* MÉXICO, UN PAÍS DE POBRES; EL ESPEJO DE BRASIL
* LA BASURA PARTIDISTA. EL PRD, AL RESCATE DE SUS DELEGADOS CORRUPTOS
Por. ALBERTO CARBOT
Desde 1994, cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, se nos empezó a machacar a los mexicanos -un día sí y otro también-, con la idea de que ya estábamos con un pie en el primer mundo.
Hasta el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari tuvo la puntada de lograr que ingresáramos al club selecto de los países más adinerados del planeta, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Esta idea no es nada nueva. Ya en los años 70, el presidente José López Portillo, asombrado por los grandes hallazgos de yacimientos petrolíferos, sobre todo en la llamada Sonda de Campeche, invitó a sus compatriotas a prepararse para “administrar la riqueza”.
La idea de que estamos en el umbral de volvernos millonarios -algo así como ganarnos la lotería sin comprar el billete-, ha gravitado desde hace mucho en la mente de los mexicanos. Es un sueño imposible de cumplirse, pero que todos los ciudadanos de este país acariciamos como si estuviera al alcance de nuestra mano.
La verdad, fría y desoladora, es que la riqueza es posible para muy pocos, en un país como el nuestro, con una brutal concentración de los ingresos. Todavía hace unos meses se hablaba en publicaciones internacionales de gran prestigio -como The Economist, The Finantial Times o The Wall Street Journal-, que México estaba en su momento y debía aprovecharlo.
Lo cierto es que se trata de una patraña de los grandes capitales internacionales para difundir una idea sin sustento, hasta que la gente y sus instituciones la toman como cierta.
Los grandes gurúes de la economía mundial, que manipulan a su antojo los escenarios financieros internacionales, para que permitan multiplicar sus dividendos, suelen de vez en cuando pronosticar que a cierto país le va a ir bien, que será rico, que se convertirá en el próximo paraíso en la tierra, para que las inversiones -sobre todo los capitales golondrinos-, busquen refugio en ese sitio.
Cuando ya han obtenido las suficientes ganancias a causa de este cuento, suelen huir y dejar tambaleando la economía de esas naciones.
Algo así ha ocurrido con Brasil y ahora con México, donde debemos estar alerta respecto a este tipo de falsos profetas. De Brasil se decía que estaba entrando en la “edad de oro”, que era el “gigante” de América, que muy pronto se convertiría en una de las naciones más ricas del mundo.
Sin embargo, a la luz de las grandes manifestaciones que se han registrado en las principales ciudades del país sudamericano -donde bastó con que el gobierno decretara un aumento a las tarifas del transporte para que la gente saliera a protestar-, ahora resulta que Brasil es un gigante pero con pies de barro.
Eso le pasa a muchos por creer en los vaticinios y las estimaciones de los charlatanes de siempre, algunos medios de la prensa internacional, las casas de bolsa, las corredurías, las empresas de consultoría y sobre todo los gurúes financieros que lanzan sus dictados desde el oráculo de alguna oficina en Wall Street o la City londinense.
En los últimos meses no hubo quién dijera, como en el viejo cuento, que el Rey iba desnudo. Y en México deberíamos estar alerta también para que no se nos siga tomando el pelo con la idea de que el país se encamina hacia el primer mundo.
“Aguas con los medios internacionales, aguas con el optimismo beato de los analistas internacionales increíblemente superficiales, aguas con el momento de México. Hay mucha gente que sabe manipular a los medios internacionales, a las casas de bolsa, a los fondos y a las corredurías. Habría que preguntarles a ellos para no creernos cuentos sobre el destino nacional”, ha dicho esta semana el ex canciller Jorge Castañeda.
A los mexicanos también se nos ha embaucado con el cuento de que ya éramos un país de clase media, donde a partir de lo que dijo alguna vez el entonces secretario de Hacienda Ernesto Cordero, con 6 mil pesos de ingreso al mes podíamos comprarnos un carro, tener una hipoteca, tomar vacaciones y enviar a nuestros hijos a colegios privados.
Hasta que un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos sacó del engaño y nos puso en nuestro lugar. Porque resulta que según los datos duros, contenidos en el estudio “Clases Medias en México”, la mayoría mexicana no es de clase media, sino baja.
MÉXICO UN PAÍS DE POBRES; EL ESPEJO DE BRASIL
Y para los aplaudidores de las administraciones del PAN -que supuestamente mantuvieron la estabilidad económica durante los últimos 12 años, y que no se inmutan por la rapiña que los legisladores de ese partido se han conducido en los últimos días-, ahí están los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) que señalan crudamente, que tan solo durante el sexenio de Vicente Fox, de 103 millones de mexicanos, 48 millones 846 mil se situaron en niveles de pobreza patrimonial.
Fox se salvó de dejar sumido al país en una debacle económica, gracias a la Virgen de Guadalupe. Si milagrosamente no hubiese contado con los grandes montos de las remesas giradas por los paisanos en EU, o los ingresos por excedentes petroleros de más de 800 mil millones de pesos, que probablemente nunca volverán a presentarse, el número de pobres podría haberse triplicado y las devaluaciones anteriores pudieron haber sido apenas simples deslices económicos comparados con lo que pudo pasar, por su inexperiencia, desinterés e irresponsabilidad para conducir el país.
