Alejandro Moguel
Mujeres en el Congreso tomaron el micrófono y alzaron sus voces.
Mostraron quienes tienen dotes de buenas oradoras y quienes sólo cumplen con el requisito de usar la tribuna para representar a sus partidos políticos.
En el marco del día internacional el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, siete diputadas locales leyeron textos alusivos a esa fecha y en los que también expresaron sus puntos de vista respecto de los avances en la equidad de género y, lo que a su juicio, falta por hacer en los ámbitos públicos, privados y en la familia para alcanzar niveles óptimos en el trato a las mujeres.
Cuatro de ellas mostraron dotes de buenas oradoras, aunque más adelante aprenderán a dominar aún más los escenarios repletos de asistentes, como
el que tenían enfrente el jueves reciente en el Congreso del Estado. No es fácil si uno no está acostumbrado a ello.
Se trata de Rita Guadalupe Balboa Cuesta del PRI, periodista de profesión y ahora incursionando en el ámbito político.
Alejandra Cruz Toledo, propuesta del PVEM pero priista también ella, Claudia Orantes del Partido Acción Nacional y Guadalupe Rovelo Cilias de Convergencia.
Las cuatro leyeron bien sus textos, con las pausas necesarias, con el énfasis acertado y con el matiz político necesario en esos casos.
Las otras tres damas hicieron su mejor esfuerzo.
Sobre el contenido de todos los textos, nada nuevo.
Estuvieron exigiendo metas aún no cumplidas en el trato que los varones dan a las mujeres en los diferentes ámbitos de la sociedad.
Ellas deberían estar conscientes que el "machismo" forma parte de la cultura y la idiosincrasia de la sociedad mexicana y, con toda seguridad, habrá
muchas cosas que no podrán borrarse de tajo de un momento a otro.
Más aún, cuando en México existe un marco jurídico a la altura de los mejores del mundo pero sus leyes casi nunca se cumplen para impartir justicia sino a conveniencia de los poderosos solamente.
Pero bueno, es loable de todas formas el esfuerzo hecho por las referidas legisladoras al tratar de asumir una posición de liderazgo y de representación legítima frente a su género.
Alguna de ellas, durante su participación en tribuna el jueves pasado, dio cuenta de una lista amplia de leyes aprobadas en el legislativo chiapaneco
para proteger los derechos de las mujeres y otorgarles la posibilidad de llevar una vida digna en su entorno familiar.
Las leyes ahí están.
Las diputadas deberían buscar formas o mecanismos, eso sí, para supervisar y evaluar a las instituciones -procuraduría del menor y la familia, por ejemplo- o los juzgados familiares y tener a la mano datos duros y reales del seguimiento que esas instancias dan a las denuncias presentadas por mujeres sobre maltrato familiar o discriminación laboral.
Y, sobre todo algo muy importante, dar a conocer a la sociedad en su conjunto sobre los resultados obtenidos.
Solamente así, la sociedad podrá saber si hay o no más equidad de género en el transcurso del tiempo y las autoridades podrían corregir errores que hayan sido detectados.
INTOLERANCIA
Apenas unas horas después de haber tomado posesión como diputado a la sexagésima cuarta legislatura de Chiapas, Lester Hernández Esquinca dio
muestras de intransigencia e intolerancia, dos comportamientos que deberían estar eliminados de la actitud de quienes se dedican al oficio público.
Al contrario, quienes viven de la política deberían promover con entusiasmo mayor tolerancia y diálogo entre sus iguales y sus representados en búsqueda de armonía social, uno de los propósitos esenciales de la ciencia política.
Pero no. Esos conceptos parecen no estar en el diccionario del ex presidente del Órgano Superior de Fiscalización (OSF) y ex alcalde de Jiquipilas,
cargos desempeñados por el referido Lester no por méritos propios sino gracias a decisiones del exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía.
"Te voy a partir la madre", amenazó Lester a otro diputado al momento de estrecharle la mano en forma de saludo fingido, frente a varios reporteros
que cubren la fuente legislativa y a uno que otro curioso que estaba a su alrededor.
Quienes presenciaron esa escena se quedaron estupefactos y no daban crédito al vocabulario vulgar del diputado del PRD, inusual entre quienes
desempeñan esos cargos.
Su interlocutor era Enoc Hernández Cruz quien fue candidato del Partido del Trabajo a diputado local por el distrito de Cintalapa, en las elecciones
locales del 4 de julio pasado y, por tanto, contrincante de Lester en aquella competencia política.
Quienes se dedican a la política saben perfectamente que una competencia electoral termina el día de las elecciones y, si hay que hacer algo después
de esa fecha, tendría que hacerse en los tribunales superiores pero el trato humano con el adversario debe ser de civilidad pues no hay motivos
suficientes para retar a golpes al adversario porque eso no es oficio político.
Lester adoptó una actitud de personas iletradas y de inteligencia limitada que se juntan en las cantinas, regularmente.
Lo que Lester hizo a Enoc está más allá de una simple amenaza personal.
Está retratando a un legislador que usa el poder para aplastar a los demás y abusar de terceros, como lo hizo en el Órgano Superior de Fiscalización
cuando chantajeaba a los presidentes municipales o cuando fue presidente municipal, cuando hizo y deshizo con el erario público quien sabe para
beneficios de qué o de quienes.
Porque muchas agrupaciones sociales protestaban- y se quedaron con eso porque no pasó a más- porque incumplió con compromisos de campaña y
porque abandonó a sectores más necesitados de su municipio.
De ambas cosas hay suficientes elementos probatorios en los periódicos de la época, de muchos oficios enviados a las autoridades superiores para
pedir ayuda y de personas agraviadas que estarían dispuestas a expresar su inconformidad en el momento que uno se lo solicite.
Allá el diputado vulgar si desea seguir cosechando mala imagen o decide cambiar de actitud para servir verdaderamente a los chiapanecos, o decide
seguir insultando a todo aquel que piense diferente a él o contra de aquellos que sean sus adversarios políticos.
Cortos
La planta de biodiesel, primera en México, y que fue inaugurada la semana pasada por el gobernador Juan Sabines y el presidente Felipe Calderón
constituye una muestra más que Chiapas está avanzando a pesar de las adversidades económicas por las que está atravezando el mundo entero. Es
indicativo que hay un enorme potencial en la zona sur del país que está interconectándose con otras potencialidades de otras naciones.
Email: alexmoguels@hotmail.com
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