martes, 7 de diciembre de 2010

El amante virtual

Carlos Morán
No sé si usted ya se haya dado cuenta que los matrimonios, noviazgos y relaciones formales de pareja ya no son destruidos por brujas y zorras de 90-60-90; de carne y hueso que se interponen entre los amorosos, ni desarmados tampoco por la intervención de un adonis semental, ni de un rico y maniático compañero de universidad o trabajo de nuestra amada, que mediante finas artimañas de seducción nos baja a la mujer que amamos. No, eso ya no sucede.

Ahora la principal fuente de conflictos, agarrones, sufrimientos y separación para muchas personas, vive en el sutil mundo virtual. Es más, se pueden encontrar evidencias, huellas de esos poderosos y malvados rivales en el teclado, la pantalla, el ratón, los altavoces o la web-cam. Y las alertas se activan con tan sólo escuchar la musiquita de iniciación del Windows, provocando también que muchos estómagos se acaben en diarrea.

Facebook, My Space, y demás redes sociales, Hotmail Messenger o los simples correos electrónicos que escupen a diario Gmail, Yahoo, etc. son los culpables de más rupturas de parejas hoy en dia que las que podrían lograr medio millón de hombres y mujeres tangibles, reales, inteligentes, divinas, en celo, y dispuestas a complacer a cualquiera un sábado por la noche en los antros de la ciudad. Bueno, no es que sean “culpables” literalmente, pero para mucha gente que no está segura de si misma ni confía en su pareja, sí pueden llegar a ser una tortura.

Claro que las redes sociales no sirven solo para mantener al amante virtual o al pretendiente que de frente no puede hacer declaraciones pero que en la intimidad que presta este servicio, incluso puede poseerte, ofrecerte como carnada al delincuente y mostrar a una extensa gama de clientes que se atreven a ventanear sus vidas privadas y todavía con fotografías a todo color en donde comparten hasta el perro de la familia.

No hay tiempo para vivir la vida real. En las noches, el par de amantes a duras penas se ven, comparten la cena y, con mucha suerte, se echan un polvo rutinario, de afán,… y mañana la rueda volverá a girar. La mayoría de las relaciones las gobiernan deseos irrenunciables de posesión, control y exclusividad para la otra persona, como garantía de la supuesta autenticidad del amor. Queda muy poco tiempo para socializar en profundidad con gente distinta, al margen de nuestra “ama o dueño”. Y las pocas veces que salimos con amigos, por lo general son amigos comunes, casi familia. Y es entonces cuando surgen las grandes “traiciones virtuales” que están acabando con las uniones estables. (Que se ve que muy estables y maduras no son).

Conozco a mucha gente que tiene por “sana costumbre” utilizar la desconfianza en su pareja como mecanismo de defensa y motor que les conceda la tranquilidad para no tener que pasar por el esfuerzo de superar sus propios traumas, complejos, fealdades, carencias, miedos o chaparra estatura.

Hay gente (por desgracia, demasiada) que es perfectamente capaz de gastar al día muchos minutos, incluso horas, intentando saber con quién habla su pareja; en medir los tonos, los gestos y la dimensión de los afectos. Incluso algunas y algunos en plan grotesco y burdo se dan la maña de invadir los correos personales, averiguar contraseñas, espiar la bandeja de mensajes enviados y recibidos del teléfono celular del otro, entrar en el Facebook de los amigos de su pareja para intentar ver cualquier pista, cualquier indicio, frase, cualquier probable foto o comentario que lo pueda comprometer con alguien (no es nada personal si es este su caso).

Y en ese tormentoso ejercicio muchas mujeres y hombres de talla pequeña consumen buena parte de su ocio, que, si no mediara una paranoia tan grande, lo podrían utilizar para culturizarse no un poco más, sino cultivarse o mejorar la relación de manera efectiva labrando a su vez su espacio propio. Se obsesionan, se auto flagelan, leyendo intimidades a veces ajenas, diarios, cartas, sufriendo con progresión, con anticipación, padeciendo por curiosidad morbosa y masoquista el matrimonio o noviazgo que finalmente aceptan porque no se atreven a renunciar ni a ser jubiladas.

Por error un día y ante la insistencia de este aparato que te inventa “amigos”, caí en la tentación de saber quién era esa persona que “deseaba ser mi amigo”, y oprimí la tecla sin darme cuenta que estaba dándome de alta en un mundo en donde las vidas privadas se convierten en públicas. Ahí me enteré de gente que sufre alucinaciones y persecución secuestrable pero que se exhibe. No lo entendí cuando descubrí que se comparte an te el público con sus hijos exponiéndolos a las redes de la delincuencia que “está organizada”.

