viernes, 19 de noviembre de 2010

Hazle caso a tu corazón

Por Carlos Morán

Por supuesto a Alejandra Cruz Toledo Zebadúa, nueva Diputada en el Congreso Local

Gracias a Dios siempre he escrito lo que se me pega la gana, esa es la gran diferencia, que  “no escribo por encargo”, y cuando escribo asumo que,  todo escritor cuando escribe alguna cosa se involucra. Yo siempre he tenido deseos de hablar sobre lo que significa ser una celebridad y, al mismo tiempo, estar totalmente aislado. En el caso del escribidor él es eso.

Un amigo me pide que escriba sobre “la mujer divorciada”, el lleva dos experiencias y no estoy dispuesto a escribirle públicamente porque luego me odiarán muchas y me aplaudirán tantos que, no descarto lo que siempre he opinado “Que las personas sienten un placer enfermizo al quejarse constantemente de las condiciones en las que viven. Yo pienso lo mismo: los verdaderos hombres y mujeres son los que crean las condiciones ideales”

Usted se preguntará cómo se puede hacer eso y es muy simple, un sabio chino ya dio la solución hace miles de años: hay que cumplir cinco puntos. No obstante, antes de extenderme sobre estos cinco puntos, es necesario saber que hay que comenzar por respetarse a uno mismo y por concentrarse en lo que deseamos y queremos ser, aunque eso no le guste a nadie o no nos de millones de pesos para vivir.

¿Cómo sabemos lo que deseamos? Muy simple, cuando nos sentimos bien al realizar determinada tarea. Por consiguiente, todo lo que nos hace perder el entusiasmo y el respeto por nosotros mismos es nocivo, aunque conlleve poder, dinero o éxito. Ya he visto a mucha gente asfixiada por el éxito y el dinero fácil, cometiendo errores que acaban destruyendo un trabajo de años,  arruinando un matrimonio con hijos; abandonándose en borracheras monumentales con amantes temporales, volviéndose agresivos, rigurosos o amargados. Estas personas están lejos de sí mismas y lejos de los demás porque llegó a ser  “eso” por otros alimentado su propia vanidad.


Pero mejor retornemos a lo del sabio. Este chino escribió un libro sobre la guerra, pero los cinco puntos de su lista pueden aplicarse a cualquier tarea realizada por el ser humano. En una habla sobre la ley de la voluntad, y acabamos de hablar sobre ella: solo debemos hacer aquello que llena nuestro corazón de entusiasmo. Si pretendemos ignorar esto, si retrasamos el momento de vivir lo que soñamos, perdemos la energía necesaria para cualquier transformación importante en nuestras vidas. Alguien ya dijo una vez, y muy apropiadamente: “No conozco el secreto del éxito, pero el secreto del fracaso es procurar seguir siempre la voluntad de los otros” o ser como la sociedad impone que seamos.

De la misma manera que una guerra trabada en invierno exige un comportamiento y un equipo diferente a los de una guerra que tenga lugar en verano, el ser humano debe aprender a respetar sus propias estaciones, no intentando actuar en el momento en que hay que esperar, y no intentando esperar en el momento en que hay que actuar. Como las ambiciones de un político por competir cuando sabe que no están las condiciones para él y no es el tiempo…

En la ley de los aliados, nadie consigue luchar en solitario. Hacen falta amigos que nos den fuerza cuando la necesitamos, gente que nos aconseje sin miedo a lo que vamos a pensar. Como dice un poeta, “ningún pájaro puede volar alto usando apenas sus propias alas”. Una tarea que pocos hombres hacen es sumar esfuerzos, sumar gente y esto me recuerda a Cheque Orduña, quien en plena campaña a la presidencia municipal, no se encolerizó y le negó la mano a sus enemigos, al contrario, siguió siendo como su corazón le dictó a pesar de lo que otros opinaban, porque él más que nadie sabía que, con uno menos, el podría perder.

Por último este chino habla sobre la  ley de la creatividad, en donde solo existe una manera de entender las cosas: cuando intentamos cambiarlas. No siempre lo conseguimos, pero acabamos aprendiendo, porque buscamos un camino aún no recorrido, y el mundo está lleno de este tipo de caminos. El problema es que todos temen los bosques vírgenes, los mares nunca navegados, ya que lo desconocido da la sensación de que nos podemos perder.

