lunes, 4 de octubre de 2010

Carlos Morán

Roberto De Los Santos


Una voz de oro…
Tenía Roberto De Los Santos Cruz, 17 años, cuando descubrió con certeza lo que deseaba ser en la vida. Sí, él, a diferencia de muchos pudo sentir con claridad que su misión era hablar, expresarse y comunicarse, tener ese vínculo especial con la sociedad a través de lo que hoy es una profesión que muchos cursan sin saber realmente porqué: Comunicaciones.

Su historia comienza el 28 de julio de 1943, siendo el integrante de una tribu generosa que educó don Hermilo De Los Santos Palacios, un humilde carbonero que además de estudios a base de esfuerzos, le enseñó a sus hijos que el trabajo honrado es el valor más grande que un hombre puede poseer. Su madre, doña Carmen Cruz López, apoyaba a la economía familiar vendiendo verduras y después pollos en el mercado, sin olvidar que el ingrediente más importante para cada uno de sus 7 hijos, era el amor.

Es por decirlo de la manera más sencilla, integrante de una generación en donde los padres sino tenían completo poder sobre sus hijos, al menos, tenían el poder para pulirlos y enseñarles a honrar un apellido sirviendo a la sociedad decentemente.

Su padre fue fundador de la Unión de Carreteros y Carretoneros de Tapachula, por eso desde niño corría en los salones de la CTM, lugar al que su padre lo llevaba, sin saber que, en 1965, se convertiría en Secretario General del Comité Ejecutivo de la Federación Regional de Trabajadores del Soconusco de la misma CTM.

La vida de Roberto De Los Santos, es un poema que bien vale la pena compartir porque vivió igualmente en una época en que sí los padres no podían dar los estudios a sus hijos, éstos, se las ingeniaban, claro está, cuando tenían deseos, forjándosela con su propio esfuerzo. Y este es el caso de Roberto, quien cursó la primaria en la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez y, para poder pagarse la modesta carrera de Taquimecanógrafo en la reconocida academia Pitman, fundada y dirigida por el extinto maestro Felicitos Pereda García, por las mañanas vendía carbón para poder pagarse sus estudios y todavía, arregló con el dueño de la escuela que, él haría el aseo para que le cobrara menos…

Su amor por la comunicación ha sido tan grande que, en 1960, decidió ingresar a trabajar a la XEKQ como “mandadero” o en la categoría de servicios generales con el miserable sueldo de 200 pesos mensuales con los que se apoyaba para sus estudios de secundaria que realizó en Escuela Particular Belisario Domínguez. Trabajó también con el Sr. Rodolfo Gutiérrez González como Agente de Seguros de Vida “La Nacional”.

Poco después y ante la clara inclinación, en la radio le dieron la oportunidad de estar como operador de controles y llegar a ser locutor, un oficio que si bien no se formaba en una escuela, el poseedor de este empleo debía ser una persona con una estampa en donde no solo la voz contaba sino que se debía portar con un nivel cultural generoso. Algo que hoy por supuesto que solo se puede apreciar en pocos que están al frente de un micrófono en cabina y que tienen honestidad y responsabilidad al salir al aire…

Solo que antes, quiso el destino que el Banco Comercial Mexicano, hoy Santander, lo contratara con un salario de 715 pesos, trabajo al que renunció cuando la radio le abrió las puertas para contratarlo por un sueldo inferior. Acción que su padre no le perdonó nunca por obvias razones ya que solo un loco podía despreciar un buen sueldo por seguir sus sueños, algo que en aquellos años no se entendía y hoy los padres lo comprenden de más. Afortunadamente.

Cuando solicitó el empleo para ocupar la honorable plaza de locutor descansero (que cubría los descansos de los locutores) fue enviado a Campeche en donde se inició como locutor de la estación de radio X.E.C.A.M, así, tras haber finalizado su contrato en esa ciudad volvió a Tapachula y comenzó a hacer los trámites para obtener la certificación de aptitud como locutor.

Cuenta Roberto De Los Santos durante la entrevista que él no aprendió a bailar como otros muchachos de su edad, porque mientras ellos aprendían los pasos nuevos y rockanloreros que llegaban a Tapachula, aunque tarde, él se afinaba la legua de oro para conquistar no solo a las muchachas de la ciudad, sino a todo un auditorio que comenzó a ganarse día a día.

Así, el 20 de septiembre de 1965 tras la presentación de un examen de conocimientos y cultura general, obtuvo el certificado de aptitud #333 como locutor “B”, signado por el cultísimo Sr. Álvaro Gálvez y Fuentes, conocido y reconocido en la radio y televisión como “El Bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes”. Roberto habla de un examen que incluía pronunciación de palabras extranjeras, historia de México, Geografía, sinónimos, improvisación y en fin, un examen escrito y otro verbal en donde debía improvisar un spot.