Por supuesto que sentí un escalofrío en toda la espina dorsal al ir enterándome de relaciones de hombres y hasta de mujeres que han enviudado y que se atreven a escribir deleitadas por el sabor del chile habanero y las bombas yucatecas, que ya estrenan novio o amante tras el permiso del hermano, que sí la otra ha recibido una bofetada guajolotera de parte del esposo y una semana después comparte en la red la “reconciliación estupenda…” De esto y más usted puede enterarse en Facebook, en donde la intimidad se exhibe y le llega a usted gratuitamente.

Sé que muchas empresas antes de contratar a una persona, éste primero es investigado a través del Facebook para conocer las debilidades, defectos, adicciones y por supuesto, la vida íntima del candidato a la dirección o puesto alguno. Y es que en esta red social usted puede conocer al candidato a contratar a través de su álbum de fotos: ejemplos hay miles por mencionar y algunos demuestran ahí sus debilidades o carencias culturales.

La gente “sola” es adicta a las redes sociales, y no es una suposición, está comprobado a través de estudios a un millonario grupo de personas que están rodeados de objetos, de compañeros de trabajo detestables, de aduladores (los que tienen dinero o poder), de acreedores (los que están jodidos), de familiares (con su vida aparte los que tienen suerte), de amigos del alma (que ya cogieron otro camino y vemos poco), y de enemigos (los que corren muchos riesgos o viven al límite). Sí es gente que tiene pareja e incluso hijos pero que está terriblemente sola.

Y esa soledad muchas veces no la mitiga ni una pareja estable, con la que en ocasiones ni siquiera se coincide en casa por diferencia en los horarios de trabajo, por dedicación a los hijos en el poco tiempo que queda, o por vivir más pendientes de pagar las facturas y progresar económicamente, que de hablar de las pequeñas cosas, emociones miedos o sentimientos que en verdad les preocupan.

Entonces aparece Miss “Facebook” desnuda y voluptuosa, o My Space, en liguero, o el Messenger de Hotmail personificado en la figura virtual de la amiga comprensiva que dejaste atrás hace algunos años cuando te empezaron a exigir exclusividad y posesión. O aparece esa persona anónima que escribe con mucha sensibilidad, que llena los vacíos, que nunca habla de problemas ni nos exige nada. Y de repente él o ella se abre como nunca, como hace muchos años que no lo hacía, y se sienten tranquilos por un momento, y la emoción, la deliciosa incertidumbre, la capacidad de asombro, vuelven a tocar a la puerta. ¿A poco no?

Pero es una ilusión. Ese sentimiento dura lo que tarde su pareja en darse cuenta de es capaz de disfrutar con otra persona que no sea ella, y eso es algo que no podrá soportar; aunque esa asquerosa bruja o abusivo príncipe invasor fácilmente se encuentren a 13.800 kilómetros, y un par de mares que los separa.

Y quien haya pensado que al “no ser real” no hay problema, se equivoca. El nivel de furia, de irracionalidad, de desestabilización que puede encontrar un sabueso o sabuesa con una amistad o romance virtual de su pareja, es casi igual o peor de horrible que lo que sentiría si lo encontrara a uno en la cama matrimonial con la amante en cuatro patas y el 85% del aparato reproductor introducido en la humanidad de una bruja perfumada (más bonita que ella, más culta y, de paso, con plata) tangible y de carne y hueso. O viceversa.

Sí., Facebook es un escaparate en donde la gente sola y de manera irresponsable se enseña e incluso entre las líneas de los comentarios deja un espacio óptimo que el delincuente utiliza para cazar a su presa. No es exagerado, usted y todos nos hemos enterado cuando alguien se va de viaje a Europa por sesenta días y no es viaje de 1200 pesos, sino de 24mil dólares, más lo que lleva para gastar, así que sino es bonita al menos tiene dinero y con este anuncio gratis, le sobrarán sino pretendientes, sí muchos interesados en su piel.

Seguro que usted tiene una experiencia parecida: no le dé vergüenza, ampárese en el anonimato de su nick (si, total, muchas personas lo hacen para insultar, hágalo usted como catarsis, para algo bueno) y compártanosla. Pero tenga cuidado porque su pareja puede espiar los comentarios que usted hace, puede medir sus “intenciones ocultas”, calcular su ironía, o sopesar su nivel de compromiso. Puede celarla (lo) incluso conmigo, y su relación puede terminar con un certificado de defunción expedido por Hotmail Messenger, Facebook o, lo que es más público, una esquela en Zona Libre.

Y si aún no le ha pasado, no se preocupe que ya le llegará.
Para comentarios escríbeme a morancarlos.escobar@gmail.com

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