* EL CRIMEN ORGANIZADO OPERA EN LA CAPITAL DEL PAÍS; MANCERA SE RESISTE A ADMITIR LO EVIDENTE
* EL CINISMO, POR TODO LO ALTO; TENGO LA CONCIENCIA TRANQUILA, DICE EL EX GOBERNADOR ÁNGEL AGUIRRE
ALBERTO CARBOT
Las autoridades lo niegan sin recato, pero desde hace bastante tiempo el crimen organizado opera en la capital mexicana, aunque procura no hacer mucho ruido porque sabe que no es bueno “calentar la plaza” con acciones criminales -como se le dice en el argot delincuencial al acto de capturar la atención-, para evitar las maniobras directas de las fuerzas policiacas.
El problema es que los políticos parecen estar ausentes de la realidad, y se han especializado en asumir posturas más propias de los avestruces, que de los seres humanos; es decir, andan rápido, pero finalmente son torpes y aviesos para reaccionar.
Una y otra vez el jefe de gobierno de la ciudad Miguel Ángel Mancera ha insistido en a la ciudad de México no han llegado los Zetas, ni el Cártel Jalisco Nueva Generación, ni el Cártel de Sinaloa ni cualquier otra de esas finísimaspersonas que tienen aterradas a otras urbes y poblaciones del país desde hace casi una década.
Una de las recientes pruebas de la existencia y accionar de las bandas del crimen organizado en la ciudad de México, es el cadáver de un hombre con huellas de tortura, con una máscara de Halloween y envuelto con vendas, que fue colgado durante la madrugada de este lunes, en un puente vehicular en la zona oriente de la capital mexicana.
Este tipo de prácticas, que suelen servir para que las organizaciones del crimen se envíen avisos de advertencia -y también como formas de ajustar cuentas-, suelen ser cosas de todos los días en muchos estados del país, que ya forman parte del mapa de la violencia.
En algunas zonas de Tamaulipas inclusive, a este tipo de ejecutados se les llaman “piñatas”, para evitar mencionarlos por su nombre.
En la capital, sin embargo, es la primera vez en que aparece un asesinado de esta inusual manera. El cadáver fue colocado en el puente “La Concordia”, y captado por los transeúntes y automovilistas desde las 5:30 horas de la mañana; los bomberos no pudieron retirarlo sino hasta 2 horas después, cuando incluso ya numerosos niños que eran llevados por sus padres a las escuelas de la zona, lo habían observado pendiendo.
El colgado aparece hoy como un signo ominoso de que el crimen organizado no es una suposición ni “un mito genial” -parafraseando a Pedro Aspe, un economista mexicano que aseguró que la pobreza en México no existía-, sino se ha vuelto una realidad en la metrópoli capitalina de más de 20 millones de habitantes, si se toma en consideración la zona conurbada.
Hasta hace tiempo, la ciudad parecía una especie de oasis muy distante de las cotidianas balaceras y asesinatos que estremecen y ensangrientan otras regiones del país.
La brutal espiral de violencia incontenible que sacude a México desde hace más de 9 años y que, según un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas, ha dejado una estela de unos 151 mil muertos y 26 mil desaparecidos parecía cosa de “la provincia” o de entidades proclives a la actividad del narco, como Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua o Sinaloa.
“Ah, qué norteños tan violentos”, se solía decir entre los capitalinos, con cierto aire de superioridad, que ingenuamente les hacía creer que aquí no pasaba nada, cuando en realidad aquí pasa todo. En rigor, sin embargo, hay evidencias de que desde hace mucho tiempo el crimen se enseñorea por la capital del país.
El hallazgo del hombre colgado del puente en Iztapalapa ocurre apenas unos días después de que el dirigente de la organización Procéntrico, Guillermo Gazal, denunciara las extorsiones -comúnmente llamadas “derecho de piso”-, en numerosos establecimientos fijos de la ciudad.
Gazal dijo que las extorsiones en el Centro Histórico del Distrito Federal tiene más de 5 o 6 años y denunció que además del hampa también la policía está involucrada en este delito, del que tampoco han escapado muchos restaurantes de la zona de la Condesa o Polanco.
El dirigente indicó que las 980 manzanas del Centro Histórico padecen estas extorsiones y que los cobros van desde los 5 mil y hasta los 20 mil pesos, dependiendo el tamaño de los establecimientos comerciales.
El cobro se hace a través de un papel, llevado por un jóvenes de entre 12 y 15 años en el que se establece el monto a pagar, reveló el dirigente.
“A los pocos días llegan, muy temprano, se meten a su tienda, cierran la cortina, lo golpean y sacan mercancía. Dicen: te estamos avisando que esto va en serio”, relató. Según Gazal, los supuestos extorsionadores dicen pertenecer a Los Zetas, de Los Chineros, La Familia y el Cártel de Jalisco, entre otras.
“Y cuidado donde no dé usted sobre porque se van contra la familia”, señaló el empresario del centro capitalino, quien dijo que a causa de sus denuncias sobre el tema balacearon su casa y le secuestraron a un hijo, pero ninguna de las denuncias que ha presentado han procedido. “La gente está muy temerosa porque tiene mucho que perder y nada qué ganar”, señaló.
Pero con su obstinación habitual, Mancera niega una y otra vez que en la metrópoli opere el crimen organizado, bajo el falaz argumento de que en “la ciudad de México de ninguna manera se facilita para la operación de ningún tipo de actividad de este sentido”, como si fuera una urbe de otro planeta.
LA VERSIÓN QUIMÉRICA DEL JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Hay qué hacer sólo un poco de memoria para refutar la visión quimérica del jefe de gobierno de la ciudad.
Apenas hace unos meses, un grupo armado asaltó una agencia del ministerio público y rescató al hermano de un jefe del Cártel de Jalisco Nueva Generación, aunque éste rápidamente fue recapturado.
Poco después, fueron hallados los restos de dos hombres en 11 bolsas de plástico, dentro de 2 vagones de un tren de carga, en el barrio Santa Catarina, en el municipio de Azcapotzalco, al norte de la ciudad.
Mancera, fiel a su mantra, dijo que la investigación estaba a cargo de autoridades federales, por cuanto el tren provenía de otro estado del país.
La idea de que la capital es como un islote de tranquilidad en medio de un mar revuelto de violencia que azota sobre todo a la zona norte del país y a algunas zonas de las costas del Pacífico -como los estados de Michoacán y Guerrero-, suena cada vez más inverosímil.
Ya se les olvidó a las autoridades de la ciudad que en mayo de 2013, 13 jóvenes tepiteños fueron sacados por la fuerza del bar Heaven de la Zona Rosa, en la capital mexicana, por parte de hombres armados y 2 meses después sus cuerpos aparecieron en una fosa clandestina en el poblado de Tlalmanalco, estado de México.
En agosto pasado, fueron hallados en un apartamento de la colonia Narvarte, al sur de la capital, los cadáveres de 4 mujeres y un hombre que se ostentaba como reportero gráfico y se decía perseguido por el gobierno de Veracruz, razón por la cual se había venido a refugiar al DF.
Una de las víctimas de nacionalidad colombiana -hay que decirlo con todas sus letras, aunque para algunos sea políticamente incorrecto-, se dedicaba además del modelaje, al sexoservicio y presuntamente al narcotráfico. Aunque se han barajado numerosas hipótesis, una de las más firmes es que la mujer había hurtado un cargamento de cocaína propiedad de Los Zetas y lo ocultó en su habitación, razón por la cual fue torturada y luego asesinada junto con los otras desafortunadas personas que residían o se hallaban de visita en la vivienda.
Federico Doring, dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) en la ciudad, exigió al gobierno de Miguel Ángel Mancera que reconozca de una vez por todas que el crimen organizado sí tiene presencia en la ciudad de México y actúe en consecuencia.
También la conocida activista anticrimen Isabel Miranda de Wallace señaló este lunes que -aun cuando las autoridades lo nieguen-, en el Distrito Federal operan grupos del crimen organizado.
La presidenta de la organización civil Alto al Secuestro, dijo que la Familia Michoacana era la banda con mayor presencia en la capital mexicana hasta hace poco. Sin embargo, expuso que “hay indicios de que fue desplazada por Los Zetas”.
Cabe recordar que el hijo de Miranda de Wallace fue secuestrado y asesinado por un grupo de delincuentes, que fueron aprehendidos gracias a las investigaciones que ella misma promovió y pagó de su propia bolsa. Seguramente que si el caso lo hubiese dejado enteramente en manos de quienes por ley están obligados a investigarlos, ninguno de los involucrados hubiese pisado todavía la cárcel.
La también ex candidata a jefa de gobierno de la ciudad, dijo que en el Distrito Federal se dan muchos casos de extorsión y secuestros. Irónica, manifestó:
“Me parece que por decreto aquí no existe ese delito y por decreto no lo van a atender. Entonces, ojalá que cuando quieran hacerlo no sea demasiado tarde”, indicó Miranda de Wallace y puntualizó que tiene forma de probar sus afirmaciones “porque poseemos actas y datos duros”.
La activista anticrimen aseguró haber atendido personalmente a muchos afectados que han tenido que cerrar sus negocios, debido a que fueron amenazados o extorsionados por los integrantes de esas bandas del crimen organizado, que según Miguel Ángel Mancera, no existe en la quimérica ciudad que gobierna.
GRANOS DE CAFÉ
… El ex gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, al lavarse las manos en su reciente comparecencia ante diputados que investigan el caso, confirma el cinismo, la mentira y falta de escrúpulos con que suele actuar la clase política mexicana.
Para nadie es un secreto que el ex mandatario con frecuencia visitaba Iguala para encontrarse con su “amiga”, la primera dama local, María de los Ángeles Pineda de Abarca, con quien según algunas versiones mantenía una relación amorosa y quien -según se sabe-, formaba parte de la jefatura de la banda Guerreros Unidos, a la que se atribuye oficialmente el asesinato y desaparición de los 43 normalistas, el 26 de septiembre del 2004.
Son muchos los guerrerenses bien informados que no se explican cómo puede Aguirre Rivero declarar que tiene “la conciencia tranquila”, cuando es un secreto a voces que los Abarca financiaron su campaña por la gubernatura y cuando se ha hecho público el nepotismo con que manejó las finanzas del estado.
¿Cómo creer en su inocencia cuando en su gestión el crimen organizado se apoderó literalmente de todo el estado y hoy vive bajo el terror y control de organizaciones criminales que siembran el terror lo mismo en la costera Miguel Alemán, que en los más apartados municipios y serranías de Guerrero?
Pero la simulación también está presente cuando se pregona “la verdad histórica” de los hechos y se intenta reabrir una y otra vez el caso, cada vez con nuevos actores nacionales e internacionales, pero siempre con la ausencia de José Luis Hernández Rivera, director de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, y uno de los protagonistas más relevantes del caso.
Él fue acusado por Sidronio Casarrubias, jefe de Guerreros Unidos, de haber recibido 300 mil dólares de la banda “Los Rojos”, por permitir que se infiltraran entre los alumnos de la normal.
Curiosamente, José Luis Hernández Rivera no ha sido interrogado por las autoridades, ni siquiera luego de las acusaciones del jefe mafioso, cuando desde el inicio -él y el cuerpo académico de la Normal-, debieron haber sido los primeros en rendir declaración sobre el caso.
Al igual que esa comunidad académica, tampoco han declarado muchos otros actores de la Normal Raúl Isidro Burgos.
Para rematar esta trama, ahora la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), fue marginada en la nueva investigación que se abrirá para complacer a los “expertos” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que concluyeron lo mismo que en la primera investigación, pero adujeron irregularidades para reabrir el expediente.
Encomendar a otra subprocuraduría la investigación implica partir de cero y desechar mucho del trabajo forense y ministerial desplegado por un amplio grupo de investigadores.
Esta simulación a la postre sólo hará más nebuloso aún el esclarecimiento de este lamentable caso que horrorizó al país y que los maniqueos de la izquierda, la “sociedad civil” y los “abajo firmantes” han tratado descaradamente de aprovechar, para obtener beneficios políticos y económicos. Por lo pronto, no habrá que hacer ruido, para no romper la tranquilidad de conciencia del sinvergüenza exgobernador Ángel Aguirre.…Sus comentarios envíelos al correo gentesur@hotmail.com
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