miércoles, 24 de agosto de 2011

Comentario Zeta

Malversación Política: Josean, Pablo y los Álvarez
Por. Carlos Z. Cadena

Es evidente las conjeturas que se manejan al interior de la opinión pública, respecto a la “hermandad política” entre José Antonio Aguilar Bodegas y el exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía, pero más cuestionable es el triángulo que hacen con los de la firma contable de los Álvarez Puga y Asociados, una firma que el propio Gobierno Federal puso en la plataforma de la sospecha pública, al llevar el año pasado una serie de intervenciones hacendarias que hasta ahora no se sabe en que quedó el escándalo de carácter nacional, ya que fue tema de periódicos y cadenas de televisión nacionales que advertían sobre una nueva forma de presuntas “estafas millonarias”, que ni la PGR ni la Secretaría de Hacienda, han informado.

Sin embargo, más allá de las complicidades de este triángulo de “hermandad política”, entre Josean, Pablo y los Álvarez Puga, se ha levantado una ola de malestar popular porque consideran que este tipo de alianzas podrían dejar libre a Salazar Mendiguchía en los próximos meses, lo que sería una burla para el pueblo chiapaneco, que al fin observa en la cárcel a un exgobernador corrupto, persecutor, mesiánico y hasta sindicado de homicida doloso. No se puede ocultar que es una preocupación de los chiapanecos.

Es imperativo que la responsabilidad de Aguilar Bodegas y los Álvarez Puga, deben de ser aclarados públicamente, porque eso de utilizar la política para actos de presión para que sea liberado Pablo Salazar, resulta una fatalidad en contra del sentir de la población.

Sólo en México, se puede darle un plus cuando una “hermandad política” se ve obstaculizada por uno de sus miembros que se encuentran en la cárcel, con fines de absolverlo, cuando debe de ser lo contrario, investigar a quienes se consideran sus cómplices.

Pobre México, sigue aguardado en la impunidad con un nuevo estereotipo de la malversación política.

De verdad que no ansiamos los chiapanecos una defraudación de la “hermandad política”, de querer abonar para la salida carcelaria del exgobernador más corrupto y represor de Chiapas, desde que decidimos ser orgullosamente mexicanos. Por ejemplo, ahora los damnificados a quienes no se les ha hecho justicia, quieren ir hoy al reclusorio en Huixtla, para manifestar sus inconformidades, para que la impunidad no siga siendo un cáncer de las mafias ó asociaciones delictuosas políticas, que las hay en nuestro país.

Graffiti pandillero: Un problema social

Va uno a San Cristóbal de Las Casas, a Tuxtla Gutiérrez o Tapachula, inmediatamente lo que observan los ojos de los ciudadanos o turistas son las pintarrajeadas de las paredes, donde la novedad ahora ya no son las casas, inmuebles vacíos o edificios públicos, sino que ahora el graffiti, ha llegado a las paredes de las escuelas, donde lamentablemente las pintas no precisamente tienen un contenido cultural, sino que son pintas con dibujos y lenguajes soeces de pandillas juveniles, que denigran el idioma español y ofenden la sociedad, lo extraño es que nunca ha habido un programa policial para desterrar estos vicios de las principales ciudades de la entidad, que denigran también imágenes citadinas.

Siempre se ha dicho que existe un graffiti cultural y que muchas veces es hasta apoyado por las autoridades educativas o culturales, sin embargo, esta no tiene absolutamente nada de cultural, sino todo lo contrario, son leyendas de bandas y pandillas que justifican dizque sus territorios con pintas en aerosol que ofenden a la sociedad, por eso es importante que haya un programa policiaco para enfrentar este problema social que si se sigue permitiendo, al que se le hace un daño es al joven, que desde esa busca torcer ya su vida.

Aparte de la pésima imagen citadina que causa el “graffiti pandillero”, la gente que es ofendida con estas pintarrajeadas en sus casas o instituciones educativas tienen que desembolsar algún presupuesto para volver a despintar las atrocidades de majadería que se emplean, pero el problema es que lo despintan y a los pocos días vuelve a aparecer las marcas juveniles de las pintarrajeadas convirtiéndose un circulo vicioso.

Las policías municipales y estatales, deberían de planear un buen proyecto para acechar a estos delincuentes juveniles, pues incurren en delitos penales como daños en propiedad ajena. El consecuentar estas barbaridades demuestra que no hay interés en la juventud.

Panistas.- Con la llegada de Ernesto Cordero Arroyo, a Tapachula, fuerte aspirante a la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, en el magno evento regional que le organizaron, hay que destacar el numeroso grupo azul que vino de Huixtla, que fue el artífice de la gran movilización, lo que ratifica la privilegiada posición que tiene este municipio en el mapa geopolítico blanquiazul en Chiapas, pues no hay que olvidar que es el segundo bastión panista, solamente después de la capital Tuxtla Gutiérrez, y donde confirma su liderazgo del alcalde José Luis Laparra Calderón.

Cantinas.- En Cacahoatán, hay infinidad de quejas ciudadanas en contra de la Jurisdicción Sanitaria Regional, al que señalan ser el promotor de la multiplicación de cantinas muy cerca del centro de la ciudad.

Un problema que se viene acentuando en muchos municipios, porque desde que la Secretaría de Salud tomó el control de las aperturas y vigilancias de estos establecimientos, malos servidores públicos de segunda y tercera categoría de esa institución jurisdiccional, se han despachado con la cuchara grande en la proliferación del vicio, por lo que el malestar ya se empieza a dar en los mismos ayuntamientos municipales, porque comprometen a las leyes municipales y aquí los alcaldes locales tienen toda la razón del mundo para exigir un alto a esta problemática muy grave, que a futuro podría traer sinsabores.

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