El análisis del INEGI señala que aunque las clases medias aumentaron un pálido 4 por ciento en la primera década de este siglo, la cifra de personas que pertenecen a ese segmento socioeconómico asciende apenas al 40 por ciento, contra el 55 que pertenece a las clases bajas.
En los hogares de clase baja prácticamente viven 3 de cada 5 mexicanos. En cambio, las clases altas están integradas sólo por el 2.5 por ciento de los hogares donde vive el 1.7 por ciento de la población.
El INEGI considera personas de clase media a aquellas que poseen al menos una computadora, gastan unos 4 mil 400 pesos al trimestre en alimentos y bebidas fuera del hogar, tienen una tarjeta de crédito al menos y poseen como mínimo una educación media superior, además de que uno de sus miembros trabaja en el sector privado.
El tema principal sin embargo es que México es un país todavía de pobres, y el problema también radica en que aún para quienes han logrado salir del hoyo y trepar con muchos esfuerzos a la clase media, cualquier circunstancia inesperada puede hacer que vuelva a caer en situación precaria, como por ejemplo una grave enfermedad, un accidente, la pérdida del principal proveedor económico de la familia o la falta de redes de seguridad social.
Otro de los problemas que impiden a México ascender en la escala social estriba en los salarios tan bajos que se pagan aún a los profesionistas con una sólida preparación.
También cuenta la negativa de los grupos rentistas como los sindicatos y los monopolios para dejar que la riqueza pueda redistribuirse. Sin dejar de mencionar a la alta burocracia, que incluye a los partidos políticos, que obtienen cada vez más canonjías.
Todos estos sectores luchan a sangre y fuego para mantener sus privilegiadas condiciones.
De acuerdo con un informe reciente del Banco Mundial, denominado “Cambiando el ritmo para acelerar la prosperidad compartida en América Latina y el Caribe”, México no alcanzará el nivel de bienestar de los países más desarrollados hasta el 2025, es decir hasta dentro de 12 años.
El principal obstáculo es la desigualdad social, la enorme brecha entre ricos y pobres que constituye una verdadera vergüenza para todos.
Se requiere realmente de grandes esfuerzos institucionales para lograr que mejoren los niveles de bienestar, tal y como lo ha logrado en los últimos años un país como China, que en siete años ha sacado de la pobreza a 80 millones de personas.
Quién sabe si bastará con una reforma educativa, otra en el campo de las telecomunicaciones e inclusive una más en el ámbito de la energía, para que los mexicanos puedan realmente considerarse de “clase media” y aspirar a algo tan simple que postulaba como lema de campaña del hoy mariguanero ex presidente Vicente Fox: vocho, tele y changarro.
GRANOS DE CAFÉ
…Hablar de corrupción, es tocar un tema que hace mucho dejó de ser noticia, aunque no indigna menos que sean los adalides de la moral pública quienes hagan la defensa, así sea velada, de funcionarios venales que han usado a sus subalternos para cometer todo tipo de fraudes, cohechos y triquiñuelas que les han reportado multimillonarios beneficios.
Ejemplos están muy a la mano como el caso de Andrés Granier (PRI) y su secretario de finanzas; el del gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat (PAN) y su junior, y, ahora, aunque muy menor, el del delegado perredista en Coyoacán, Mauricio Toledo Gutiérrez, y su secretario particular Eduardo Ramírez Vallejo, quien espera condena por cohecho, aunque en radio pasillo se sabe que el monto millonario que pretendió obtener por autorizar la apertura de la gasolinera “El Calerón”, definitivamente no iba a parar a su cuenta bancaria.
Lo grave es el cobijo que hace el PRD de sus adeptos y funcionarios. Por ejemplo, hoy resulta que en la comparecencia del delegado Toledo Gutiérrez, los legisladores perredistas hicieron hasta lo imposible para usar las 2 horas destinadas a ese caso, para que su correligionario no fuera increpado por los contados asambleístas de oposición, sobre el cúmulo de acusaciones que pesan sobre él.
Lo cierto es que los perredistas en su gran mayoría, se valieron de la dilación para agotar el tiempo de comparecencia de su delegado en Coyoacán y evitaron que respondiera no sólo a las acusaciones de extorsión, sino también a los señalamientos por tener ilegalmente en su nómina a 18 integrantes de los comités ciudadanos y a las acusaciones que enfrenta su exsecretario particular Eduardo Ramírez Vallejo…
…Alguien podría decirle a Samuel Chacón, presidente municipal de Tapachula que la ciudad está cayéndose a pedazos y que en lugar de quejarse y culpar de todo a la pasada administración, actúe en consecuencia. Tan incapaces fueron los corruptos Ezequiel Orduña (PRI) y Emmanuel Nivón (PAN), como ineficaz parece el actual responsable de la comuna tapachulteca, quien permanentemente se escuda en la figura del gobernador Manuel Velasco Coello…Sus comentarios envíelos vía internet a la direccióngentesur@hotmail.com
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