Pero como me dijo una vez el amigo sacerdote Alejandro Padilla “nadie se pierde, porque la mano de Dios misericordioso siempre está sobre la cabeza de los hombres y las mujeres con valor y buena voluntad, que se atreven a ser diferentes porque creen en sus sueños”

Y los sueños van atados a nuestro corazón, debo contarle que una vez, hace varios años una niña que caminaba todos los días de regreso a casa de la escuela. Una tarde de tempestad, cuando los vientos incluso soplaban con fuerza y los rayos y los truenos sacudían a toda la región, la madre de ésta se preocupó y telefoneó al colegio y una monja,  insensible al fin,  le dijo que se había ido bajo los aguaceros…

Claro que la madre al ver que no llegaba, se puso el impermeable y salió, imaginando que su hija estaría resguardada en la puerta de alguna casa en espera a que la lluvia pasara. Cuando dobló la esquina vio a la niña totalmente empapada  que caminaba lentamente en dirección a la casa; pero paraba cada vez que caía un rayo, miraba hacia el cielo y sonreía.

La madre llegó corriendo, colocó a la niña bajo su capa y le preguntó por qué se había demorado tanto. -¿Es que no ves los flashes? -dijo ella- ¡Dios me está sacando fotos!

Así es la fe, nos arriesga en atravesar caminos sin medir peligros porque la confianza en uno mismo es superior a lo que un nuevo sendero te pueda sorprender, aunque a veces la fe debe analizarse, porque sucedió que una vez en Japón, durante la evangelización, un misionero, que no llegó como los venidos a América en conquista,  fue hecho prisionero por samuráis. -Si quieres continuar vivo, mañana tendrás que pisar la imagen de Cristo en frente de todo el mundo -dijeron los guerreros.

El misionero se fue a dormir sin alojar dudas en su corazón: nunca cometería semejante profanación, y estaba preparado para el martirio. Despertó a la  mitad de la noche y, al levantarse de la cama, tropezó con un hombre que estaba durmiendo en el suelo. A punto estuvo de caer de espaldas de la sorpresa: ¡era Jesucristo en persona! -Ahora que ya me has pisado en carne y hueso, ve ahí fuera y pisa mi imagen -dijo Jesús-. Porque luchar por una ideal es mucho más importante que la vanidad de un sacrificio.

Para terminar le contaré que un día rezando por todos…  Un campesino con la mujer enferma llamó a un sacerdote  a su casa. El sacerdote empezó a rezar pidiendo que Dios curase a todos los enfermos. -Un momento -le interrumpió el campesino-. Yo lo que le pedí que rezara por mi mujer, y usted se ha puesto a rezar por todos los enfermos. Al final, a lo mejor se beneficia mi vecino, que también está enfermo y que además, no me cae nada bien.

 -Al rezar por todos, estoy uniendo mis oraciones a las de miles de personas que se encuentran ahora pidiendo por sus enfermos. Sumadas, estas voces llegan a Dios más fácilmente  y benefician a todos. Divididas, pierden fuerza y no llegan a ninguna parte.

Pero así somos los humanos, nuestro lado animal a veces hasta en cuestiones de fe y doctrina, nos expone como reprobados. Por eso le dedico mi escrito de hoy a Alejandra Cruz Toledo, porque fue una mujer que se confió, que actuó según su corazón y el resultado fue la invitación a convertirse en Diputada en el Congreso Local de Chiapas. Una muestra más que la vida premia con excelente cosecha cuando se sabe sembrar y que el amor sólo descansa cuando muere. Un amor vivo es un amor en conflicto…(espero no vivir engañado)

Por cierto, me agradaría mucho  Roberto Domínguez Castellanos o Blanca Ruth Esponda para rector de la UNACH, aunque todo apunta en beneficio de Rodolfo Calvo Fonseca y Roberto Villers está en el último lugar de las encuestas. 

Para comentarios escríbeme a morancarlos.escobar@gmail.com 

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