martes, 24 de marzo de 2015

CARREREANDO LA CHULETA


¡GRACIAS! A MIS ALUMNOS; MIS MAESTROS
Por Ronay González
El día fue perfecto y no sólo para mí. Ese pantalón que tenía mucho que no manchaba de lodo por fin quedó irreconocible, me encantó verlo así.

Una escuela, la única en la colonia Lumija, fue testigo de lo que un festejo puede lograr. Mis alumnos, más bien diría amigos, que tengo en la universidad del Soconusco, el Cucs, con pretexto de sus prácticas comunitarias pintaron de sonrisas la cara de muchos niños cuya única pertenencia es un piso de tierra, salones hechos con retazo de lámina y troncos, eso sí, dirigidos por dos increíbles súper maestras, de esas a quienes no les queda grande el nombre. Sólo hay dos grupos, uno de 1º a 3º, el otro de 4º a 6º. El paisaje puede resumirse en una palabra: miseria.

¡Gracias por tomarme en cuenta! Jugamos, reímos, los adultos recordamos lo increíble que es ser niños y no perder la capacidad de ser felices siempre, con cualquier cosa. Ellos, los futuros médicos, ingenieros, maestros, diputados (espero no como los de ahorita), disfrutaron cada momento. Si esos son nuestros ciudadanos del futuro creo que ya la hicimos, aunque hay que apoyarlos ahora para que cuenten con las herramientas necesarias para transformar este país, se lo merecen, a su corta edad han luchado mucho.

No estoy hablando de un lugar en la sierra, está en Tapachula, frente a nuestros ojos. Se llega, además de con mucho cuidado, entrando por la colonia Los Framboyanes, en la carretera Costera de Tapachula a Viva México, a sólo 200 metros del desvío a Framboyanes, mucho antes de Damigas, ahí hay una lámina que dice Lumija, ese camino (por supuesto es de terracería), derechito lo lleva. Me esmeré en dar la ubicación por aquello de las almas caritativas y un poco sobradas de recursos que quieran apoyar a estos niños.

Mis muchachos (con mucho orgullo) no sólo están buscando pasar materias, además quieren aportar con sus trabajos y están empeñados en hacer las cosas bien, con amor, gustosos de poder servirle a la gente. Se organizaron y se juntó para un par de piñatas, tortas, gelatinas, refrescos, el infaltable pastel, pelotas, bolsas de dulces, y no crea que eran diez o veinte niños, son casi noventa chiquillos en esa institución.

Campos, Juan Carlos, Alejandra, Yesica, Dulce, Antonia, Diana, Rafael, Montze, Mercedes, Anayansi, Anita, Areli, Andrid, Valeria, Saudy y Marleni, tener verdadero éxito en la vida es eso que ustedes hicieron: llevar felicidad a los demás y divertirse con ello, sigan así y nunca tendrán que trabajar, porque si hacen lo que les gusta, ríen mucho, y además les pagan por ello, tendrán una vida plena, además llena de respeto y de cariño.

Ese buscar lo mejor en los demás es lo que nos está haciendo falta, trabajar por dejar el mundo un poquito mejor de como lo encontramos. Luchar por formar lugares bonitos y arbolados, por hacer felices a los que la pasan peor que nosotros. Ustedes pueden ser los creadores no de un día feliz, sino de personas felices. Nuevamente gracias por hacerme parte de ello.

Llegaron amontonados en una camioneta sin importarles el sol ni el polvo, y mire que quedaron casi empanizados, pero la sincera y grata sonrisa de los niños emocionados valió los pequeños inconvenientes.

Muchas veces en el Cucs mi amiga Adriana, la directora, o el rector, nos preguntamos si estamos haciendo las cosas bien, yo creo que sí, ese día, como en diversas ocasiones con otros de mis muchachos-alumnos-maestros-amigos (todo eso son para mí), vi en ellos unas increíbles ganas de querer cambiar las cosas, de borrar esas desigualdades, de trabajar porque todos tengan las mismas oportunidades.

Estoy seguro de que pronto les contaré más acontecimientos porque las buenas acciones son contagiosas, entre tanto les comparto que me da mucho gusto una iniciativa que está llevando a cabo Scotiabank y en la que salió beneficiado el equipo de fútbol infantil 11 de abril de la ciudad de Tapachula, estos niños juegan en la liga de Cacahoatán y Scotiabank les entregó uniformes y balones.

Me compartió mi amiga, Lucina Aradillas Salinas, gerente de la sucursal Tapachula de esa institución financiera, a quien por cierto no conozco en persona pero es amable lectora de mis locuras, que con mucho orgullo y satisfacción pudieron destinar un poco de la rentabilidad de la sucursal que dirige para una causa como ésta, que no sólo apoya el deporte, además nos ayuda mantener a los chamacos fuera de los vicios y tentaciones.

Felicidades a todo el personal que a través de la realización de su trabajo pudo apoyar a este equipo, puede usted amable lector constatar lo dicho en las fotos de la entrega por medio de la cuenta de twitter @ScotiabankMX y en el hashtag #ScotiabankFútbolClub.

Hoy es un buen día. Ojalá estas páginas se sigan llenando de este tipo de noticias. Hace falta.

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