Solo que antes, y cuando todo marchaba bien, le ocurrió algo parecido que al mismo Adán en el paraíso, una joven mujer que tuvo el deseo de descansar un tiempo de los estudios mientras cursaba el bachillerato, decidió ingresar a la radio en donde él trabajaba para colaborar y de paso, inquietarle el corazón…

Si, fue Yadira Robledo Méndez, la mujer que convirtió sus noches de sueño en insomnio, la misma que le robó la voluntad y le domesticó el corazón. Así que ese mismo año que la conoció no pudo esperar más y como era un amor de verdad, el 27 de noviembre de 1965, le juró amor hasta la muerte en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, siendo aquel famoso presbítero Alberto Juárez, quien les impartió la bendición nupcial.

Roberto vivió la época de oro de los locutores de México, vivió cuando quienes desempeñaban este oficio eran en verdad personas respetables, gente que el pueblo admiraba por ese don de la palabra y la vasta cultura. Ahora, gracias a que la radio rompió sus fronteras, este noble oficio es salvado por excepcionales personajes que hablan con responsabilidad y se comunican con el auditorio de manera prudente y acertada, porque es importante decir que, este oficio está siendo devaluado por chamacos que, sin cultura y sin saber hablar correctamente, chacotean con un oficio que no solo lastima los oídos sino que prostituye la poca cultura social que existe.

Al lado de Yadira Robledo, Roberto fundó una familia con tres hijos: Roberto Elías, Juan Antonio y Carmen Yadira, los tres con una formación ejemplar y profesión. Pero nada es perfecto en esta vida y cuando la felicidad estaba estacionada en su hogar, la madrugada del 12 de abril de 1997, Roberto y Yadira, recibieron sin duda el golpe más grande que pueden recibir unos padres, la noticia del accidente automovilístico y fallecimiento de su primogénito Roberto Elías, y con la perdida de este hijo, a Roberto se le va también su fuente de inspiración.

Después de la muerte de este hijo ya nada fue igual. En 1999 fallece don Hermilo De Los Santos y en el 2002 entierra doña Carmen Cruz, sus padres a quienes siempre honró y tuvo la fortuna de cuidar.

Roberto De Los Santos Cruz, no solo ha sido un ejemplar locutor, sino que ha sido Secretario General de la Sección Tapachula del S.T.I.R.T. y también a nivel estatal. Ha pertenecido a la clase priísta más disciplinada del país toda su vida convirtiéndose de 1972 a 1978 en Secretario General del Comité Municipal del PRI, llegando a ocupar interinamente la presidencia; coordinó la campaña política para diputado local de Norberto DeGyves y en 1973 se convierte en miembro de la LII Legislatura al Congreso del Estado de Chiapas como Diputado Local por el XI Distrito Electoral con cabecera en Tapachula, terminando sus funciones en 1976.

Entre otros merecidos cargos de 1985 a 1987, dirigió los destinos de aquella Feria que sí era Internacional en Tapachula (FIT). Actualmente es Presidente de la Delegación Tapachula de la Asociación Nacional de Locutores de México A.C., coordinador y difusor y relaciones públicas del actual ayuntamiento, es socio activo de la Promotora Exposiciones de la Frontera Sur (la antigua FIT), socio de la APRyTCCH, columnista de la revista Soconusco News Network, así como de varios periódicos, colaborador de varias revistas y vocal del Concejo de Vinculación del Instituto Tecnológico de Tapachula, entre muchos cargos.

Esta es la jugosa historia de Roberto De Los Santos, un hombre de corazón humilde que en el camino se ha ganado el cariño de amigos, la confianza de su gente que siempre lo recuerda, un hombre que ha hecho realidad sus deseos y le ha cumplido a Yadira, en el amor y en la compañía que le juró hace 45 años.

Así que su palabra, así como su voz, tienen un valor especial, un merecido y respetable lugar que se ha ganado a través de los años.

Para contactar a Roberto marca el 62 5 28 33O al celular 962 10 2-51-74

Con Roberto De Los Santos, no me une solamente una amistad, sino una admiración y reconocimiento a su trayectoria y su especial filantropía. Es por supuesto, uno de los personajes que ilumina el antiguo corredor del parque Bicentenario, y que hoy la ciudadanía ha calificado como el Corredor de los Hombres Ilustres de Tapachula. Una exposición que estará ahí hasta los últimos días del año.

Con Roberto De Los Santos, he vuelto a mi antiguo oficio después de un par de semanas de descanso; compartir historias de vida, entrevistas y claro, reconocer a tanta gente de valor, personajes que en el anonimato han dado a Tapachula, un sello especial a nuestra sociedad.

(Para estar en esta sección escríbeme a morancarlos.escobar@gmail.com)

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