinero.
Si lo que quieren es que los niños canten la realidad de este país entonces que el nuevo himno se encarguen al Komander, para que hable de fosas clandestinas donde avientan a los cadáveres de los migrantes, de los indígenas, ahora parece que hasta de los estudiantes; tendrá que hablar de secuestros, de inocentes que perdieron la vida en fuegos cruzados, de políticos corruptos, de instituciones ineficientes y asociadas al narcotráfico.
No pues ¡qué bonito! Claro que ellos en el mundo imaginario en el que viven, en el que todos ganan lo que ellos, tienen las mismas prebendas que ellos y viven como ellos, eso no sucede, por eso aseguran que este pacífico país merece que sus niños canten otra cosa, y mientras eso sucede pues que mejor no canten nada.
Dejamos que pasen cosas tan absurdas como dañinas sin que nos inmutemos, esta es una de ellas, otra (sólo por mencionar algunas) que no entiendo muy bien es qué tipo de ayuda internacional puede brindar México si nuestro país es un desgarriate por decir lo menos: asesinados a manos de militares en Tlatlaya en el Estado de México, 21 personas fueron masacradas nadie sabe por qué, nos quisieron vender la idea de que en un enfrentamiento habían muerto los malos, no fue así; eso fue apenas el 30 de junio pasado.
La semana pasada nos enteramos de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, 43 personas; nadie sabe si están vivos, pero para muchos ya “descanzan” quién sabe en donde, encontraron unas fosas clandestinas en donde probablemente estén algunos de ellos, no sólo muertos, torturados, quemados, desollados, como en la peor de las guerras; si son ellos malo, si no también porque entonces la lista de muertos aumenta. Los desaparecidos en el país ya son tantos que nadie sabe a ciencia cierta cuántos, diferentes dependencias del mismo gobierno manejan cifras distintas ¿Qué no somos nosotros lo que necesitamos ayuda?
De la ONU, de los santos, de las organizaciones, de todos, menos de la policía, gracias. Esos militares “de buena voluntad” que van a enviar para que se unan a los cascos azules para preservar la paz quién sabe en dónde que no los manden tan lejos, que los manden a Guerrero, a Tamaulipas, al Estado de México, a Veracruz, a Michoacán, a todos lados para abreviar.
Que les pongan un casco morado, rosa o del color que quieran y que aquí realicen sus labores de reconstrucción, asistencia humanitaria y seguridad, todos esos ingenieros, médicos, enfermeros, observadores políticos, asesores electorales y especialistas en derechos humanos, se necesitan aquí, es más ¡urgen!
Yo no sé usted pero yo sí estoy consternado, nomás no me late que mes tras mes aparezcan, por la razón que sea, decenas de ajusticiados, porque lo más grave es que no hay nada que indique que son de “los malos”, son mexicanos que por alguna razón estaban defendiendo un punto de vista, una causa, y esto no debería ser motivo para que murieran así, no en un país que se dice en paz y que no quiere que sus niños vivan en la violencia, ni siquiera cuando canten el Himno Nacional. Eso sí es ver la paja en el ojo ajeno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario