DESPUÉS DEL 14 SIGUE EL 15
Por Ronay González
Los asuntos de la mercadotecnia no son de mis favoritos, qué bueno que se reactiven las economías, qué bueno que una rosa te cueste 40 pesos (cuando normalmente eso pagas por la docena), qué bueno que suban los precios de los restaurantes y te atiendan re mal porque no están acostumbrados a atender a muchas personas.
Supongo que las “fechas especiales” son el mal necesario para que, aunque sea un poco, nuestros comerciantes vendan, y nosotros sintamos el poder de planchar la tarjeta de crédito, sin embargo, hay otro tipo de conmemoraciones que son menos llamativas pero tan o más necesarias que las primeras.
Hoy 15 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer Infantil, vaya tema. Le debemos a nuestros niños una disculpa por todas las barbaridades que hemos hecho en este planeta y que han derivado en miles de casos de cáncer en los infantes.
Ríos contaminados, mares, tierra, aire, y por si fuera poco, un casi nulo interés por lo que les suceda a los demás, así que lo seguimos haciendo sin importar quién sufra las consecuencias.
Si el hecho de que a un adulto se le diagnostique esta enfermedad es algo difícil de asimilar, para un pequeño que aún no alcanza a entender por qué tiene que pasar dolorosos meses en hospitales es más complicado.
La medicina avanza, ya hay más recursos para llevar mejor la recuperación y lograrla, el problema es que como siempre, esto no llega a los menos afortunados, a los que no cuentan con un sistema de salud que los ampare y así, el cáncer, como otras, puede considerarse como una enfermedad de la pobreza, porque mucho tiene que ver con la calidad de la alimentación y los cuidados de la salud.
Su tratamiento es costoso, y requiere de centros de salud especializados; las cifras hablan por sí solas, esta enfermedad es la segunda causa de muerte infantil en nuestro país, y los que logran curarse, deben enfrentarse a las secuelas de los tratamientos: cirugías, quimioterapias, radioterapias.
Mejorar nuestro maravilloso sistema de salud es complejo, son demasiados vicios incrustados, así que tendremos que apostarle a algo que dependa más de nosotros y se llama prevención, porque además a nuestras autoridades lo único que se les ocurrió pa’ no quedarse fuera de la jugada es iluminar algunos edificios públicos de dorado, lo cual no está mal, se están sumando al compromiso mundial, el problema es que no creo que hagan algo más y son más o menos cinco mil pequeñines los que se suman cada año a esta terrible lista.
Estas fechas (a diferencia de la de ayer), sirven precisamente para que se haga “algo”, para que se tome conciencia, se ayude a otros, y una importante forma es a través de la prevención, de estar informados, de saber qué síntomas en nuestros niños deben encender un botón de alerta para que si existiera algún indicio de esta enfermedad se logre detectar en etapas tempranas y sea curable.
La sintomatología más común, y le agradecería se lo platicara a la comadre, al compadre, a la nuera, al yerno es: fiebre prolongada, masa abdominal anormal o inflamada, palidez, pérdida de energía y de peso en forma rápida, dolores de cabeza persistentes, acompañados de vómito. También se forman hematomas con facilidad, se presenta sangrado, pérdida del equilibrio, cambio repentino en el comportamiento, hinchazón de la cabeza, brillo blanco en los ojos, y pérdida o disminución de la vista.
Sólo con eso estaremos colaborando, ayudando, pero si además cuenta con un espíritu altruista y algunos pesito de más en la cartera, no dude en acercarse a las asociaciones (serias) que ayudan a estos niños y sus familiares, los tratamientos son muy costosos y hay quien no tiene seguridad social ni recursos para desplazarse hasta las clínicas especializadas y vivir lejos de su tierra.
Todos podemos hacer algo, no dudemos, no lo dejemos para mañana, porque como cualquier enfermedad, nos puede pasar a cualquiera.
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