sábado, 20 de noviembre de 2010

Mario Reyes Vera Salazar; Un tapachulteco con valor

Carlos Morán
Escribir y hablar de Don Mario Reyes Vera Salazar, significa hacer referencia a un hombre ejemplar, íntegro en toda la extensión de la palabra; una institución en las Relaciones Humanas que a su paso por esta vida, no solo compartió, sino que se convirtió en el modelo de muchos a seguir.

Comenzare compartiéndole que Mario Reyes Vera Salazar nació en Tapachula el 6 de enero de 1938, Es (me cuesta un poco escribir en pasado) el segundo de cinco hijos del hogar de José Reyes Vera Gurrión, originario de Juchitán Oaxaca y de Dionisia Salazar; el único con el apellido Reyes Vera, apellido compuesto que por razones inexplicables el Reyes se perdió en el camino y se dio a conocer como Vera, únicamente.

Mario Reyes Vera Salazar, llegó al mundo con una misión especial, y para que esa misión se cumpliera tendré necesariamente que decir que, desde niño manifestó ser un hombre de extraordinaria disciplina, un hombre de carácter templado y obediente que cursó la primaria, la secundaria y, cuando tuvo que decidir su futuro, fue su padre quien no se equivocó al decirle que “tenía que aprender un oficio para enfrentar el mundo y ganarse el sustento diario”.

Como la historia es maravillosamente fantástica pero real, debo compartirle que, cuando tenía 15 años, llegó a Automotriz del Soconusco, en calidad de aprendiz, ingresó al departamento de servicio en donde descubrió su verdadero talento, fue instruido por los mejores hasta que su lógica e inteligencia superó a los maestros y todas las expectativas formándose a pulso una carrera propia en donde se especializó por correspondencia en maquinaria diesel y gasolina, convirtiéndose gracias a su capacidad en el mejor mecánico y posteriormente en jefe de taller así como en jefe de servicio llegando a la cima más alta del organigrama de la empresa: La gerencia general.

Durante todos esos años, Mario Vera no solo se distinguió por ser el mejor en su ramo, sino que se ganó el respeto y admiración de todos sus compañeros gracias a su excelente caballerosidad y educación con que se comportó. El carácter domesticado y su inteligencia natural lo convirtieron en un hombre ejemplar y admirado por todos.

Desde su llegada a la empresa, se ganó la amistad de cada uno de sus compañeros y Don Ciro Farrera, el dueño, se identificó con él cuando descubrió que el joven Mario, aquel muchacho que había llegado a aprender un oficio, compartía con él la misma filosofía: la sencillez y la humildad. Y la admiración fue reciproca, por lo que a través de su carrera de vida Mario Reyes Vera, demostró ser un apasionado del trabajo, un hombre a quien le gustaba lo que hacía y sí le pagaban por hacer lo que le gustaba, el resultado siempre fue evidente.

Por el camino se convirtió también en Gerente de Automotriz del Tacaná, división maquinaria, empresa que cierra sus puertas y Don Mario, como se le conocía popularmente, se convierte en gerente de ventas por muchos años de Automotriz del Soconusco integrándose de lleno al grupo Farrera. Tenía no solo el conocimiento en maquinaria, sino en el trato humano, el desarrollo de ventas y lo más importante, un poder genial de convencimiento, tanto que fue comparado como el personaje de aquella historia de Og Mandino en “El vendedor más grande del mundo”, y por si fuera poco, no tenía secretos, compartía con todos lo que sabía hacer.

Su trayectoria bien cimentada no solo le dio el conocimiento general de toda la empresa, sino que cultivaron en él un desarrollo especial en las Relaciones Humanas, una virtud natural que lo salvó siempre otorgándole un extraordinario perfil que lo llevó a la gerencia general de Automotriz del Soconusco, un sitio que se ganó gracias a su capacidad de liderazgo y conocimientos generales.

Humano al fin, no le fue del todo bien en la vida, su primer matrimonio en donde procreó junto con su primera esposa dos hijos de nombre Mario y María Elena Vera Culebro, se disolvió por razones personales. Fue así como el destino quiso que Delina Zarate, llegara un día a la empresa en donde él colaboraba, no fue amor a primera vista, pero sí un impacto que lo marcó para siempre. Delina se marcha al Distrito Federal, y Mario va tras de ella, le pide que se case con él y el 15 de noviembre de 1986, comenzaron una nueva aventura que se cimentó con amor y respeto.

Al lado de Delina, quien ya tenía dos hijos, Claudia y Carlos, inició una vida nueva a la que se integró un nuevo fruto del amor: Mauricio. Narran con orgullo los hijos que no fue solamente un padre ejemplar con quien convivieron, sino un hombre justo y de buen corazón que no distinguía a nadie, que a todos, invariablemente, amó y dio equitativamente lo que a cada uno le correspondía. Y así era en su vida profesional, un hombre que se dejaba llevar por la nobleza de su corazón, acto y aptitud que le dio la gloria de colocar a la empresa Automotriz del Soconusco, entre una de las 25 mejores del país, durante 5 años consecutivos.

En 1995, en medio de la crisis nacional, Mario Reyes Vera Salazar, crea un esquema y plan de financiamiento que sirvió de cimentación para los posteriores financiamientos aceptándose su propuesta y llevándola a cabo en todo el país.

Tal vez usted se pregunte ¿Cómo un hombre que no fue a la universidad podía tener esa capacidad y conocimiento en finanzas? No existe respuesta, la genialidad se da en todos los hombres y solo aquellos que tienen la inteligencia pueden descubrirla y echarla andar. Mario, fue uno de esos grandes que no se vanaglorió por su logro, porque ante todo, primero estaban los intereses de la empresa, en seguida la de los clientes y por último la de él.

Era común verlo en juntas nacionales en donde se aplicaban casos para desarrollar y Mario Reyes Vera, sin el procedimiento que la universidad académicamente otorga, obtenía el resultado en minutos. Demostró siempre que las matemáticas son prácticas y que no importa tanto el procedimiento cuando se llega al objetivo y siempre, indudablemente, fue consejero de muchos que buscaban en él palabras sabias.

Por supuesto que recibió múltiples reconocimientos por su capacidad y don de líder. Aprendió durante 55 años que estuvo sirviendo con suma lealtad al grupo Farrera, que no fue solamente un hombre que sabía el valor de serlo, sino que compartió lo mejor de su vida y sus conocimientos con hombres y mujeres que hasta hoy, lo recuerdan no solo como un ser íntegro, sino único.

Se retiró de la empresa cuando su corazón se lo dictó pero volvió por unos años más en calidad de una segunda etapa. El 7 de febrero del 2005, recibió un reconocimiento del Grupo Farrera, por su excelente labor en la empresa a través de 55 años, pero sobre todo al frente de la Gerencia General de Automotriz del Soconusco, los directivos compartieron con él la satisfacción de haber cumplido las expectativas que se vieron reflejadas en reconocimientos nacionales tanto en GMAC, CAR CARE PLAN, SUAUTO y GM; cumpliendo así con una misión e ingresando a un nuevo proyecto.

En el año 2005, abre en Tapachula el mercado de la marca TOYOTA, con más de trescientas unidades vendidas. Había decidido seguir en lo mismo porque un hombre como él con creatividad, talento e inteligencia, no podía quedarse a esperar el final ya que el final llegaría de cualquier manera y en agosto del 2009, comenzó una batalla distinta, ahora lucharía por la vida porque un diagnostico terrible amenazaba con ganarle de todas formas.

Siendo un hombre fundamentalmente convencido y practicante de su fe cristiana, se puso en manos de Dios y de especialistas que finalmente no pudieron echar abajo la decisión de Dios, y el 19 de noviembre de ese mismo año se fue en paz. Dejó a sus hijos, nietos y desde luego a su compañera de toda la vida con quien compartió más de treinta años…

Hoy a Don Mario Reyes Vera Salazar, se le recuerda como un ser valioso que dejó huella a su paso por este mundo, ese es el secreto de la vida, haber transitado dejando buenos recuerdos que lo mantendrán entre nosotros ¡siempre vivo!

Agradezco a todas las personas que intervinieron amablemente en aportarme datos y anécdotas de la extraordinaria vida de este hombre que, por primera vez, tengo que recurrir a fuentes alternas y personas que convivieron con un hombre que les dejó la mejor herencia: Una vida, la trayectoria humanística de un hombre que supo honrar a su familia, el apellido y a cientos de amigos que siempre le han admirado ¡Descansa en paz!

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